IX

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Capítulo 9

Les tocaba.

Y querían prolongarlo, pero también deseaban averiguar qué ocurrió durante y después de la guerra que se avecinaba en su tiempo. Querían saber si seguían vivos, si estaban en Azkaban o tal vez, solo tal vez..., si lograron ser felices. Los cuatro encapuchados que quedaban se reunieron en ronda.

— ¿Quieren ir primero?

—Creo que será mejor que empiecen ustedes, Lucius— respondió la muchacha. —Presiento que causaremos algo de alboroto. — Sonrió y tomó la mano de su mejor amiga. — Suerte, Cissa.

Ellos subieron, sin perder su porte, captando en seguida la atención de todos los presentes, pero cuando se sacaron las capuchas, las miradas se dirigieron a un rubio sentado en Slytherin. Al notar eso, también desviaron su atención hacia Draco. La chica sonrió sin derramar lágrima alguna, aunque lo deseaba, y su esposo hizo una mueca que se podía llegar a interpretar como sonrisa.

—Es igual a ti. — le dijo Cissa.

—Sus ojos no son grises. Es curioso. — se acercó a su oído. —Tiene motes azules, como tú. — susurró.

Luego vieron con anhelo que una pareja estaba junto al chico y casi suspiran aliviados al verse juntos, vivos y libres. En contraparte, Narcissa y Lucius los veían a ellos con nostalgia, recordando aquellas épocas, cuando había un poco de color entre tanto gris, con sus... amigos.

—Me llamo Lucius Abraxas Malfoy.

—Y yo soy Narcissa Malfoy, anteriormente Black. — aclaró. — Soy prima de Regulus y Sirius. Mis padres son Cygnus Black y Druella Rosier, tengo dos hermanas; Bellatrix y Andromeda, la mayor...— apretó la mano de su esposo e intentó que su voz no saliera entrecortada. — Aunque ella ha sido tachada del árbol genealógico cuando escapó con ese tejón.

Andromeda, que estaba allí, sonrió con tristeza tomando a su hija por las manos. Sabía que Narcissa, en su interior, estaba orgullosa de que haya encontrado la felicidad, pero también enojada, por dejarla atrás e irse con Ted Tonks, mientras los problemas familiares recaían en sus hombros.

Lo que ambas sabían, es que la separación que sufrieron a manos de la sociedad y en especial por sus padres, fue una de las peores cosas que les pudo pasar.

Lucius, al ver que su esposa ya no decía nada, continuó.

—Los míos son Abraxas y Helen Malfoy. Tengo 23 y Narcissa 22. Ambos somos procedentes de un muy antiguo linaje de sangres puras, pertenecientes a los Sagrados 28. — estaba tan acostumbrado a decir aquello, que simplemente salió con su típico tono arrogante, aunque esa no fuese su intención.

—Llevamos casados siete años. — Retomó Cissa. — Cuando íbamos a Hogwarts éramos Slytherins, por mi parte mis materias favoritas eran; Encantamientos, Transformaciones, Defensa Contra las Artes Oscuras y Alquimia.

—Las mías eras las mismas, excepto por transformaciones, pero aun así era muy bueno. Fui Prefecto pero no Premio Anual... — rascó su antebrazo. — Por un pequeño percance.

—Nuestros mejores amigos son los G...

—Shh, Narcissa no lo digas. — susurró una mujer, Cissa confundida, asintió.

— G... G.. ¿Qué? — Pensaba Hermione.

—Y por último, ninguno de nosotros tiene Patronus, así que no hay más que contar. — jugueteó con su brazalete un momento al aceptar aquello. Una chica levantó la mano justo cuando se disponían a bajar, con algo de temor pero en especial muchísima curiosidad.

Un viaje en el tiempo | HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora