Jugar, ganar y enamorarse |✔

24.

Celos.

Sentimiento enfermizo que te vuelve en contra de los demás y de ti mismo.

Yo mismo no suelo ser celoso o inseguro. Aunque tampoco he tenido muchas parejas como para decirlo con certeza.

Todo ocurrió en un partido de los Caballeros de S.C vs otra escuela cuyo nombre no recuerdo y que hacia llamar "los Tigres" a su equipo de fútbol americano. Me acerqué con la excusa de ofrecerla agua a Thomas, que se veía inquieto y nervioso por este partido. Mucho más que de costumbre.

—¿Estas bien? —pregunté mientras extendía la botella en su dirección.

—Mi padre dijo que vendría a verme jugar.

Bueno, eso tenía sentido. Sin embargo, había algo más. Algo que sabía que no me estaba diciendo... me cuestioné por unos segundos acerca de cuestionarlo o no hacerlo y dejarlo ser. Presionarlo en este estado podía ser contraproducente, pero mi maldita curiosidad no me dejó no preguntar.

—¿Hay algo más? —cuando no me contestó, lo repetí, como una afirmación esta vez. —Hay algo más.

Él asintió a regañadientes y cruzándose de brazos. No me miró a los ojos cuando lo dijo.

—Mi ex.

—¿Disculpa?

—Mi ex estará aquí.

Mi primer pensamiento se dirigió a la opción más obvia y no comprendía porque estaría tan nervioso de que Angélica lo observara jugar. ¿Tal vez estaba asustado de que ella le dijera algo a su padre?

—No entiendo, ¿Cuál es el problema con ella?

Él me sonrió confundido— ¿Ella? ¿Estás pensando en Angélica? —solo afirmé en voz baja. —No me refiero a ella. Me refiero a otro chico con el que me acostaba. No sé si puede considerarse un ex, pero es la única forma que tengo de decirle. —se rascó la nuca con incomodidad.

—Oh.

Esa fue toda la respuesta que pude dar.

—¿Por qué demonios viene tu ex?

No quise sonar realmente celoso, pero por la expresión de burla y diversión en el rostro de Hanlon supe que soné terriblemente celoso y territorial, más de lo que debería haber sonado para refirme a una relación que no era de noviazgo (no oficialmente, por lo menos).

—Ahora, tranquilo Finn, no hay necesidad de sonar como un perro al que le quitan su hueso.

Era muy descarado de su parte decirme eso cuando él, la mayor parte del tiempo, parecía un niño caprichoso que no quería compartir nada con nadie. Mucho menos a mí.

—No contestaste la pregunta. —quise decirle como una observación sensata, sin embargo, salió algo así como un gruñido malhumorado. —¿Lo invitaste a ver el partido? —me escandalicé un poco frente a la perspectiva, pero él negó con la cabeza, gracias al cielo.

—Es jugador de los Tigres.

—La escuela contra la que compiten hoy.

—Así es.

Me quedé en silencio absoluto. Mi cabeza daba vueltas sobre la misma idea una y otra vez.

—¿Finn?

—¿Un jugador de fútbol americano?

Thomas puso los ojos en blanco. —¿Te vas a poner raro por eso?

—¿Raro? ¿Yo? —bufé como un toro enojado, intentando parecer despreocupado, pero fracasando. —Me mostrarás quien es antes del partido, ¿No?

—¿Para qué quieres saber? —preguntó haciendo una mueca. —estas siendo raro solo porque voy a ver un ex ligue, no sé si sea conveniente que...