XI

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-Dale bola- me reí tratando de sacarle mí celular a Mateo

-cortala- me reto cuando le empecé a hacer cosquillas

-GORDO, MATEO NO ME DA EL CELULAR- Le grite a Camilo, que estaba en la cocina

-mateo, deja al gnomo en paz que después por tu culpa me deja sin coger a mi- lo retó caminando hacia nosotros

- estúpidos, les dije que dejen de decirme gnomo- me cruce de brazos dándole la espalda a Mateo y mirando a Camilo

- se me enojo la chica- carcajeo mateo abrazándome por la espalda, pasando sus brazos sobre los míos.

-bobo- susurré poniendo mí cabeza en unos de sus hombros dejando un hueco en mí cuello, que no desaprovechó y comenzó a besar, por otro lado Camilo nos miraba a lo que le hice una seña para que se acercara y comience a comerme la boca.

Comencé a tocarlos a ambos por encima de la ropa hasta sentir bien duro sus penes y fue entonces cuando los separe a ambos de mí, le saque el celular a Mateo y corrí a encerrarme al baño.

-HIJA DE TU VIEJA-me grito Camilo y empecé a reírme

- dale gorda abrí- tocó Mateo

-no, se la van a tener que bajar ustedes - hable sentándome en el inodoro, mientras miraba instagram.

-daleeee- golpeó más fuerte el morocho a lo que sonreí maldita, dejé el celular en la batea, claramente en un lugar donde no se moje y me desnude, es obvio que me voy a mojar teniendo a dos bombones hermosos conmigo que quieren penetrarme a cada minuto.

Prendí el agua todavía escuchando a los chicos hablar atrás de la Puerta y empecé a tocarme al sentir el agua caliente rozar mis pezones, imaginando que es mateo quien los lame mientras que mis dedos jugan con mí clítoris pensando que Camilo está arrodillado frente a mí chupándolo.

Dejé salir los sonoros gemidos, alertando a los chicos que de un minuto a otro dejaron de hablar.

- amor, la puta madre-susurró Mateo

-da gorda, no nos podes hacer esto- ahora era Camilo quien hablaba.

Sin hablar comencé a acelerar mis movimientos, con una mano me tocaba el clítoris, y con los dedos de la otra jugaba con mí entrada metiendolos cada tanto, imaginando a los chicos haciéndolo.

Cerré los ojos gimiendo alto, queriendo que mis labios sean mordidos por alguno de ellos, que sus manos me ahorquen y queriendo que me peguen en el culo solo como ellos saben hacerlo.

Y si, después de tanto pensar me corrí en mí mano.

La puta madre, no lo quiero decir pero los necesito adentro mío ya.

Fuera sentía a ambos gemir, se deben estar masturbando, pensé.

Cuando abrí la puerta afirme mí pensamiento, ambos sentados en el piso con sus penes al aire bombeandolos

Sonreí y negué, me envolví con una toalla y pase por sus lados caminando a la pieza de Mateo ya que estábamos en su casa.

Me puse la ropa interior que tenía en mí mochila, siempre tengo por qué a los muchachitos les encanta romperme las tangas, entonces tengo que tener de repuesto.

Un bermuda de Mateo y la campera de Camilo arriba, prendida ya que no me habia puesto corpiño.

Así nomás, no me iba a arreglar mucho sabiendo que en un rato lo más seguro es que me desnuden.

Cabe aclarar que la ropa me queda enorme

Al salir de la habitación ninguno estaba en la puerta del baño a lo que supuse que ambos habían terminado entonces bajé a la cocina.

En donde Camilo cocinaba, si, cocinaba y Mateo lo miraba, como siempre.

Abrí paso en medio de las piernas del morocho y me pare entre ellas comenzando a hablar los tres.

Somos Tres. - TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora