Todo lo que una memoria necesita para nacer es un momento específico en la vida de uno. Puede ser el olor a hospital donde nació tu primer hijo; la brisa que te acompañó cuando aprendiste a andar en bicicleta o, también, la canción que sonaba cuando conociste al amor de tu vida. Aquellos fragmentos son los que te moldean cuando vas por la vida, buenos o malos, forman parte de tu pasado. Pero aquí una pregunta: cuando las memorias se olvidan, ¿a dónde van?
Bueno, mi querido viajero: al museo de las memorias, por supuesto.
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Museo de las memorias
Short StoryUna mujer es contratada para ser la archivista de un museo peculiar.