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-El doctor Morris no mentía. Sophie de verdad está en casa de mi padre.-Declaró Sasha sentándose frente a mi. Hoy no le tocaba cubrir en la cafetería, sin embargo, estaba segura que tampoco tenía nada que hacer y por eso estaba aquí.

-¿Cómo lo sabes?-Llevaba semanas intentando confirmarlo.

-Porque no encontré ninguna otra forma más que ir a espiarlo a su casa.-suspiró.-La vi saliendo de ahí. Nunca pensé que me decepcionaría al doble.-se recargó contra su mano en la mesa.-Creo que...-se interrumpió abriendo los ojos enormemente. En seguida, de manera inesperada se deslizó por la silla hasta esconderse bajo la mesa.

-¿Qué pasa?-pregunté, asustada por la manera en la que actuaba. Me asomé encontrándomela con la boca tapada.

-Sal, sal.-pidió.-Actúa normal.

-La que está actuando como una loca eres tú.-Dije, enderezándome.-¿Qué pasa?-pregunté de nuevo, intentando hacer parecer que no había nadie bajo la mesa en donde estaba sentada.

-Es Felix...-murmuró con voz aguda-¿Qué está haciendo aquí?

-¿Felix?-miré alrededor.-¿Quién es?-quise saber. Llevaba demasiado tiempo hablando con ese sujeto y nunca llegué a saber como era realmente.

-¿Ves a los que se dirigen a la caja?-describió. Había dos muchachos caminando hasta esta-Es el que lleva el abrigo color negro.

Miré intentando ser disimulada. Ahí estaba y... Sasha no mentía cuando decía que era atractivo. Probablemente medía casi lo mismo que Fred, pero él era un poco mas delgado. Su cabellera era realmente negra y lacia. Pidió y mientras esperaba platicaba con su acompañante de Dios sabe qué.

-¿Y por qué te escondes de él?-miré el té que estaba tomando, intentando que las personas no creyeran que estaba hablando sola.

-¿Bromeas? ¿Qué acaso no vez en las fachas en las que estoy? Míralo a él... está tan perfecto.-Murmuró.

-Te vez genial.

-No lo suficiente como para deslumbrarlo.

Rodé los ojos, porque Sasha no solo era muy guapa, tenía un cuerpo increíble y su personalidad era algo que hacía que nadie notara si estaba o no estaba bien vestida.

-Eres una ridícula.-di un sorbo a mi taza.-¡Au!-me quejé cuando pellizcó mi pierna.

-Deberías de dejar de juntarte con Fred, está pegándote sus palabras para nada elegantes.-¡Au!-se quejó ella cuando la pateé.

-Espero que no se quede a tomar eso aquí, porque sino tendrás que estar bajo esa mesa por mucho tiempo.-comenté, aburrida.

Bufó.

-¿Cómo es que no lo pensé? Debí salir corriendo al baño mejor. Dime cuando se vaya.

No sé cuanto tiempo se tardaron en preparar sus pedidos, pero suspiré cuando vi como en lugar de dirigirse a la mesa, caminaban hasta la puerta para salir.

-Sal de ahí, tonta.-pedí.

Así lo hizo. Suspirando y con el rostro sonrojado salió de debajo de la mesa.

-Eso estuvo cerca.

-No sabía que seguías hablando con él.

-Lo hacemos de vez en cuando. Fred está ocupando muy seguido el computador y él está muy ocupado en la universidad. Está haciendo su tesis.

Asentí.

-¿Y no sabe que trabajas aquí?

Negó.

-Aún no he tenido la oportunidad de decírselo.-jugó con sus manos y suspiró, viendo al frente, ensoñada-Me gusta mucho, Virginia.-declaró.-Pero a veces lo siento tan inalcanzable.

𝙹𝚞𝚗𝚝𝚘 𝚊 𝚎́𝚕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora