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Sentía desesperación por el hecho de que Sasha estaba ocupada todo el tiempo. Había pasado más de una semana desde la primera y última vez en la que nos habíamos juntado para hacer el proyecto y parecía no importarle.

Había intentado acercarme a ella durante horarios escolares, pero nunca estaba sola y siendo sincera no quería mezclarme con ese tipo de personas.

Cuando las clases habían dado por finalizado, decidí que sería el día en el que la enfrentaría. Por culpa de ella estábamos atrasadas y parecía no importarle. Para mi mala suerte no la encontré por ningún lado y por ese motivo ahora me encontraba llegando a la pequeña residencia en la que ella vivía. Había sido fácil llegar, pero una vez dentro del pequeño tumulto de casas idénticas, me fue imposible dar con ella. Caminé por la banqueta sin rendirme, sabía que la casa de Sasha tendría su auto afuera, de esa manera lograría reconocerla.

No sé cuanto timpo estuve caminando viendo alrededor, pero cuando un auto paso por mi lado y sonó su claxon no pude evitar sobresaltarme. Volteé a ver molesta.

-Con razón te me hacías conocida. No todas las chicas lucen tan buenas a pesar de estar usando ropa de abuela.-Habló con aquella voz que tanto me desagradaba.

-¿Qué quieres?

-¿Además de follarte?-Fingió pensar.-Creo que nada, solo eso y sería muy feliz.

-Eres un asqueroso.-Hablé con desprecio, pero al parecer eso le gustaba ya que sonrió.

Lo ignoré y estaba con el propósito de continuar mi camino pero él me detuvo al hablar.

-Si vas a buscar a Sasha, ella no esta en casa.

Regresé a verlo de nuevo. Se mantenía recargado contra el asiento de su auto. Una mano en el volante y miraba en mi dirección con una sonrisa reljada.-Pero si quieres puedo llevarte hasta ella.

-No gracias. No quiero terminar en una de esas fiestas.

Rió negando con la cabeza.

-¿En que concepto tienes a Sasha, niña británica?

-Me llamo Virginia.-Aclaré.-Y no tengo conceptos de ella. Pero es ahí en donde la mayoría se encuentran los viernes por la noche.

-Bueno, Sasha no tiene el tiempo de estar en fiestas como los riquillos con los que estás acostumbrada a estar.

-Yo no... ¿Sabes qué? Olvidalo.-Bufé dándome la vuelta para salir de este lugar.

-¿Estás segura de que no quieres que te lleve?-Preguntó mientras conducía despacio, a mi mismo ritmo.

-Si.

-¿Si quieres que te lleve o si estás segura?

Estaba molestandome. Lo sabía.

-Si estoy segura de que no quiero que me lleves.-Gruñí.

-Bueno, solo quiero que sepas que ni siquiera ibas en dirección correcta para llegar a la casa de Sasha.-Me detuve y volví nuevamente mi vista a él.-Espero no te pierdas al querer salir de aquí.-Se encogió de hombros.

-Espera...-Pedí al ver que planeaba arrancar.

Aquella sonrisa de suficiencia me hizo ver que era lo que esperaba, pero después de todo él tenía razón, no sabía como salir de este lugar. Incluso, como había dicho desde antes, no sabía ni siquiera en donde quedaba la casa de Sasha con exactitud.

-Dime.-Quise golpear su tonta cara por unos segundos.

-Bien, iré contigo.-Hablé entre dientes.

Me incliné y abrí la puerta sintiendo que por un momento estaba perdiendo la dignidad.

𝙹𝚞𝚗𝚝𝚘 𝚊 𝚎́𝚕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora