⁷| Fuera de control II

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Al entrar al lujoso restaurante pude notar como algunas miradas se fijaban en nosotros, no sabria decir el porqué.

Jefnier me guió hacia nuestra mesa con una mano en mi cintura y cuando llegamos, corrió la silla por mi, comportándose de la forma más caballerosa posible.

- Muchas gracias, me encanta este sitio. -Estaba entretenida mirando los lujos que nos rodeaban, mis padres y Jefnier quizás frecuentaban este tipo de lugares, a diferencia de mi, que me aburrian normalmente.

Osorio por su lado estaba observando nuestro al rededor, pero no la decoración si no a las demás personas que estaban allí.

-¿Pasa algo señor Osorio? -Pregunté dudosa.

- ¿Acaso jamás vieron a una mujer atractiva? No te quitan los cabrones ojos de encima. - Intenté esconder mi risa, ocultando mi boca con una servilleta que se encontraba sobre la mesa. - No me causa gracia.

-¿Acaso me estas celando Osorio?.

-No, sólo que parecen desesperados. No me sorprendería que cuando vaya al baño se acerque más de uno a coquetearte.

-Lo sé, tienes una acompañante demasiado sexy.

La mayoría de las mujeres que se encontraban allí eran muy atractivas, pero tenían más años que yo. Quizás eso les llama la atención.

[♢♢♢]

-Muchas gracias -Ambos le dijimos al mozo una vez que depositó nuestra cena en la mesa.

Luego de eso, nos dedicamos a comer y hablar de vez en cuando acerca de su empleo y mis estudios. Nada fuera de lo normal.

Habían pasado una hora y ya habíamos bebido bastante vino. Jefnier sólo tomó una copa porque debía conducir, por mi lado aproveché y disfrute la cita al máximo. Quien dice, capaz no se vuelve a repetir después de esta noche.

- ¿Nos vamos? -Preguntó él.

-Si, por favor.

Jefnier pagó la cena y como él se negaba a que yo gaste dinero decidí aportar dejandole una buena propina a la persona que nos había atendido.

-Primero, permíteme ir al baño.

Asentí, decidí esperarlo en la entrada del local para dejar la mesa libre y así las próximas personas pudieran sentarse en ella.

- ¿Estas sola? -Preguntó al detrás de mi.

Me di media vuelta para mirar a aquel desconocido y contesté: -No, mi acompañante sólo esta en el baño. Pero gracias por preocuparte...

-Jake, Jake Da Santa. Un gusto. -Completó al mismo tiempo que extendía su mano en mi dirección. Parecía ignorar el hecho de que yo no quería tener ningún tipo de conversación con él.

Le sonreí con amabilidad. - Igualmente, Jake Da Santa. Que tengas una linda noche.

-¿Tan celoso es que no te deja hablar con otras personas? -Pregunta él insistiendo en mantener una conversación conmigo.

-De hecho..-Iba a continuar con mi oración hasta que alguien interrumpió.

-¿Necesitas algo? Porque si no es así, puedes irte. - Jefnier. No lo había visto, pero por su tono de voz sonaba molesto.

Aquel fornido hombre negó con su cabeza, y antes de adentrarse en el restaurante, me guiñó su ojo en forma de adiós.

Segundos después sentí el fuerte agarre de Jefnier en mi cintura.

- Siempre acierto. - Dijo cerca de mi oído, recordandome lo anteriormente dicho.

[♢♢♢]

Las grandes rejas que cubrían el frente de su casa se abrían lentamente, y yo sentía que iba a morir del nerviosismo. El señor Osorio sólo me observaba por el rabillo de su ojo.

Entramos y una vez que el carro estaba dentro de la cochera, nos bajamos allí.

Me sorprendí al notar que había unos tres autos más y dos motocicletas, una negra y la otra azul noche.

-Algún día vamos a dar una vuelta en mis bebés. -Dijo al notar que mi mirada estaba posada en ellas.

Wasabi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora