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Estaba acostumbrada a los días nublados que Liverpool tenía todo el tiempo para mi

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Estaba acostumbrada a los días nublados que Liverpool tenía todo el tiempo para mi. Siendo sinsera, no era como si el sol me desagradara, pero era un cambio del cual, a pesar de llevar más de tres meses desde que me había mudado, aún no lograba amar del todo.

Estados Unidos tenía una gran extensión en buenas universidades, y no decía que en Europa no las hubiese, solo que mi padre se dejaba llevar a la hora de competir con sus socios. Siempre había sido asi, por lo que, en cuanto escuchó que el señor Gardener enviaría a su hijo mayor a estudiar a una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, el no dudo ni un segundo en que yo también podría hacerlo a pesar de que yo ya iba por el tercer semestre.

Ahora, aquí estaba. En un país en el cual no tenía la más mínima pizca de interés, pero que aún así debía aprender a querer porque serían tres largos años de lo que restaba de la universidad.

Todo el mundo se conocía en Wester, todos tenían miles de amigos excepto yo que aún era considerada como "La nueva".

No era como si no se me hubiesen acercado antes, era solo que eran esa clase de personas por las cuales mi madre me reprendería por no encontrar amistades más decentes.

Los americanos era escandalosos y muy fiesteros. Sabía de multiples fiestas incluso entre semana en donde al día siguiente varios de mis compañeros llegaban con cruda. Definitivamente nunca me acostumbraría a aquello.

Mientras apuntaba lo que el profesor de organización de recursos humanos nos dictaba, sentí como una pequeña bola de papel aterrizaba en mi cabello. Me deshice de ella y volteé a ver para saber quién me la había aventado.

Me encontré con Sean Brian, era un tipo alto y fornido que formaba parte del equipo de americano de la escuela. En seguida me dio una sonrisa ladina y un guiño de ojo. Suspiré intentando aguantar las enormes ganas que tenía de rodar los ojos. No quería ser grosera, pero era molesto que a pesar de que le había dejado las cosas en claro él siguiera molestando. No quería problemas con su novia quien era igual de desastrosa que él y que parecía no darse cuenta de lo que este hacía ya que parecía terminar de releer sus apuntes mientras se mantenía sentada a su lado.

-De acuerdo chicos-el profesor llamó nuestra atención.-Ahora les asignaré un compañero para un proyecto que tienen que entregar a finales del semestre.

Todos iniciaron a abuchearlo. Para ser una escuela prestigiosa había muchos mal educados en el lugar.

Me mantuve sentada en mi lugar esperando a que dijera mi nombre. Esperaba que al menos me tocara con Gian Wells, quien se podría decir, era el más inteligente del salon, o Sander Troy, que se dedicaba a jugar ajedres en su tiempo libre. Alguien tranquilo y que supiera que no tendría que batallar para terminar el proyecto.

-Virginia Myers.-Llamó el profesor. Levanté mi mano haciéndole saber que estaba presente. Revisó en su lista por segundos eternos antes de hablar de nuevo.-Estarás con Sasha Cox.

Quise reclamarle porque ahora no me sentía conforme, pero no podía responderle a los adultos por lo que solo asentí.

Volteé atrás, justo al lado de Sean. Ahí estaba la chica. Al ver que estaba viéndola me dio una sonrisa ladina y me hizo la seña de amor y paz con la mano que no sostenía el lápiz.

Suspiré. Esto sería un proceso difícil, algo me lo decía.

𝙹𝚞𝚗𝚝𝚘 𝚊 𝚎́𝚕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora