13.

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—Hey, Finn, ¿Dónde ha estado tu cabeza?—la pregunta, para mi sorpresa, fue espetada con brusquedad por parte de mi mejor amiga. 

Con un poco de vergüenza debo admitir que no es la primera vez que me hacen esa pregunta en la semana. El profesor Farrens me hizo exactamente la misma pregunta, y no solo eso, si no que pensó necesario darme una breve charla de como no debería echar a perder mi futuro incluso si estoy enamorado. Por supuesto, me apresuré a aclarar que no estaba enamorado, que solo tenía muchas cosas en mente. 

"—¿Cosas como el color de sus ojos? —preguntó. —No soy tonto, Gley, fui joven y alguna vez estuve así por alguien, pero en estos momentos usted debe concentrarse en la universidad y su beca.

—Si señor. —contesté secamente, finalizando la interacción sin dejar que el profesor note el caos que había desatado en mi mente con sus simples palabras."

—Lo siento. —dije mirando fijamente los ojos oscuros de Jossie. —Es que entre estudiar y ser el chico de mantenimiento no tengo mucho tiempo. 

Odio mentirle, sobre todo porque siento como ella puede ver a través de mi alma las mentiras más piadosas. Ella usualmente es muy observadora, pero esta vez estaba callada y distante. 

—¿Pasa algo...? —pregunté con un poco de preocupación. 

—Olvídalo. Vamos a almorzar.

Anoté la conducta extraña en mi cabeza para preguntar luego a Tae o Allegra si alguno sabe algo.

Ese día viernes, mientras estaba hablando con los chicos, Steven me comentó:

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Ese día viernes, mientras estaba hablando con los chicos, Steven me comentó:

—Uno de estos días, seguro un fin de semana, vamos a festejar el cumpleaños de Thomas, ¿vendrás, no? Aún no confirmamos la fecha, pero tan pronto como lo sepa te lo diré. 

—¿Ah, si? ¿Cuándo es su cumpleaños? Debo recordar saludarlo.

—Su cumpleaños es hoy.

—¿Entonces... porque no lo festeja hoy mismo? Mañana no hay clases. —pregunté incrédulo.

Por lo menos eso respondía la pregunta de porque había faltado.

—Bueno, eso es porque a Thomas no le gusta festejar su cumpleaños...— todos parecían incómodos, como si supieran algo que yo no.

—¿Podrías decirme el motivo, por favor?

Pedí suavemente, sabiendo que no podría resistirse a mi tono y rostro angelicales (Ja) y me proporcionaría la información que pedía, además, la poca capacidad de Steven para poder cerrar su boca actuaba a mi favor.

—Oh, de acuerdo, te lo diré porque no dirás nada y eres parte del grupo, no le gusta porque su...

Fue interrumpido por Leon, que le dio un codazo en las costillas, en defensa del aparente secreto de su amigo.

Jugar, ganar y enamorarse |✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora