Príncipe Oscuro

Parte 53

-Cuando murió su anterior pareja querida. Desde entonces no había vuelto -dijo su abuelo con un tono lúgubre- Enhorabuena por el pequeño y gracias por hacerme bisabuelo por fin. Ya era hora muchacho.

-Realmente abuelo éste será tu sexto nieto -dijo Claus entristecido y antes de que su abuelo contestase- El mayor, nuestro querido Gabriel, murió, luego una de las niñas técnicamente fue tu hija-nieta, acabó convertida en estatua, y luego está Luz, Elmer y Ángelus, éste último es de David, pero lo quiero como si fuese mío. El que viene de camino también es mío, pero...

-Técnicamente es de Casandra, aunque esté en mi cuerpo. Claus, mi amor, lo puedes decir tranquilamente. Todo está bien -dije mientras veía a su abuelo pensativo- Como ve Remulus, nuestra existencia no ha sido lo que se suele decir fácil.

-Ya sería raro, mi hijo dando por culo para variar -dijo sorprendiéndome ese vocabulario- Perdón niña, pero de ese engendro te puedes esperar lo peor.

-David y yo lo atrapamos y bueno, ya te imaginarás cómo acabó -dijo Claus con una mirada llena de ira y de rencor- Fue...

-Ya está mi querido nieto. Ya pasó. Me tenéis que contar todas las novedades. Incluido lo de David -dijo él bostezando- Ahora os toca descansar y a mí también. Buenas noches y ha sido un placer conocerte querida Alice.

-Lo mismo digo Remulus -dije y cuando desapareció del cuadro me giré hacia Claus que ya estaba preparando la cama donde íbamos a dormir- Ya te vale haber tardado tanto en venir a ver a u abuelo.

-No tenía muchas ganas de venir solo. La última vez que vine fue cuando pasó lo de Margaret -dijo entristecido- No quería dejarte sola a ti ni a nadie para ir a casa de mi abuelo.

-Te entiendo cariño. ¿Sabes qué? Ahora podremos venir más a menudo y podemos traer a nuestros hijos para que conozcan a su bisabuelo Remulus -dije intentando animarle y lo conseguí- Además parece una casa tranquila y segura. Estaremos a salvo aquí las veces que vengamos.

-Harás feliz a mi abuelo, pero mejor cuando haya nacido nuestro hijo mi pequeña Alice -dijo mientras me acariciaba la incipiente barriga- Por eso te he traído, aquí Casandra no puede cogeros. Esta casa está sellada por mi propio abuelo contra todo tipo de mal, incluido ella. Ahora que le hemos quitado fuerza, poder y lo que más ansiaba, el hijo de un antiguo mezclado con su sangre, la hace el triple de peligrosa y malvada.

-Anda abrázame por favor y no me sueltes para dormir tranquila -dije mientras él me obedecía sin remugar- Sé que estaremos a salvo contigo Claus. Lo sé.

-Tranquila, no te has de preocupar por nada mientras yo esté a tu lado princesa de mi corazón- dijo mientras empezaba a tararear una nana y me quedaba dormida- Nunca más me iré de tu lado.

Dormí todo lo que quedaba de noche del tirón. Cuando me desperté, tanteé con la palma de mi mano el lado del colchón donde se encontraba Claus, pero no estaba. Me levanté y fui directamente al retrato de Remulus, que dormía plácidamente hasta que se percató de que lo estaba observando.

-Mi nieto ha ido a buscar algo para que desayunes querida. Ha ido a buscar torrijas creo. Mientras viene, que tardará bastante, ¿me podrías contar vuestra historia y lo de mi nieto David? Sigo sin entender nada la verdad -dijo y yo asentí con la cabeza empezando a contarle todo desde el principio, él de vez en cuando soltaba algún taco y maldecía- Vaya, os ha pasado las de Caín y seguís juntos a pesar de todo. Eso si que es amor verdadero y lo demás son chorradas.

-A pesar de haber sido débiles a veces, y más David y yo...-dije entristecida por los recuerdos- Pero eso queda en el pasado.

-Y tan en el pasado -dijo Claus sorprendiéndome, saliendo del retrato de su abuelo- Lo siento por si te he asustado, ha sido mi abuelo que me ha enseñado este truco. Y si abuelo, ha sido muy difícil, pero el amor que sentimos ha podido y podrá con todo.