*narrador omnisciente*
Mientras mateo sostenía su celular, temblando sin parar aparte de que estaba más está decir que tenía la pantalla hecha añicos, llamaba a aquella persona que le había hecho todo este tiempo la vid imposible, llegando a lamentarse lo más que podía.
Por otro lado Camilo tocaba la puerta de ese ser asqueroso, aquel que había chantajeando a su amigo por meses.
*Camilo*
-¿Qué pasó papucho?- sonrió la rubia teñida mirándolo desde la silla giratoria
-damela gala- pedí
-apa, se dió vuelta la tortilla me parece- sonrió cínica mientras llevaba un cigarrillo a su boca -gordo- llamo a uno de los hombres que tenía parados atrás de ella, que enseguida se acercó, le dió su cigarrillo y volvió a hablar -¿Vos decís que se la de?- preguntó- yo creo que no- volvió a responderse sola riéndose sin gracia
-lo que sea por ella gala- susurré acercándome a su escritorio
-ya sabes cómo son las cosas- mí miró mordiéndose el labio
- yo no puedo creer que hagas esto por una cojida- la miré negando
-habla con el morocho también y después vemos que pasa- me miró sería, hizo una seña con sus manos y de la nada estaba siendo arrastrado por los mugres que tenía como guarda espaldas.
Una vez fuera, sin poder pensarlo mucho marqué el número del gordo
En estos casos Mauro era uno de los mejores.
-Mauro- susurré limpiando mis lágrimas
-che, 420 ¿Pasó algo rey?- pregunto por o otra línea
-es la chabona esta, me tiene encerrada a la nena, necesito tu ayuda- pedí desesperado
-ya te están yendo a buscar negro, venite para acá, en unas 3 horas la tenés para vos- habló serio y cortó.
Mauro era mí salvación.
A los 15 minutos tenía un Audi negro frente a mí.
Subí sin preguntar nada, sabía a dónde llevaba esto.
Me bajé frente a la mansión del gordo Lombardo, entré sin ningún inconveniente y me abracé a él.
Aparte de ser una de las personas que más me ayudaban en temas así, era mí amigo.
Y lo que más necesitaba era un amigo para llorar.
*Narrador omnisciente*
Dos horas fueron suficiente para planear algo conciso, viendo las pocas probabilidades de fallar, tratando de minimizarlas a 0, fijándose en rescatar a la mujer de Camilo, junto a todas las demás que podían
Era por una, pero iban por todas.
Mauro Lombardo era la salvación de Camilo.
Lo que él no se esperaba era la trágica noticia que llegaba después del rescate.
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CASI SE QUEDAN SIN CAPITULO HASTA EL DOMINGO POR CULPA DE abbrruuu QUE ME DIJO QUE ME MEDIQUE Y QUE ERA LOCA
MEDICATE VOS. (con puntito para que se vea que me enojé) deah
Fuera de eso, hasta mañana putonas 💛
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Somos Tres. - Trueno
FanfictionMateo, Camilo y yo Camilo, yo y Mateo Amar a dos hombres ... Es posible, créanme