El famoso D4 aparece

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Llegué a mi casa sobre las 7 después de ir un rato a la biblioteca, aunque no sirvió de mucho. No podía dejar de pensar en Galiani. Ni siquiera saludé a mi familia cuando llegué a casa. Fui corriendo a mi cuarto y me puse a investigar un poco de él en internet:

Como pensé, es el nuevo heredero de la compañía Galiani de restaurantes. Trabaja actualmente como modelo y según las páginas del corazón es un chico muy reservado y misterioso. Por lo que se sabe de él no tiene novia pero se encuentra muy unido a la modelo Gionova Marcelini.

- hija, la cena ya está servida. - dijo mi madre en la puerta de mi cuarto.
- Está bien mamá, ahora voy. - dije concentrada leyendo los artículos que hablaban de James Galiani.
- ¿Qué estás haciendo? - mi madre ya estaba cotilleando a ver que hacía.
- Nada - dije mientras cerraba rápidamente el portátil.
- Hija qué poco confías en mi
- Porqué será...

Nos levantamos y nos pusimos a cenar. No se hablaba de otra cosa excepto de como había sido mi primer día.
En verdad viendo la vida que tenemos mi familia, entiendo que mis padres me obligasen a ir. Mi madre y mi padre son dueños de un pequeño bar familiar que apenas nos da para llegar a final de mes.
Terminé de comer, me duché y me fui a mi habitación a dormir. Mañana sería otro día.

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Mierda, me he quedado dormida. ¿Qué iba a hacer?

- papá, necesito tu moto hoy, o no llego a clase.
- Está bien - dijo mientras me tiraba las llaves y hacía nuestro peculiar saludo desde lejos - ten cuidado y a por todas.

Le sonreí y me fui corriendo a arrancar la moto. Tras varías veces intentando encenderlo, lo conseguí. Me puse el casco y salí pitando.

Iba bastante rápida a decir verdad, pero no quería llegar tarde. Todo se torció cuando me choqué con un coche que se saltó el semáforo. Aunque no acabé lastimada, la moto quedó destrozada. Mi padre me iba a matar.

Salí cabreadísima hacia la ventanilla del conductor - oye ¿de qué vas?
- lo siento señorita, tenía prisa mi señor y no he visto el semáforo
- Yo te perdono, pero me vas a tener que pagar la moto si no quieres problemas con la policía.
- Cállate ya insolente - de atrás vino una voz. La ventanilla del coche-limusina de atrás estaba abierta con un chaval asomado. - aquí tienes 5000 euros por las reparaciones. Vámonos ya Pedrera. No quiero llegar tarde al espectáculo de hoy.
- Como diga usted, señor.

¿señor? Por favor. Niño ricachón consentido. Me ha dado 5000 euros de la nada. Le lloverá el dinero. Era bastante guapo, y su cara me sonaba mucho. Seguro que también era algún famosillo heredero e iba a mi instituto. No se como voy a soportar todo un año rodeada de estos subnormales.

Dejé la moto con un candado en un set bici que había cerca y me dispuse a correr. Llegaría tarde pero tendría una buena excusa.

Tras 20 minutos corriendo, al fin llegué al instituto. Al estar a las afueras de Londres estaba bastante lejos. Me senté sudada y cansada a tomarme un poco de agua. De repente me vi a un grupo de chicos corriendo y gritando. Iban con mi mismo uniforme así que eran de mi instituto. Quién diría que eran ricachones si parecían niños chicos. Los seguí ya que estaba un tanto curiosa. Detrás del instituto estaba prácticamente todo el mundo. Habían hecho un coro y en medio había un chico desangrado y con toda la ropa desgarrada. Aparté a todo el mundo que se encontraba delante mía y me dispuse a ayudarlo. Me agaché y le di agua y le ayude a levantarse. Todo los pijos se quedaron mirándome sin ayudar.

- ¿qué hacéis? ¿es que no pensáis ayudarlo? -dije gritando - vamos, te llevaré a la enfermería - levanté como pude al chico desangrado y coloqué su brazo en mi cuello.
- Quédate ahí quieta. - escuché una voz desde atrás del coro. Éste se apartó de repente y dejó un pasillo a cuatro chavales con ropa diferente al uniforme. - ¿qué haces ayudando a un tarjeta roja?
- ¿Eing? ¿Tarjeta roja? ¿Qué dices? Este chaval necesita ayuda.
- Si tú no quieres estar igual que él déjalo donde está. - dijo mientras todo el mundo le aplaudía y le vitoreaba. ¿qué era un dios o que coño?
- Qué te lo crees tú. - me giré al chaval herido y le hice un gesto de que fuese a la enfermería. Me crucé de brazos y me fijé en el capullo aquel... No me lo podía creer, era el señorito de los 5000 euros, el de esta mañana. - oye capullo, aquí tienes tu dinero de esta mañana, no quiero nada de un sinvergüenza como tú- saqué el dinero del bolsillo y se lo tiré a la cara.
- ¿ tú eres la pobretona a la que he atropellado está mañana? - dijo mientras se reía, seguido del todo el coro. - a mí no me insulta nadie y menos una cosa como tú.
- ¿Cosa? - y a continuación salió de mí una bofetada a aquel idiota. El chaval se cayó del golpe. - pues esta cosa vale más que tú incontables veces. - la gente empezó a cuchichear y dos pijas tontas ayudaron al chaval a levantarse
- ¿ sabes quienes somos acaso?- dijo otro del cuarteto de los chicos
- Ni lo se ni me importa.
Las chicas que ayudaron a levantarse me empezaron a empujar y a gritarme : - son el famoso D4
Quité a las niñas de un empujón : - como si son los emperadores de medio mundo. Y con su permiso, me voy a ayudar al chaval. No voy a perder un minuto más con unos sin cerebro. Adiós. - le pegué un empujón u acabé andando por el pasillo que todavía estaba hecho.

D4... Tengo la sensación de que no va a ser fácil con ese cuarteto...

Diamantes antes que chicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora