VIII

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Capítulo 8

Pasaron alrededor de quince minutos de la presentación de James, pero no podían acordar quien subiría, habían olvidado completamente la regla "del más pequeño al más grande". Hasta que una chica, cansada del estúpido problema, subió dando zancadas.

— ¡Ya cállense!— gritó, y como si fuera la misma directora del colegio, obedecieron. — Por fin. — masculló. Se quitó rápidamente la capucha, dejando a la vista su cabellera rubia, llena de rizos, que le llegaba un poco más arriba de la cintura. Sus ojos eran color miel y tenía pestañas largas y espesas.

Sirius no dejaba de observarla.

Sirius no dejaba de observarla

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Ella fingió no verle.

—Me llamo Marlene McKinnon, tengo 17 y estoy en Ravenclaw, pero casi quedo en Gryffindor.— ambas casas se pararon a aplaudirle.— Ya, no soy Prefecta ni Premio Anual, porque según la profesora McGonagall, mis amigas "se meten en menos líos que yo".— hizo comillas y Minnie sonrió ante aquella imitación. — Quiero aclarar que eso no es mi culpa, sino de Black. Para ser más precisos, de Sirius Black. — Sirius adulto, que tampoco dejaba de observarla, sintió un golpe de nostalgia al recordar las aventuras y escapadas junto a su compañera del crimen. — Mis materias favoritas solo son Astronomía y vuelo, si cuenta. —Se encogió de hombros.

Iba a seguir hablando hasta que desvió su mirada hacia Gryffindor, donde un hombre, al que reconoció al instante, no paraba de secarse las lágrimas e intentar que nadie le viera. Ella se acercó sin decir nada, y cuando llegó, le abrazó. Él correspondió al instante.

—Te extraño, pequeña. — dijo entre sollozos. — No sabes lo que es mi vida sin ti, soy un desastre.— lo abrazó más fuerte.

—Ya, Perro Sarnoso, no te pongas cursi. — Sirius soltó una risa amarga. — No sé lo que ha pasado, pero lo cambiaremos. Te lo prometo, no te desharás de mi tan fácil.

—Eso es lo último que quiero, te lo aseguro. — Sorbió su nariz. — Te amo, Marlene. Te prometí amarte siempre y estoy cumpliendo mi promesa. — se separaron un poco y Sirius pasó sus pulgares por las mejillas de la rubia y le dedicó un beso en la nariz. Ella suspiró.

—Te amo...— tras decir eso, se levantó. Habían caído de rodillas y ni siquiera lo notaron. Se fue a donde estaba hace cinco minutos e intentó calmarse. Una encapuchada se acercó a ella y le preguntó si estaba bien, Marlene asintió.

—Lo siento. — se disculpó. — Creo que tengo que seguir... Juego en el equipo de Quidditch como cazadora. — Todas las chicas aficionadas le aplaudieron, al igual que los chicos. — Soy buena en clase, pero para serles sinceras, prefiero las bromas.

— ¡Nos agradas!— interrumpieron los gemelos, haciéndola reír. Pero Molly les pegó en el brazo.

— ¡Y ustedes me agradan a mí! — les devolvió. — Soy amiga de casi todos los que se han presentado y algunos que faltan, aunque solo hay un Slytherin con el que me llevo bien, y ese es Regulus. — Canuto no pudo evitar bufar, pero su hermano lo pasó por alto. — Te he oído, Sirius.— al parecer, Marlene no tenía los mismos planes que su amigo y se volvió hacia su novio con expresión seria.

Un viaje en el tiempo | HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora