capitulo: 11

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MI ÁNGEL GUARDIÁN: CAPÍTULO: 11

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El amor nos puede cambiar

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Sesshomaru Pov:

¡Esto es el colmo! Ese lobo proclamando a Kagome como su mujer, ja eso no sucedería ni en un millón de años porque Kagome está conmigo, la amo y sé que ella también a mí. A cualquiera le parecerá extraño, puesto que soy considerado por todos como un ser frío y solitario que se caracteriza por no confiar en nadie, pero tengo la total certeza de que si hay alguien a quien podría confiarle incluso mi vida, esa es Kagome. Salí de mis pensamientos al ver que ese lobo llamado Koga se acercaba a mí…

-Sesshomaru-sama, lamento este incidente yo…no había "notado" que Kagome es su mujer y pues yo siempre la he saludado de esa forma, admito que al principio era en serio, pero al darme cuenta de que no me correspondería ya solo lo hago por costumbre…- noté que guardo silencio esperando una respuesta de mi parte, vi de reojo a Kagome y noté que sonreía, ella sabía que solo había actuado de esa forma para darle un escarmiento a ese lobo

-No te preocupes, siempre y cuando no se vuelva a repetir- dije dándole a mi voz el mismo tono frío de siempre

-Sesshomaru ¿Puedo pedirte algo?- Me dijo Kagome un tanto nerviosa. ¿Acaso esta mujer no entiende que solo tiene que decirme lo que desea y así se me vaya la vida en ello voy a complacerla?

-Lo que quieras-dije, pude notar expresiones de sorpresa en los rostros de todos los presentes pero qué más da…

-¿Podemos quedarnos unos días en la aldea de la anciana Kaede?- me dijo en tono de suplica

-Nos quedaremos los días que quieras-le respondí

-Bueno, yo me retiro, nos veremos en otra ocasión- dijo el youkai lobo

Todos los amigos de mi mujer se despidieron efusivamente, Kagome le sonrió y lo abrazó, yo simplemente le di un asentimiento. Pensándolo bien llevábamos bastante tiempo a la orilla del pozo, era tiempo de tomar rumbo a la aldea…

-Bien, encaminémonos a la aldea- dije, a lo que todos asintieron. Tomé a Kagome en mis brazos y me disponía a tomar la mochila que ella había traído consigo cuando Inuyasha se me adelanto y dijo:

-¿Qué? ¿Piensas llevar todo tú? Vas a parecer mula de carga- dijo emprendiendo la carrera hacia la aldea, yo le seguí mientras el monje y la exterminadora se montaron en la gata de dos colas para darnos alcance…

Al llegar a la aldea la anciana llamada Kaede salió a recibirnos, claramente se sorprendió de verme ahí, pero cuando vio a Kagome en mis brazos esbozó una sonrisa dando a entender que comprendía

-Pasen adelante-dijo la anciana guiándonos hasta una cabaña. