²³| Último

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Amelié

- ¿Te llevarás todo? -Preguntó Sophie mientras guardaba mis abrigos dentro de la maleta.

- No tengo lugar para hacerlo, Phie. Igualmente me compraré algunas prendas en Londres.

Cerramos la última valija y ambas nos arrojamos sobre mi cama, mientras soltabamos un gran suspiro.

- Voy a extrañarte mucho, Melié. - Dijo y me miro con tristeza.

- Yo también te extrañaré, Phie. Prometo que en unos meses volveré. Necesito alejarme de mi madre y Jefnier.

- Hablando de Jefnier... -Murmuro dudosa.

- Dilo. -En ese momento ella tenía toda mi atención.

- Cuando estaba de camino hacia tu casa, vi su auto aparcado a una calle de aquí. Pero sólo estuvo unos minutos, luego se marchó.

- Quizás todavía no tiene el valor de afrontar las cosas. - Intenté sonar indiferente, y lo logre porque ninguna lágrima había caído al escuchar su nombre. Algo muy dentro de mi quería que él vuelva y me diga que todo va a estar bien, pero más tiempo pasaba y menos ganas de volver a verlo tenía.

Luego de aquella charla, reserve a través de una aplicación mi vuelo, sólo quedaba ir al aeropuerto y retirar mi boleto. Ya había llegado muy lejos, no podía dar un paso atrás. Tenía que ser fuerte y dejar de pensar demasiado las cosas.

Seguramente él en este momento esta en su enorme casa, disfrutando de su dinero y las miles de mujeres que tiene detrás suyo, y yo estoy aquí; Rota.

Las horas se pasaron volando, y el cielo había oscurecido. Tenía que dormir temprano ya que el avión salía a las siete Am. Por suerte, ya tenía todo organizado y no tendría que levantarme con mucha anticipación para poder arreglarme.

Cubrí mi cuerpo con las cobijas y comencé a contar hasta cien, ya que si no me distraia, mi mente comenzaría a vagar o quien dice, quizás iba a considerar quedarme.

Llegue al número setenta y mis párpados caían continuamente. Estaba a punto de conciliar el sueño, cuando mi móvil comenzó a sonar. Alguien estaba llamando.

Con pereza tomé mi celular y el nombre de Jefnier Osorio aparecía en la pantalla. Dude unos segundos en contestar, pero que más da, mañana me iré.

- ¿Qué necesitas? -Pregunté tajante.

- Necesito escuchar tu voz. - Su voz se oía más ronca de lo normal, y cada palabra era dicha con cierta lentitud.

-¿Estas ebrio? - Va a ser la última vez que hablemos y él esta borracho.

- No tanto como crees, sólo tengo sueño.

- Ok, hablamos luego. Mañana tengo que madru...

- ¡Espera! Por favor no cuelgues. - No sabía el por que pero algo en mi había sentido lastima hacia su persona, se oía dolido. - Se que he sido un idiota, Amelié. Lo sé... Yo sólo, no puedo. No puedo decir que te amo, no puedo amar, o quizás si pero no es la forma en la que todos aman. No se que hacer, es la primera vez que me siento perdido.

Ambos estábamos rotos.

Poco a poco lágrimas comenzaban a caer sobre mis mejillas y no quería detenerlo, necesitaba oírlo.

- Siento cosas por ti, pero no se si las suficientes como para pedirte que te quedes. Pero al mismo tiempo ¡Me encantas! y no se si dejarte ir es lo correcto. No quiero ser egoísta, Amelié. Se lo que buscas, y yo no puedo dartelo. Y por mas que me muera por ir a buscarte en este mismo instante, me importas lo suficiente como para saber que mereces algo mejor.

- Jefnier. -A esta altura mi vista estaba nublada por mis lágrimas y mi voz parecía entre cortada. - Te amo.

- Lo siento, nena. Lo siento mucho. Juro que en este preciso instante me odio.

- Adiós, Señor Osorio.

- Hasta luego, Amelié.

《☆☆☆》

Mi padre colocó las maletas sobre el asiento trasero del vehículo y luego se sentó en el lado del conductor. Yo estaba a su lado.

- ¿Lista? -Me miro de reojo mientras conducia marcha atrás para salir del garage.

Asenti aunque por dentro tenía miles de miedos y dudas. Ya no había oportunidad de mejorar las cosas, era mi única opción.

- ¿Has hablado con Osorio? ¿Sabe que te vas? -Preguntó mi padre mientras comenzaba a conducir hacia el aeropuerto.

- Si, anoche hable con él. -Mi padre al oírme asintió como si todo tuviera sentido.

- Por eso los ojos hinchados. Noche complicada.

- Así es. Sabe que me iré pero no cuando, aunque creo que lo supone. Me ha dicho que no quiere ser egoísta, que no me puede dar lo que "yo necesito" -Recalque aquellas palabras haciendo comillas con mis dedos. - Y que por eso me deja ir.

- Maduro de su parte. Quizás, si fuera un patán, te hubiera hecho promesas sobre un cambio y luego te haría sufrir.

- Él me dijo que no sabe amar. -Recordé con enojo.

- Amelié, Jefnier se casó casi a tu edad. La muchacha se llamaba...

-¿Loanne? -Sabía que se refería a ella.

-Así es, Loanne. Un día ambos iban en el coche de Jefnier, discutiendo después de una gran fiesta, ese día celebramos la unión de Osorio S.A y nuestra empresa. Ambos se fueron antes de que la celebración finalizara, nadie le dio demasiada importancia. Cosas de parejas, pensamos todos.

Yo no hacia más que escuchar y ver con atención sus gestos, lucia afectado de cierta forma.

- Al otro día, despertamos con tu madre como siempre y lo primero que hicimos fue encender la T.V en nuestro cuarto para ver las noticias. Todos los canales, de entretenimiento e informátivos, repetían una y otra vez que el famoso heredero de la compañía Osorio S.A había muerto.

-¿Qué? Pero...

-Urgentemente nos comunicamos con su familia para darle nuestro pésame, pero luego nos llegó la grata sorpresa de que él estaba bien. Lamentablemente, Loanne murió en aquel accidente.

- Él se culpa por su muerte. -Concluí su oración.

- No sólo él, la policía también lo ha hecho. Aún así luego se comprobó que el accidente fue producto de una mala maniobra, que Jefnier no había consumido alcohol.

- Que dolor. Estar devastado por la muerte de la persona que amas y todo el mundo, incluyendote, estén culpandote por su muerte.

- Él no esta listo para amar, Amelié.

- Lo sé, por eso me iré.

《☆☆☆》

Llegamos al aeropuerto y minutos antes de que el avión partiera decidí ir al baño para orinar, ya que no confiaba en los sanitarios de aviones.

Luego de realizar mis necesidades, observé mi móvil para ver la hora y para mi sorpresa un mensaje de Jefnier esperaba a ser leído.

Jefnier Osorio: Que tengas un lindo viaje. Pronto nos encontraremos.

Sonreí levemente, con la esperanza de que ojalá así sea.

Amelié: Eso espero.

Fin.

Wasabi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora