Aun con orgullo también se llora

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Tuve que salir de allí, aquello me estaba haciendo tanto daño en el corazón que iba a estallar en cualquier momento. Salí con lágrimas saltadas y me dirigí sin hacer escándalo hacia la puerta principal. Al final Cenicienta no perdió su zapato, pero si su príncipe.

Damon

Vi como Gina se iba sin siquiera despedirse, ¿qué hacía?. Salí de la fiesta y la perseguí por los jardines hasta que la conseguí alcanzar en las verjas que daban a la calle. La agarré por el brazo y ella se giró hacia mí. Estaba llorando. Sin pensarlo dos veces le di un abrazo y la sumergí en mi pecho mientras ella sollozaba. Nunca hubiera pensado que Gina alguna vez en mi vida la encontraría así.

- Gina, ¿qué pasa?

- Damon, es un completo gilipoyas...

- ¿Alguien más gilipoyas que yo? - dije intentando animarla de cualquier manera - Gina, nadie se merece tus lágrimas - la saqué de mi pecho y le acaricié la cara. Ella estaba preciosa, indefensa. - así que anímate. Venga, te llevo a casa.

- Pero... Tu fiesta...

- No pasa nada, no se darán cuenta de mi ausencia.

Le cedí mi chaqueta porque no llevaba ni siquiera el chal de pelo que le cogió a mi hermana. No hablamos, aunque pasé mi brazo por su hombro para consolarla. Podía sentir sus latidos fuertemente.

- Damon, gracias - sus palabras salieron del silencioso camino que estábamos teniendo.
No tienes ni que darlas. - la miré, aunque sabía que ella no me iba a mirar. No era como aquellas chicas que les gusta mostrar su lado sensible. Ella tiene orgullo, como yo, otra de las cosas por las que... - Damon, creo que seguiré sola, necesito pensar y tú volver a la fiesta.

- Esta bien, pero no irás andando, te pagaré un taxi. - llamé con la mano a uno que atendió enseguida. No llevaba dinero pero si tarjetas. Gina se montó y le di una de ellas. Ella me respondió con una sonrisa sin ganas y se marchó.

Me volví a la fiesta, ya sin muchas ganas, y me fui a sentar con Hugo a la barra. Estaba con dos chicas pero inmediatamente se fueron al mirarlas con cara seria.

- ¿qué te pasa? ¿Problemas con Gina? - dijo Hugo riéndose.

- Se acaba de ir. Estaba extraña. Algo ha pasado. ¿Sabes algo?

- Que va. Solo estuve hablando con ella un rato y ...- se calló de repente.

- Y... ¿Qué?

- Nada.

- Nada no, que pasa. Enserio Hugo, te haré hablar a las buenas o a las malas.

- Bueno, solo creo que le gusta alguien. - entonces caí. A ella le gustaba James, y a no ser que el le haya hecho algo, ella no lloraría. Me levanté de un salto y fui a buscarlo. Lo encontré con Gionova bailando. Lo cogí del brazo y me lo llevé al balcón. - ¿qué le has hecho a Gina?

- ¿Yo? Nada. Por cierto, ¿sabes dónde está?

- Se ha ido llorando. Eres un completo gilipoyas hermano. Has venido con la mejor compañía que cualquiera pueda tener y no le has echado cuenta en toda la noche. Eres patético. - sabía que tenía la razón.

- ¿Llorando? ¿Pero que ha pasado?

- Nose, pero si estaba llorando, apuesto a que era por ti. No te vuelvas a acercar a ella, o tendremos problemas.

- Damon, ¿es que acaso te gusta ella?

- Eso no te incumbe.

- Si me incumbe, aunque se haya ido, ha venido conmigo a la fiesta, y además soy uno de los D4.

- Calla, hoy no somos nada, vete de aquí. - le miré con una cara de asco y le pegué un empujón.

Me dirigí hacia el escenario muy cabreado.

- la fiesta se ha acabado. Pueden irse.

Todos se fueron lo más rápido que pudieron. Hoy no tenía ganas de hablar más. Me fui a mi habitación y me fumé el ultimo cigarrillo que me quedaba.

Toc-toc

- seas quien seas, no pienso recibir visitas.

- Damon, soy Gionova.

Gionova siempre se ha juntado con D4, desde que éramos pequeños. Ella era la chica del grupo y la líder, pero luego comenzó a salir con chicas de su clase y nosotros empezamos a salir por otro lado. Sin embargo, siempre hemos tenido muy buena relación aún no viéndonos todos los días.

- pasa

- Gracias por recibirme.

- No hay de qué Gio. ¿Qué te ocurre?

- Bueno, solo quería despedirme de ti como era debido. La fiesta ha estado movidita pero ha sido muy entretenida. Me he divertido mucho.

- Gio, te conozco, y más esa cara. ¿Qué ocurre?

- No se te puede engañar - dijo con una cara medio preocupada. - Pues mira, Damon, he decidido qué hacer con mi vida, y solo quería contártelo antes de que te enterases por otros medios. He decidido renunciar a la herencia Marcelini y vivir por mi cuenta en Estados Unidos indefinidamente.

- ¿Te vas? - estaba de piedra

- Sí. No me casaré ni seré abogada. Quiero irme a explorar mundo y ser independiente. Ya me han aceptado en la universidad de medicina de New York.

Le di un fuertísimo abrazo. Era demasiado valiente. Ella y todos sabíamos que renunciar a la herencia de tu familia implicaba rechazo total por parte de ellos. - ¿cuando te vas?

- la semana que viene.

- Estaré allí el primero para despedirme. Mándame un mensaje con la hora y el sitio.

- Esta bien. Muchas gracias por entenderlo. - se dirigía hacia la puerta

- Oye Gio, ¿James sabe de esto?

- Todavía no, pero se lo diré mañana. Por favor, no lo cuentes.

- Tranquila, tu secreto está a salvo conmigo. - me sonrió y me hizo un gesto de beso al aire.

- Adiós, Damon.

- Adiós.

Se que no ha pasado mucho, pero ya pasará, tranquilos ;). Espero vuestros comentarios/likes :) un besazo!

Diamantes antes que chicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora