Parte 48

4 2 0
                                    


-Lo encontraremos. Al menos ya hemos avanzado bastante encontrando a Elmer -dije mientras me dejaba abrazar y se me caían un par de lágrimas- No se puede solucionar todo a la vez siempre cariño.

-Es algo más complicado cariño. Encontramos una especie de señales que nos conducen directamente a la mano de Casandra -dijo más serio aún si cabe- Creemos que lo tiene ella. A Elmer lo hemos encontrado en un estado catastrófico y tardará en volver a ser el chico que era en su día, pero si llegamos a encontrar a Ángelus...Puede que haya cambiado de bando para siempre.

- No es como Luna. Él no puede ser como ella Claus -dije empezando a sentirme enfadada- Volverá y será el chico tan dulce y cariñoso.

-Haremos todo lo posible sobrina -dijo Ezequiel intentando suavizar el ambiente cargado de tensión- Ahora tenemos a Elmer que nos necesita, al igual que David. Y no dejaremos de buscar a Ángelus mientras tanto.

-Una vez más tienes razón Ezequiel, pero de momento no me voy a encargar yo de David -dije ante el asombro de Claus- Es demasiado para mí Claus. Ya tu tío te lo contará cuando quiera o pueda. Voy con Elmer, para estar a su lado cuando despierte.

Cuando Dante me dio permiso para entrar en la habitación donde habían colocado a Elmer, me senté al lado de su cama. Había entrado en lo que parecía un sueño profundo del que le costaba despertarse. Me quedé a su lado todo el tiempo, excepto cuando tenia que alimentarme o ir al baño. Claus pasaba de vez en cuando para hacerme compañía y asegurarse de que estuviese bien y, ya de paso, pasaba por la habitación de su hermano para ver como le iba con Moritz. Seguía sin fiarse ni un pelo de nadie que no fuese Dante o Ezequiel. Una de las noches, me quedé profundamente dormida y soñé de nuevo con el padre de Claus, el mismo sueño de hacía tanto tiempo. Me desperté cuando noté que me cogían de la mano.

-Mamá...tranquila...solo era un sueño -dijo Elmer abriendo sus ojos por fin- Todo estará bien.

-Mi niño, ¡has despertado! -dije eufórica de la alegría a pesar de la pesadilla- Voy a avisar a tío Dante.

Al cabo de un tiempo apareció Dante que, al ver a mi hijo despierto, se le dibujo una gran sonrisa en su cara. Le tomó la tensión, temperatura... lo reconoció totalmente. Todo parecía correcto, pero Dante quería asegurarse de la totalidad de su bienestar, le pidió a Evelyn y a Tom que lo examinasen mentalmente por si Casandra le hubiese herido o algo por el estilo. A todo esto, se le sumaba la inminente llegada de un clan vampírico que nos pidió auxilio. Volví a nuestra habitación para ducharme y relajarme un poco antes de volver al lado de Elmer. Cuando salí del baño con la toalla envuelta sobre mi cuerpo, vi a Claus sentado en nuestra cama mirándome con ojos de cordero degollado y me hizo señas para que me sentase a su lado.

-No ha pasado nada, ¿verdad? -pregunté mientras él negaba con la cabeza para mi tranquilidad- Entonces, ¿esa cara a qué viene?

-Mi tío me contó lo que pasó con David. El beso que te dio cuando lo hipnotizaste -dijo tranquilo sorprendiéndome de su naturalidad- He pensado mucho y tengo una posible solución para poder recuperar a Ángelus, aunque me duela en el alma.

-¿Qué solución Claus? -dije sin pestañear- Sabes que entre David y yo ya no hay nada y que lo del beso fue...

-Sé que fue él, no te preocupes por eso -dijo mientras me acariciaba mi mejilla- Mi idea es que sigas hipnotizando a mi hermano y llegar hasta el final, hasta las últimas consecuencias.

-- ¿Me estás pidiendo de verdad que me acueste con David de nuevo? -pregunté sin saber muy bien como sentirme- No me lo puedo creer...

-Amor mío si viese otra solución, créeme que no te lo pediría, pero hay que encontrar a Ángelus lo antes posible -dijo Claus besando dulcemente mi cabeza repetidas veces- Y no me negarás que sigues sintiendo algo por mi hermano a pesar de que me amas a mí.

-Aunque duela admitirlo, no te lo negaré -dije mientras sentía sus brazos alrededor de mi cuerpo y hundía mi cara en su torso- Aunque te ame a ti, a David siempre le tendré ese cariño especial. Por mi hijo haré lo que sea necesario.

