Parte 34

4 2 0
                                    


Mientras me sentaba en la silla de la cocina para evitar caerme al suelo del mareo que tenía, David colgó a Dante y limpió el estropicio que había causado yo. Cuando acabó se dio cuenta de que me había cortado con los cristales y me curó el corte. Me acompañó a la cama para que me tumbase y estuviese tranquila. De cada vez me sentía más mareada y empecé a sentirme muy mojada. Llamé a David, así como pude. Pensaba que llamaría a Dante de nuevo, pero no fue eso lo que hizo. Me cogió en brazos y me llevó hacia la enfermería mientras no paraba de decirme que estuviese tranquila. Cuando me puso delicadamente en una de las camas, estando al borde del desmayo, vi la razón por la que me sentía mojada en la camisa de David. Era sangre.

-David aliméntala por favor –dijo Dante mientras me inspeccionaba- Mientras le iré haciendo un chequeo para saber qué pasa. ¿Cómo te sientes Alice?

-Muy mareada...y...mojada-dije intentando mantenerme consciente y bebía de la muñeca de David- Ese sueño...

-Bebe Alice- dijo Dante serio- Necesitas la sangre. Y mientras tanto, cuéntame qué ha pasado David y el sueño del que habla.

Mientras me alimentaba David se lo contó todo. Se quedó sorprendido con el sueño ya que se encargaron de Marcus de manera que ni siquiera con magia negra podrían hacerlo regresar.

-Alice te haremos un par de pruebas para confirmar con certeza a qué es debido tu sangrado –dijo Dante con voz serena- No quiero decirte una cosa y asustarte para que luego me equivoque.

-Hazme las pruebas que quieras, pero no tengo duda de lo que significa. dije sintiéndome un poco mejor- Ese sueño ha sido tan real que dudo mucho que fuera un sueño...

-Shh...Alice no pienses en eso-dijo David intentando sonar tranquilo- Hay que esperar a lo que digan las pruebas. Descansa.

Se fueron para que pudiese descansar, pero antes David me dijo que no me preocupase de Claus, que lo alimentaría él por mí. Me quedé dormida y de nuevo soñé con ese desgraciado, pero esta vez le salió mal. Gabriel apareció y lo alejó de mí. Me dijo que cuidase de su padre y que nos quería. Cuando me desperté estaba Zeta a mi lado mirándome fijamente.

- ¿Qué haces aquí Zeta? -dije extrañada- No me malinterpretes, pero es que me resulta raro que seas precisamente tú.

-Me ha pedido Dante que te haga compañía mientras mira las pruebas que te hizo y mientras el jefe empieza a despertarse –dijo Zeta con media sonrisa en su cara-En el fondo me caes muy bien Alice y lo sabes.

- ¿Mientras el jefe empieza a despertarse? ¿Te refieres a Claus? –dije mientras él asentía con la cabeza y de mis ojos caían las lágrimas- Ha funcionado.

-Ya veo que te ha dado la buena noticia –dijo Dante que apareció al cabo de un tiempo- Antes de que preguntes, está bien. A David le cuesta mantenerlo tumbado en la cama. No le hemos dicho nada todavía de lo tuyo.

-Menos mal que funcionó –dije sonriendo- Imagino que ya tendrás los resultados de lo mío.

-Sí y no nos equivocábamos. Ese sueño fue como si hubiese pasado de verdad Alice –dijo Dante seriamente- Inexplicablemente ha vuelto a hacerte daño en sueños y ahí sí que no te podemos proteger.

-He soñado con lo mismo de nuevo y Gabriel me ha salvado –dije tranquila- Ha sido raro, pero me he quedado más tranquila.

-Ese es mi sobrino –dijo Zeta orgulloso y a la vez entristecido- Tenemos a un buen guardián con ese chico.

-Me alegra saberlo. Me quedo más tranquilo –dijo Dante- Aun así, es mejor que estés aquí sin moverte, aunque te cueste.

- ¿Cuándo podré ver a Claus? –dije mientras me rascaba la nariz- Me gustaría verle.

Príncipe OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora