No importan nuestros mundos

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Gina

Definitivamente, yo no era la cenicienta de James. ¿Cómo se me habría podido pasar que una chica pobre, simple y sin personalidad y sin educación pudiese haber ganado el corazón de James?.
Sin embargo, no me arrepiento, aunque me estuviese engañando a mi misma, de los momentos a solas que pasábamos juntos. Aunque, claro, ahora me doy cuenta del dolor que sientes en el pecho cuando ves que tus sentimientos no son correspondidos.

- señorita, ya hemos llegado. Son 45 euros.

- tome - le di la tarjeta que me había dado Damon. La verdad es que no se como iba eso de las tarjetas, pero el hombre se quedó impresionado con aquella tarjeta de crédito de color dorada. - ¿ocurre algo? - pregunte.

- no, solo es que ... En mi vida había visto una tarjeta platinum. Su novio debe ser multimillonario para tener una como esta. - me la devolvió.

- no es mi novio, y gracias. - salí del coche y me fui con los zapatos quitados hacia mi mini casa.

El muy gilipoyas de Damon me había dado una de sus tarjetas de multimillonario. ¿cuánto dinero habría dentro? Más de lo que ganaré yo en mi vida seguro. Aunque, hoy se ha portado muy bien conmigo. Tendré que agradecérselo algún día. No se que hago que entre este chico y yo siempre se deben favores.

Antes de entrar en mi casa vi a un chico enchaquetado apoyado en la puerta. ¿Sería James?

- Hola, ¿has tardado mucho no crees? Llevo esperando 10 minutos.

- ¿qué haces aquí?

- recuperar mi tarjeta, no me fío de ti. - dijo con un aire de superioridad.

- pero... ¿Cómo has podido llegar antes que yo? Es imposible. Si me dejaste hace media hora en tu casa.

señalo hacia arriba con media sonrisa mientras dijo: - helicóptero.

- ah claro, tu no eres una persona normal, se me olvidaba. - pasé por delante de él para abrir la puerta de mi casa. - toma tu tarjeta y gracias, ya te devolveré el dinero.

- Gina, espera - dijo mientras me agarraba de la mano. Sentí un escalofrío momentáneo. - ¿estás bien?

- la verdad es que no, pero hay que seguir para adelante. - retire su mano de la mía. Me ponía nerviosa - No sirve de nada lamentarse, eso es perder tiempo de tu vida, la cual es un regalo y hay que disfrutarla. Y, para aclararlo, contigo mi vida no la disfruto así que... Adiós.

- no intentes hacerte ahora la dura cuando hace nada estabas llorando.

- Damon, ¿y que quieres que haga?

- que salgas conmigo, Gina, eso quiero que hagas. - mi cara se petrificó - James no sabe valorar lo perfecta que tu eres. Tienes carácter, eres valiente, guapa, lista, divertida... Dime, ¿qué te falta?

- vivir en tu mundo de ricos, Damon. ¿No te das cuenta de que los millonarios no pueden amar?

- ¿y entonces que estoy haciendo yo?

- lo tuyo es un capricho porque soy la única que ha sido capaz de encararse contigo.

- ¿Y qué pasa si porque desde que te me encaraste por primera vez me haya enamorado de ti? Gina, eres la única chica que ha sido capaz de verme fuera de mis dineros y del poder que tiene mi familia en el mundo empresarial. No ha habido falsedad entre nosotros. Incluso has sido capaz de contestarme a cualquier gilipoyez que digo, y eso ni mis D4 lo hacen.

- Damon, tienes a Aria, así que por favor, no líes aun mas las cosas por una tontería.

- no quiero, así que esperaré tu respuesta, no tengo prisa alguna. Además, Aria ya no es nada mío.

Después de un silencio grande, se acercó poco a poco a mi. Pensaba que iba a intentar besarme, porque me lo esperaba ya de él. Decía tres palabras bonitas y pensaba que cualquier chica caería a sus pies, pero no fue así. Se quedo allí quieto, cara con cara, mirándome esperando a que yo reaccionase ante su última contestación. Sabía que él no podría esperar a que yo respondiese durante mucho tiempo así que fui sincera y le respondí lo que sentía:

- lo siento, Damon, pero ahora con lo que acaba de pasar no creo que pueda pensar en otra persona, y menos otro con las mismas pautas que él que me gusta.

- Un Kingdom nunca se rinde - dijo con cara seria. Se alejó poco a poco de mi - nos veremos pasado mañana en el instituto. Adiós. - se giró andando con sus aires de ricachón y se montó en el primer taxi que pasó por allí.

Abrí corriendo la puerta y al cerrarla me senté en el suelo. ¿Qué había acabado de pasar? Analicemos: Damon se me ha declarado ¿no?.

Diamantes antes que chicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora