January,20
Amelie
- Amelié, junta los utensilios por favor, que Maria esta de vacaciones.-Ordenó mi madre.
Sin dar respuesta alguna, termine el ultimo bocado que quedaba sobre mi plato y me paré a un lado de mi silla.
La cena fue incómoda los primeros minutos, no para mi, si no para el señor Osorio y su bella "novia" que entre miradas e indirectas parecían discutir sobre el "malentendido" que ocurrió anteriormente.
Cuando comencé a juntar los platos, encimandolos uno arriba del otro, el señor Osorio me ofrece su ayuda.
-Te ayudo, Amelié. - Dijo mientras se levantaba de su silla, sin esperar una respuesta de mi parte.
No alcancé a contestar que su acompañante interrumpió.
- Oh no, mi amor. Deja que yo la ayudo. -Esta vez habló Rosie.
-No no, quédate aquí. ¿No habías dicho que estabas cansada por el viaje a Los Angeles?. - Cuestionó Osorio.
Automáticamente Rosie, hizo una mueca de molestia que intento ocultar tomando un sorbo de vino blanco.
-Señor Osorio, no hace falta. En serio. - No sabia por qué, pero su aspecto imponente y su aura de intelectualidad, me hacían sentir respeto hacia su persona y me encantaba.
-No hay problema, Amelié. -Contestó e imita mis acciones.
Luego de haber llevado a la cocina casi todo todo lo que se encontraba sobre la mesa, me dispuse a limpiar cada cosa que habíamos utilizado para cenar. La verdad es que odiaba hacer esto, pero odiaba más estar en un lugar donde no quería estarlo.
-Lamentó haber utilizado tu botella hoy temprano, tambien haberte visto en sostén. -Sabía a quien le pertenecía aquella voz, la había memorizado en minutos. Aun así me asusto, no esperaba compañía.
Roté en mi lugar para poder observar y hablé. - En primer lugar, avisa cada vez que llegues a un lugar, por lo menos si estoy yo. En segundo lugar, espero que por lo menos haya sido de tu agrado.
Una mueca de confusión y diversión atravesó su rostro por microsegundos, en ese momento me di cuenta de que no le gustaba demostrar sus emociones.
-¿Qué cosa? Verte en sostén o beber de tu botella. - Intentaba hacerme sentir incómoda, sin embargo esta vez no lo había logrado.
- La que prefieras.-Contesté y noté como mi respuesta lo había sorprendido. Sin embargo hice caso omiso a su expresión y continúe con mi anterior tarea.
Segundos después sentí sus manos en mi cintura, una a cada lado de mi cuerpo y su aliento a menta mezclado con alcohol chocaba con la piel de mi cuello, provocando un pequeño jadeo de mi parte. - Hubiera sido más de mi agrado si no llevaras nada, como ahora que no tienes sostén.
No sabía que hacer, ¿Debería permitir que me toque de aquella forma? ¿Debería alejarlo? ¿insultarlo?; ¿Debería responder algo o sólo tenía que callarme? Opté por lo último.
- No te lo dije antes porque crei que ibas a reaccionar mal. Pero debo admitir que tienes unos senos hermosos. -Mi piel se erizo por completo al oírlo. Muchas cosas pasan por mi mente en este preciso momento, pero de algo estaba segura. Me gustaba su tacto, me gustaba él físicamente y no quería detenerlo.
Sus manos pasaron de mi cintura a mi vientre, acariciando mi piel en el trayecto.
- ¿No vas a decir nada? - Murmuró sobre mi oido.
- Y-yo.. -Estaba atónita, jamás crei que un hombre como él iba a fijarse en alguien como yo, de mi edad. El señor Osorio lucia como alguien serio, que jamás correría ningún riesgo. Ahora entiendo por que jamás debo juzgar.
- ¿Amelié? ¿Señor Osorio? -Ambos podemos oír como el sonido de los zapatos de mi madre se sentía cada vez más cerca.
