Stella:
Después de esa noche no volví a escuchar nada más sobre lo de Hermione o incluso sobre mi, aunque con respecto a mi no sabia si era debido a lo que había pasado o por el miedo que tenían de ser petrificados por mi. Aunque amaba que todos me llamaran la princesa de Slytherin, nadie tenia el valor de acercarse a mi o hablarme, claro que mis amigos eran la excepción.
No había salido de mi habitación más que para ir a clases y visitar a Hermione, en este momento me encontraba con ella en la enfermería, no me gustaba dejarla sola.
-Pronto tendrán el antídoto y estarás bien Herms, lo prometo- le dije aun sabiendo que no me escuchaba.
Me acerque a ella y la tome de la mano, pero al hacerlo note que sostenía algo, me acerque un poco más y pude ver que se trataba de un pequeño papel hecho bolita. Mire a ambos lados asegurándome de que nadie me prestara atención y saque el papel con sumo cuidado para que no se rompiera.
Una vez que tuve el papel en mis manos salí de la enfermería, camine un poco y me adentre a uno de los pasillos que, para mi suerte, carecía de estudiantes. Al abrir el papel y leer su contenido supe que debía mostrárselo a los chicos.
Hice el papel una bolita y cuando gire el pasillo choque con la persona que menos quería ver en ese momento.
-Fíjate por donde caminas sangre suci- dijo acomodándose la túnica, pero al ver me callo.
Lo mire unos segundos y sin decir nada camine hasta el comedor lo más rápido que pude. Al llegar pude ver a Harry y a Ron en su mesa, me acerque a ellos y me senté entre ambos, por lo cual me miraron de una forma muy rara. No era normal que alguien de Slytherin se sentara en la mesa de los leones.
-Encontré algo chicos, la razón por la que Hermione estaba en la biblioteca el día que la petrificaron- dije, ambos me miraron con los ojos bien abiertos y se acercaron más a mi, de tal forma que solo los tres pudiéramos escuchar lo que decíamos- "De muchas criaturas que rondan el mundo, ninguna es tan mortal como el basilisco. Capaz de vivir por cientos de años, la muerte le espera a quien mire sus gigantescos ojos de serpiente. Es el peor enemigo de las arañas."- leí- Chicos, eso es lo que se esconde en la cámara de los secretos-
-Por eso podíamos escucharlo hablar- me dice Harry, a lo que asentí.
-Pero si mata al mirarlo a los ojos, ¿por qué nadie está muerto?-
-Por que nadie lo miro a los ojos, no directamente- explica Harry.
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Al terminar las clases me concentre en volver a mi sala común, la verdad estaba cansada y solo quería recostarme, pero un anuncio me hizo parar en seco.
"Todos los estudiantes deben regresar a sus dormitorios ahora. Todos los maestros al corredor del segundo piso de inmediato"
Entre la multitud de alumnos que pasaban por ahí mi mirada se encontró con la de mi hermano e inmediatamente supe que algo andaba mal. Me acerque a los chicos y nos encaminamos al segundo piso, digamos que no solíamos acatar muy bien las ordenes.
Durante el trayecto me contaron todo lo que habían descubierto, desde la manera en la que todos fueron petrificados, hasta la suposición de que Myrtle es la niña que murió hace 50 años. La verdad es que todo sonaba bastante lógico si se planteaba de esa manera, además que para este punto ya nada podría sorprendernos.
Al llegar nos escondimos tras unos pilares, pudimos ve como la profesora McGonagall llegaba seguida de todos los demás maestros, se detuvieron frente a la pared tapando así toda vista que pudiéramos tener sobre el nuevo mensaje.
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C H A N G E S | Draco Malfoy
Fanfiction¿Qué decir de los hermanos Potter?, los niños que vivieron. Harry y su hermana melliza Stella Potter llevaban una vida simple pero mala a su parecer. Todo esto se ve afectado el día que ambos reciben una carta que sin saberlo, les cambiaria la vida...