• . ˚ * ━━ 𝐏𝐇𝐀𝐍𝐓𝐀𝐒𝐌𝐀𝐆𝐎𝐑𝐈𝐂
❝¿De qué sirve ver fantasmas si no se ríen de mis chistes?❞
Las hadas espirituales no eran muy comunes en el Otro Mundo. Pero ahí estaba Aura, deseando tener unos poderes distintos que no alteraran tanto sus...
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【 CAPÍTULO TRES 】 SENTIMIENTO DE VACÍO
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DESDE QUE AURA VIO por primera vez a Beatrix, el hada de aire con planes de entrar en el despacho de la directora Dowling, notó algo extraño en ella. Percibió cierta negatividad que seguramente significaba que sus intenciones no eran buenas, pero esos pensamientos desaparecieron de su mente tan rápido como habían llegado. Probablemente tan sólo quería ver las respuestas de un examen, que era algo malo pero no lo suficiente como para notificarlo a los profesores porque no era de su incumbencia.
El problema era que, al negarse a ayudarla, Beatrix había recurrido a otra persona. Aura la había visto hablando con Riven ese mismo día y antes había mencionado tener otras opciones. Eso significa que él estaba implicado. Y por la forma en la que Beatrix actuaba, con total seguridad y confianza, Aura sentía que había conseguido su propósito, y que no era algo bueno.
La curiosidad siempre fue la perdición de Aura. Desde pequeña, cuando su hermana hablaba de algo desconocido para ella, siempre había sentido curisiodad, y aquello solo logró que se metiera en miles de problemas. Ahora ya tenía dieciséis años, suficientes para darse cuenta de los límites que no debía pasar. Aún así, sintió tanta curiosidad por Beatrix y sus intenciones, que acabó decidiéndose por ir a ver a la única persona que seguramente sabía que tenía entre manos: Riven.
El edificio de los especialistas era prácticamente igual que el de las hadas, la única diferencia que había entre ambos era que éste se encontraba más cerca del lugar de entrenamiento. Por lo demás, eran idénticos: el ala de las chicas y el de los chicos estaban separados, y ninguno tenía vigilancia. Aquel último detalle le resultó de gran ayuda a Aura.
Sólo necesitó preguntar un par de veces a la gente que caminaba por los pasillos hasta al fin encontrar la habitación que buscaba. Aura llevaba su mochila colgada de un hombro, y ocasionalmente tiraba del asa con nerviosismo. Entonces, llamó a la puerta y ésta fue abierta por Sky. Tenía el ceño fruncido y su cabello rubio estaba un poco despeinado.
—Oh, Aura. Hola —dijo con extrañeza. Ella le sonrió cortamente, señalando el interior de la habitación—. No creo que sea buena idea...
No le hizo caso. Aura pasó por un lado de Sky y atravesó la puerta. El chico rubio negó con la cabeza y la cerró a sus espaldas.
El interior de la habitación era tan grande como el cuarto que ella misma compartía con Stella. Tenía dos camas y una estantería llena de libros, además de dos escritorios frente a un gran ventanal. Riven estaba echado en una de las camas, mirando en su dirección con curiosidad. Pero lo que más me llamó la atención a Aura fue la gran cantidad de humo que había ahí dentro.