Decidimos no decirle al resto nada de nuestro plan hasta que no encontrásemos a Ángelus, aunque con Tom pronto dejaría de ser nuestro secreto. Él leyó nuestras mentes y nos dijo que nos apoyaba en todo lo que hiciese falta. El día en el que dijimos que pasaría, yo estaba nerviosa y Claus se dio cuenta ya que me dijo en un susurro que todo saldría bien, que me imaginase que era él en vez de David ya que eran clavados. Eso me puso más nerviosa aún y Tom me trajo una tila recién echa de su querida hermana Evelyn. También me preocupaba el haber soñado con el padre de Claus y tener que unirme a David para ver si recordaba alguna información que nos sirviese de ayuda para encontrar a nuestro hijo. Antes de entrar en su habitación, quise hablar con Tom por lo del sueño, entre otras cosas que ya había leído en mi mente. Claus se quedó extrañado, pero Tom le tranquilizó al decirle que eran cosas triviales, sin importancia.

-Alice toma esto para no tener descendencia -me susurró poniendo en mi mano una pastilla pequeña- Y que soñases con mi tío, tranquila que no podrá hacerte ya más daño. Nos encargamos de ello a propósito para que no volviera.

Se lo agradecí de todo corazón, me tranquilizaron bastante sus palabras, lo suficiente como para entrar en esa habitación después de darle un abrazo a él y un beso a Claus. Cuando entré, aproveché que David permanecía dormido para ir al pequeño baño que había y tomarme la pastilla que me había dado segundos antes Tom. Respiré hondo y me puse un poco del perfume que me había recomendado Claus para relajarme y dejarme llevar lo máximo posible. Al oler el dicho perfume me reí amargamente, era el que le encantaba tanto a Gabriel como a Ángelus.

-Alice, ¿eres tú? -preguntó David desde su cama y salí para que viera que era yo- Vas más elegante que de costumbre, ¿Qué se celebra?

-No, no celebramos nada...de momento -dije intentando sonar lo más tranquila posible y acercándome a él- Con lo de Ángelus que todavía no ha aparecido...

-Tranquila que tarde o temprano aparecerá -dijo David mientras me abrazaba por la cintura y me estremecí- No muerdo Alice, lo sabes.

-Lo sé David, pero no dejo de pensar en ese beso -dije alejándome un poco yendo hacia una ventana que daba a un patio trasero del castillo- Creo que estoy echa un lío y eso no puede ser, he de estar segura de lo que elijo por mi bien y por el de nuestra familia.

-Alice no pasa nada por estar liado en un momento de tu vida -dijo levantándose de su cama y abrazándome por detrás- Claus sabe que eres la reina perfecta y la suerte que tiene de poder estar a tu lado.

-Pero yo te quiero también a ti y tú a mí -dije mientras movía mi cabeza hacia atrás para apoyarla en su hombro y aproveché pare decirle en un susurro- me lo dijiste la última vez que todavía me amabas y que darías todo por tenerme una vez más...

-Daría mi vida por eso y por recuperar a nuestro hijo -dijo sin apartarse cuando le empecé a dar besos en el cuello- Alice no sé si será lo correcto, pero...

No acabó la frase porque me besó. Me sentía tan rara besando a David, pero a la vez tan a gusto y cómoda. Al final acabamos como estaba planeado. Pensé en Claus mientras nos estábamos uniendo, pero me costó bastante ya que algo en David había cambiado, su aroma y cuerpo eran el mismo que el de Claus, pero la forma de poseerme ya no era la misma, se había vuelto más salvaje. Era algo que tenía que decirle a Claus de la manera más suave posible, ya que me había causado pequeños golpes por todo el cuerpo, pero si el sacrificio daba como resultado encontrar a mi querido Ángelus no me importaba ese precio. Aproveché que se quedó dormido para ir al baño a asearme un poco y a arreglarme el pelo. Cuando acabé, ya se había despertado y se estaba vistiendo.

-Me he acordado de donde podría estar nuestro hijo mientras estaba durmiendo -dijo sorprendiéndome- Creo que está en una cueva cerca de los Alpes franceses.

-Gracias David -dije dándole un beso y dirigiéndome a la puerta- No sabes lo agradecida que estoy...por todo.

-Gracias a ti por recordar los viejos tiempos, aunque haya sido solo por hoy -dijo en tono melancólico- Ojalá nuestro hijo esté bien.

Príncipe OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora