capitulo: 22 Final

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Este es el último capítulo es que sigue es el epílogo espero que les allá gustado tanto como a mí

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MI ÁNGEL GUARDIÁN: CAPÍTULO: 22

La eternidad a tu lado

Kagome, aun sin poder creérselo cerró sus ojos y volvió a abrirlos, cerciorándose de que lo que veía era la realidad y no algo salido de su imaginación, Sesshomaru había despertado, estaba de nuevo con ella, sintiendo como la alegría regresaba a su vida se lanzó a los brazos de su amado, siendo recibida por él, quien la estrechó contra su pecho.

-Yo...me preocupe mucho...tú no despertabas y...- Kagome fue silenciada por Sesshomaru quien poso su dedo índice sobre sus labios.

-No me rendí antes, cuando no conocía el amor o el sentimiento de tener una familia, y definitivamente no me rendiré ahora cuando tengo tantas cosas porque dijo el peliplata a su mujer. Irasue quien iba entrando a la habitación, al ver a su hijo despierto sintió como la paz volvía a su ser, él estaba bien; se apresuró a llegar a la cama y se acomodó a su lado pasando un brazo por sus hombros y acomodando su cabeza en su hombro izquierdo, acto seguido Sesshomaru hizo una mueca de falso enojo.

-Basta las dos-dijo fingiéndose ofendido.-arruinarán mi reputación de Taiyoukai frio y despiadado.-Irasue ante esto solo soltó una pequeña risita.-es el colmo-prosiguió Sesshomaru-lo único que falta es que venga Jaken y...-ni siquiera alcanzó a finalizar lo que iba a decir cuando, como si lo hubiese llamado, el pequeño youkai verde apareció con grandes lagrimones en sus ojos.

-¡Sesshomaru-sama! ¡Qué alegría, ha despertado!-decía su sirviente mientras se disponía también a abrazarse a su amo, mas este le dio una mirada de advertencia que lo hizo detenerse porque, aunque recién hubiese despertado sabía que su amo no había cambiado, al menos no para recibir sus muestras de afecto. En cuestión de minutos, todos en el castillo estaban enterados de que su Señor había despertado, de ahí en más todo fue tranquilo en las tierras del Oeste. Una semana después de que Sesshomaru despertara, Sango, Miroku e Inuyasha se fueron para la aldea de la anciana Kaede, donde habían decidido que se quedarían; aun así Inuyasha iba debes en cuando a las tierras de Sesshomaru a visitar a Kagome y a su hermano.

6 meses después:

Kagome se encontraba paseando por los jardines del castillo con Sesshomaru, ya estaba en su último mes de embarazo. Irasue, Sango, Miroku e Inuyasha habían ido a quedarse al palacio para estar presentes en el nacimiento. De repente, Kagome se detuvo de manera abrupta llevando una mano a su vientre.

-Sesshomaru, es la hora-dijo la azabache entre dientes al sentir que una contracción más fuerte la asaltaba. El youkai al escuchar las palabras de su mujer abrió más sus ojos en sorpresa, esas palabras llevaban deseando oírlas desde que le habían dado la noticia de que sería padre y ahora que se las había dicho no sabía qué hacer; la tomó en volandas y se internó en el castillo rumbo a su habitación mientras le dio la orden a una de las sirvientas que preparara lo necesario y avisara a su madre de que Kagome había entrado en trabajo de parto; la sirvienta enseguida hizo lo que se le indicaba mientras el entraba en la habitación, depositó con cuidado a Kagome en la cama. La miro una vez más, un mechón rebelde de su cabello azabache estaba pegado a su frente, la acaricio y acomodó el mechón de cabello en su lugar, sus ojos no mostraban nada de el dolor que él estaba seguro, ella sentía en estos momentos, mas cuando ella cerró sus ojos él se apresuró a tomar su mano a sabiendas de que otra contracción llegaba; en ese instante entraba Irasue, acompañada de la partera y dos youkais más que se quedarían para ayudar en lo que fuese necesario.

-Sesshomaru- escuchó que su madre lo llamaba, él ya sabía lo que iba a decirle "tienes que esperar afuera", cuan horrible le sonaba eso, era su mujer y su cachorro, la preocupación ya hacia acto de presencia en su ser y si a eso le sumamos que él era "un poco impaciente" ya se podría uno imaginar los resultados. Sabiendo que si no salía por las buenas su madre era capaz de arrastrarlo fuera de la habitación, optó por ponerse en pie, le dio un beso en la frente a su mujer, mientras ella hacía un intento de sonrisa y salió de la habitación.

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