Automáticamente el Señor Osorio se alejó y simuló buscar algo debajo de la barra que se encontraba allí. - ¿Señor Osorio, perdió algo?- Preguntó mi madre ya en la cocina.
- Oh! No la escuché, me asustó -Rei en mi interior por la sobreactuada reacción. Sólo estaba ayudando a Amelie. Sin querer se le resbaló un utensilio y calló al suelo.
- Oh, no se preocupe señor Osorio. Y tu Amelie, deja de ser tan torpe.
Aún dandole la espalda, vire mis ojos y bufé. Esa mujer lograba colmar mi paciencia y dejarla en 0 de un minuto a otro.
Sólo venia a decirle que su novia está preguntando por su paradero señor Osorio. - A pesar de estar hablándole a él, su mirada estaba fija en mi. Parecía advertir de algo.
-Gracias, si no es mucha molestia, dile que en segundos iré.
Mi madre asintió y se retiró, volvió a su antiguo lugar.
Observé por el rabillo del ojo a Jefnier y pude notar como se aseguraba de que nadie aparezca de sorpresa, para luego acercarse y hablar cerca de mi oido.
-Tu y yo tenemos algo pendiente.
Sonreí como respuesta y ladee mi cabeza sin darme cuenta de su cercania. Lo tenía a milímetros, su nariz estaba a punto de rozar con la mía.
- Me gustaría, no lo sé, tomar un café o lo que te guste, en los próximos días. -Comentó aprovechando mi nerviosismo.
Mis ojos se abrieron por completo y en mi rostro se notaba la sorpresa. - ¿A caso estas invitando a la hija de tu socio a "tomar algo" con la intención de coquetear? Digo, Ni siquiera sabes cuantos años tengo.
- Si, y no lo sé, eres mayor de edad ¿no? -Esta vez retrocedió unos pasos.
- Mmh, no lo sé. ¿Tu que crees? - Pregunté mientras acortaba la distancia entre él y yo.
Una vez que estaba nuevamente a centímetros de su cuerpo, deslice mi dedo índice sobre el borde del cuello de su camisa, bajando hasta el final de su corbata. No se de adónde había sacado tanto valor, pero actuaba de forma descarada.
Su mandíbula se tenso al igual que el resto de su cuerpo, aún así sujeta mi mano y la corrió lejos de él. - Si vas a jugar conmigo hay algunas cosas que tienes que saber; y una de ellas es que es mi juego.
- Lo siento, yo crei que. - Comencé a balbucear, no entendía el por qué, pero hacia que mi cerebro deje de funcionar y pone mis nervios de punta. - Crei que quería eso.
Una corta risa, media burlona escapó de sus labios. Era notable que le encantaba provoca todo esto.
- No lo malinterpretes, pero se que eres una niña rebelde.
- ¿Y eso qué?.
- Conmigo no. -Contesta con una sonrisa en su rostro que demostraba que él conseguía lo que quería y que conmigo iba a ser igual. Lo que él no sabía, era que yo también.
[✧✧✧]
- Fue un gusto conocerlos. Espero que la cena les haya gustado. - Mi madre estaba despidiendo a cada uno de los invitados. - Amelie, ven a despedirte.
Bufé y caminé sin ganas, a causa del cansancio hacia la entrada de mi casa. Salude a Luke, el cual me había caído bastante bien, lucia como el típico tipo ricachón, pero desbordaba humildad. Luego saludé a su novia, quien también era muy simpática. Y seguí con Rosie, la cual tenía una mueca de desagrado al verme cerca suyo, la entendía, yo sentía lo mismo. Y terminé con el señor Osorio, dejando en el bolsillo de su saco un pedacito de papel con mi número. El se dio cuenta, sin embargo fingió lo contrario.- Gracias por venir a todos ¿Ya me puedo ir? - Pregunté a mis padres. Ellos sólo asistieron con enojo.
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Wasabi
Fanfiction•Tenia tan sólo 17 años y había logrado conquistar a Jefnier Osorio, el atractivo socio inversionista de mi padre, quien tenia 20 años. Portada por Editorial Silver y -xsusxjx Adaptación.