CLAUDE
Claude sabía que debería dejar de hacerse ilusiones respecto a Leon, un chico claramente heterosexual, pero no podía.
—¿Y es 100% seguro que le gustan las mujeres?
—No lo alientes, Angélica.
Finn había intentado presentarle candidatos aptos, es decir, homosexuales y decentes, pero ninguno era como Leon.
Se suponía que era una broma, una manera de tomarle el pelo a uno de los Caballeros más tímidos, pero de algún modo salió mal. Como si el destino le dijera: Toma, por andar jodiendo, se te dio vuelta la tortilla.
Claude no supo cuando dejó de ser una broma y pasó de simplemente reírse de la incomodidad y las adorables reacciones de Leon a enamorarse tontamente de él.
—Soy un idiota.
Decretó, y nadie lo contradijo.
—Y recién te das cuenta. —murmuró con una sonrisa Jossie.
Claude le hizo pucheros.
—No es mi culpa haber caído rendido a los pies de uno de los chicos más sexis de la escuela.
—Bueno, en realidad te advertí que deberías dejar de acosarlo. Te metiste en el personaje y te enamoraste. —dijo Finn, incapaz de resistirse a decir "te lo dije"
—Ey, que le gusten las mujeres no significa que no le gusten los hombres.
Aportó Fred, después de ver tan abatido a su pobre amigo.
—¿Siquiera sabemos que le gustan las mujeres? Tal vez estamos asumiendo...—dijo Joss.
—Le gustan. Le pregunté a Thomas, su mejor amigo. —contestó Finn, logrando que Claude se desplomara en su asiento con un suspiro hondo.
—Bueno, pero Fred tiene razón. No significa que le gusten exclusivamente las mujeres...
—No tú también, Tae, si le hacemos ilusiones peor se decepcionará. —se quejó Finn.
Claude admitió que con justa razón. Sabía que su amigo podía ser duro, pero solo buscaba protegerlo de un dolor del corazón.
Pero lo que no sabía es que ya no podía, hace tiempo que se había enamorado de Leon.
Hay días en los que se levanta con motivación suficiente como para finalmente superar su amor no correspondido.
—No sería la primera vez que me enamoro de un chico heterosexual... o imposible para el caso, estoy enamorado de Harry Stiles desde los once años. —se encogió de hombros frente al espejo, intentando convencerse a sí mismo. —puedo con esto.
Pero luego Leon le da una mirada, una sonrisa, y su determinación por olvidarlo queda en la nada.
—Entonces... ¿No se te ocurrió simplemente preguntar? Preguntarle a Leon si le gustan o no los hombres. —propuso Tae con esa sabiduría que de vez en cuando lo caracteriza —ya sabes: "hablando se entiende la gente"
—No es tan fácil.
—Ni tan difícil. Puedo hacerlo por ti. Me da curiosidad. —dijo Angélica, pero Claude negó rápidamente con la cabeza.
—Preguntarle sería como admitirle que me gusta. Una declaración de amor en todo su esplendor.
—Claude por favor... le coqueteas todos los días, todo el tiempo. —Jossie sintió una gran frustración —Leon ya lo sabe. Como todos. Porque te encargaste de hacérnoslo saber.
—Bueno, pero eso puede pasar como una broma.—aseguró Claude ignorando la ceja alzada de sus amigos.
—"Entre broma y broma la verdad se asoma"
—A ver si lo dejas con los dichos de mierda, Tae.
Hasta que un día finalmente surgió la oportunidad de preguntar lo que quería saber y pasar desapercibido. En un juego de verdad o reto, una pregunta como esa pasaría desapercibida. Una más del montón de preguntas incómodas que hacen los amigos para molestarse en estos casos.
—Entonces, Leon... ¿Verdad o reto?
Suplicó a las deidades que escogiese verdad, y aparentemente lo escucharon.
—Verdad.
—Bien, entonces me dirías... ¿Te gustan los hombres? Quiero decir, ¿alguna vez te has sentido aunque sea un poquitín atraído por uno...?
Claude pretendió que sonase como una de sus bromas, que la pregunta fuera más coqueta que curiosa, pero salió de sus labios con nerviosismo y una seriedad poco característica en él. Todos se habían dado cuenta, pero nadie dijo nada.
—Bueno...—Leon pareció pensarlo por un momento, y eso fue suficiente para encender una chispa de esperanza en Claude. Nadie 100% heterosexual lo pensaría tanto, ¿no? —Cuando era más joven, como a los trece, admito que tuve una confusión con Thomas, no sabía si me gustaba o lo admiraba.
—¿Qué? —preguntó Thomas.
—¿Qué? —secundó Finn, tomando del brazo a Thomas e inconscientemente marcando territorio.
—Lo que escucharon. No te preocupes Thomas, ahora solo siento admiración. —dijo con una sonrisita —no te quitaré a tu hombre, Finn.
—No podrías. —Finn le sacó la lengua y todos se rieron.
Excepto Claude. Que estaba en silencio y con los ojos muy abiertos.
—¿Eso significa que te gustan los chicos?
—No lo tengo claro aún.
—¿No has considerado en probar...?—preguntó Angélica, mirando de reojo a Claude.
—¡Me ofrezco como tributo!
Así Claude volvía a "bromear" y tomar su lugar como el payaso caliente del grupo (lugar por el que Steven también competía). Esta vez, compartió las risas con sus amigos, aunque él lo había dicho muy en serio.
Por ahora, la esperanza era más que suficiente para él.
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Jugar, ganar y enamorarse |✔
Подростковая литератураFinn Gley es un joven abiertamente gay que se vio obligado a realizar una actividad extracurricular, y para su desafortunada conveniencia había un puesto vacante en el equipo de fútbol americano: Mantenimiento. Así que si, debía comportarse como el...