Un superhéroe inesperado

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Ya eran más de las 12 y había pasado mi toque de queda. Mis padres me iban a castigar de por vida, y encima todavía no habían visto lo que quedaba de mi uniforme. Pagaré de mi dinero la tintorería a ver si hay alguna solución.

Hacía frío y las calles estaban demasiado silenciosas. Empecé a escuchar unos pasos detrás mía así que aligeré el paso. Sin embargo, los hombres que me seguían consiguieron alcanzarme.

- hola preciosa, ¿te acompañamos a tu casa? Estas calles son muy peligrosas a esta hora.

- No... Gracias... Puedo ir sola. - empezaron a encerrarme y fui retrocediendo unos pasos.

- Si quieres vente con nosotros a tomarte algo y luego te llevamos en coche.

Tenía demasiado miedo. Uno de ellos empezó a tocarme el pelo mientras hacía una media sonrisa. No veía escapatoria. ¿Que iba a ser de mí?

- hueles increíblemente bien, espero que estés así de rica por todo el cuerpo.

- Por favor...- dije intentando protegerme dando codazos. Dos de los tres hombres me agarraron de los brazos mientras que el otro empezó a quitarme poco a poco la camisa- ¡ayuda! - me taparon la boca. Pegué un mordisco a la mano que me tapaba, haciendo que la retirase y pudiese gritar una vez más. Lo hice con mucha más fuerza; era mi última oportunidad - ¡Socorro!

Una sombra apareció por detrás del hombre que estaba enfrente mía y le tiró al suelo mientras le golpeaba la cara. Los otros dos me soltaron para ayudarlo, pero la persona que me estaba socorriendo era muchísimo más fuerte. Tumbo a los otros dos de un puñetazo.

- pídele perdón, hijo de puta - dios, me sonaba demasiado la voz - ¡díselo!¡o te juro que no sobrevives!

- Lo siento... - dijo el hombre con la cara ensangrentaba, de rodillas y llorando. Y pensar que aquel hombre iba a violarme. Le pegué una última patada a su cara. Lo dejé retorciéndose de dolor mientras intentaba huir lo posible de aquellos tipos, abrochándome de nuevo la camisa. Detrás mía escuché unos pasos, era mi supuesto salvador.

- ¿Qué haces aquí?- dije sin girar la cara. Aquella ropa era inconfundible.

- ¿Eso le dices al que te ha salvado?

Me quedé callada. Tenía que decirle aquella palabra pero no me salían de la boca, era demasiado difícil. Saqué valor y lo dije: - gracias...

- no me he enterado - dijo burlándose mientras hacía un gesto rodeando su oreja mientras yo le miraba de reojo.

Me giré y tuve el valor de decirlo fuerte: -¡Gracias! ¿Contento?

- Mucho

- Bueno me voy

- ¿Piensas irte sola para que te vuelva a pasar algo así? Te acompañaré, no insistas.

- Capullo. - y aunque no era la mejor compañía del mundo, era mejor que ir sola hasta mi casa.

El silencio se hizo por todo el camino hasta mi casa. Era extraño, Damon hablaba siempre a todas horas. Miré disimuladamente, y él me estaba mirando intensamente.

- a ver,¿ qué te pasa que no hablas?

- Bueno, yo te prometí que si me respondías a mi pregunta, te dejaría en paz por "hoy".

- No pude evitar sonreír : - no me puedo creer que cumplas tus promesas.

- pues sí. Un buen futuro empresario tiene que cumplir lo que promete. - de repente se calló mientras me miraba. Me quedé extrañada : - eres fea, pero lo eres menos cuando sonríes.

¿Enserio dijo aquello? No pude ponerme nerviosa y caminé andando para adelante suya. Sabía que estaba sonriendo por detrás.

Al poco tiempo llegamos a mi casa.

- ¿este cuchitril es tu casa?

- Pues sí, y estoy muy agradecida. - miró hacia mi casa con cara de desprecio - oye, para tu información, el 99% del mundo vive en casas así.

- Pero si estos metros cuadrados no son ni mi cuarto de baño.

- Es que no todo el mundo tiene la suerte de vivir en una mansión

- Tengo 12

- ¿Doce? - me quedé con la boca abierta de par en par.

- Sí, y dos islas.

- Lo flipo contigo. Y aún así eres capaz de salvar a la chica pobretona a la que le pones la tarjeta roja.

- Bueno... Estoy pensando en quitártelo.

- ¿Te estás ablandando? - dije con una cara pícara.

- ¡Qué va! - sabía que estaba mintiendo. Giró su cara.

- Bueno, gracias por acompañarme a casa. - me giré y me dirigí a mi puerta. Desde atrás pude escuchar: - buenas noches - lo dijo en voz baja. Giré mi cabeza pero ya no estaba. Si que corría aquel chaval.

Entré y me llevé la bronca del siglo, junto con un castigo de 2 semanas sin salir. Y eso sin decirle que mi uniforme estaba destrozado. Mañana era sábado así que me pasaría el día en el bar de mi padre trabajando. Tendría que sacar un hueco para llevar de urgencia el uniforme a la tintorería.
¡Vaya día loco!

Espero que os haya gustado el nuevo capítulo. A mí me encantó la verdad. Damon al final no es tan malo... Y James quiere el camino libre de Gina... Esta noche otro capítulo. Espero vuestros comentarios/likes ! :)

Diamantes antes que chicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora