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Todos estos días me había encontrado renuente ante la idea de sonrojarme con solo recordar todo lo que él me decía. Me regañaba a mi misma porque en la universidad habían muchos tipos que intentaban hablarme y yo ahora no podía dejar de pensar en él. Era injusto. Más por el hecho de que ya tenía demasiada atención femenina como para que incluso a mí llegara a interesarme si quiera un poco.

Iba a casa de Sasha a continuar con el proyecto y, los días en los que no se la pasaba molestándome, siempre estaba en su casa con alguna de esas chicas con las que se involucraba ¿Cómo era posible que a mí me gustara algo como eso?

Definitivamente no podía suceder.

Sasha no había parado de perseguirme toda la tarde por la universidad, incluso se había sentado en mi mesa sin pedir permiso antes, aún cuando en la mesa donde comúnmente se sentaba Sean con sus amigos le habían pedido que se sentara con ellos. Y en todo ese tiempo de lo único de lo que hablaba era de como ese tal Felix le gustaba cada vez más.

-Oye ¿De verdad es lo único que comerás?.-Señaló mi plato en donde había una ensalada de pollo que yo misma había preparado esta mañana.

-¿Qué tiene de malo?

-Nada, es solo que eso es equivalente a la mitad de lo que yo como. Por eso estás toda flacucha.-Señaló tomando mi brazo, como si midiera la masa muscular que este tenía.

Me deshice de su agarre.

-Mi estomago está acostumbrado a comer en porciones pequeñas, si como más podría darme una indigestión.-Le expliqué sin mentirle.

-¿Estás segura? Empiezo a dudar que eres de familia rica ahora que te he visto comer. Hasta me dan ganas de darte una limosna.-Se burló.

-Entonces Felix...-Le cambié el tema sabiendo que funcionaría, porque al parecer le gustaba mucho hablar de él.

Sasha sonrió y volvió a hablar y a hablar del chico como si no hubiese un mañana.

Sasha sonrió y volvió a hablar y a hablar del chico como si no hubiese un mañana

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-Creo que es suficiente por hoy-dijo Sasha mientras se estiraba y bostezaba.

-Pero empezamos a penas hace un par de horas.-Le hice ver.-Y ni siquiera logramos vernos la semana pasada, creo que...-Volteé a verla, estaba con la cabeza recargada contra el sofá debido a que estábamos en el suelo.-Sasha.-La removí un poco.

Suspiré. No era como si fuese a reclamarle ahora que sabía que trabajaba casi veinticuatro horas seguidas a veces, por lo que guarde mis cosas y me puse de pie. Había venido ya varias veces aquí por lo que ya me sabía el camino hasta la parada de autobuses más cercana.

Salí de su casa, cerré la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido a pesar de haberme dado cuenta de que Sasha estaba en un sueño profundo. De no ser porque de su boca abierta salían murmullos, bien podrías llegar a creer que estaba muerta.

Cuando bajé las escaleras que había ahí, mi rostro se levantó mirando la casa del frente, de esta venía saliendo Fred con la cabeza gacha mientras acomodaba las mangas de su chamarra de mezclilla. Iba a irse, lo supe en cuanto vi como del bolsillo de su jean sacaba las llaves de su auto. Iba por alguna de esas mujersuelas, estaba segura y... no quería que lo hiciera. Me sentía molesta y esta vez la molestia era de solo pensar que alguna de esas chicas iba a involucrarse con él.

𝙹𝚞𝚗𝚝𝚘 𝚊 𝚎́𝚕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora