III

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Las horas escolares finalmente terminaron, agarre mis cosas y salí del salón junto a Belén, que como siempre, hablaba pavadas

-el otro día, salí de mí casa escuchando música, pise mal el escalón y me re fui de jeta- me contó y largué una carcajada mientras paraba en un kiosco a comprar mí tan esperado chupetín, claramente azul.

-sos una pelotuda andante- negué pasándole el de ella para seguir caminando a su casa

-no fue mí culpa, fue obra del destino- levanto sus hombros mirando el cielo y negué

El celular vibró en mí bolsillo, con una sonrisa lo saqué y miré el número desconocido, en el mensaje se encontraba la dirección y la hora.

Genial.

-en media hora tengo joda- contesté volviendo a guardarlo claramente sin contestar

-sos una wacha, ¿Sabes todo lo que se dice del negrito?- negó sonriéndome

-no se ni quien es amiga- reí

-Mateo Palacios boluda, se dice que coge como los dioses- se mordió el labio y largué una carcajada

-esperemos que sea así- levanté mis hombros entrando a la casa de Belu, quien por cierto vivía sola. Que hija de mil.

Tiré la mochila en el sillón y me arregle el pelo.

-Me voy yendo, cuando esté viniendo te llamo así no me siento solita - le sonreí, besé su mejilla y salí de la casa otra vez caminando a la del morocho.

Espero que hoy esté bueno y no tenga que volver a pajearme...

Miré el mensaje en donde dejaba el número de la casa y una vez confirmada toque el timbre.

El famoso mateo me abrió con una sonrisa y dejo un beso en mí mejilla mientras yo seguía comiendo el chupetín, espere a que cierre el portón y pase a la casa detrás de él, era linda...

En el sillón había un pelinegro, jugado a la play, supongo que es el amigo.

Espero que hoy me derritan

Somos Tres. - TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora