¹⁶|Detente

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February, 10

Jefnier

- Whisky en las rocas, por favor. -Le ordené a la moza.

- Si, señor. -Dijo y desapareció de mi vista dispuesta a preparar mi bebida.

Estos días había estado sumamente estresado, el hecho de que Amelié ha estado rondando en mi mente la mayoría del tiempo me preocupaba. Creí que luego de tener sexo cualquier sentimiento de atracción hacia su persona iba a desaparecer, como comúnmente me sucedía con la mayoría de las mujeres que entraban a mi vida, Rosie es un vivo ejemplo de ello. Cuando la conocí creía que era la mujer más sexy con la que me había topado en mi vida, lucía inalcanzable. Ahora deseo librarme de su compañía constantemente.

Con Amelié era diferente, no me costó aceptar que me gusta y a pesar de saber que puedo obtener todo de ella con solo pedirlo, no quiero quitarla de mi vida. No me canso de su cuerpo, de sus caprichos, ni de su irritante forma de ser.

Esa era la razón por la que estaba evitando cualquier tipo de contacto, esa era la razón por la que Rosie estaba aquí.

- Su bebida, señor. -Con su mano libre tomó el pequeño vaso que se encontraba en la bandeja junto a otros tragos y lo acercó en mi dirección.

- Gracias. -Tomé mi bebida y la deposité en la mesa situada a un lado del sofá en el que estaba.

- Amor, si quieres luego de aquí podemos ir a mi casa, ya sabes, para revivir viejos momentos. -Murmuró Rosie a milímetros de mi oído.

No entiendo como a pesar de haberle dicho que no sentía nada por ella, aun insiste en tenerme a su lado.

- Luego lo pensaré. -No, no quería. Oí un bufido de su parte, había pasado más de una hora y aun así no se rendía.

Ignoré su reacción y con mi bebida en mi mano me levanté de aquel sofá, estaba demasiado cansado y aburrido como para soportar a Rosie preguntandome que hizo para merecer esto. Con ella siguiendo mis pasos me acerqué a la valla de metal que impedía que caigas de este piso hacia la pista y deposité mis brazos sobre esta.

- Mi amor, ¿Que sucede? ¿A caso ya no me amas? -Llegó a mi lado y mantuvo su vista sobre mi esperando respuesta alguna.

- Jamás amé a nadie, Rosie. Y no me digas mi amor. -Con mi mirada fija en las cientas de personas en la planta baja del club, tomé un sorbo de whisky.

Inconscientemente mi mirada se posó sobre una mujer, aquella iba vestida completamente diferente a los demás. Su falda de vez en cuando se elevaba unos centímetros a causa de su danza y automáticamente la bajaba. Su escote permitía ver una gran parte de sus senos, y su melena dorada ocultaba la mitad de su rostro. Todos la observaban a ella, a pesar de estar acompañada por dos chicas más, ella sobresalía entre todas por su sensualidad y belleza.

Mantuve mi vista en aquella mujer de cabello oscuro, sentía la necesidad de saber quien era o como lucia realmente. Segundos después, tiró de su cabeza hacia atrás despejando su rostro completamente.

- ¿Amelié?

- ¿Qué? -Preguntó mi compañera.

Al darse cuenta al cabo de unos segundos que no iba a contestar, ignoró por completo mi comentario, que quizás no oyó a causa de la fuerte música y empezó a realizar un camino de besos desde mi mandíbula hacia el lado derecho de mi cuello. - ¿Estas seguro de que no quieres venir a mi casa luego? -Murmuró sobre mi piel.

Tanto como yo a ella, ella me había visto. Su cara se tornó rápidamente de felicidad a furia, y sin pensarlo dos veces comenzó a caminar hacia las escaleras que llevaban a donde Rosie y yo nos encontrábamos. Su vista no se despegaba de mi rostro provocando que a medida que se acercaba, su cuerpo choque con el de otros.

Wasabi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora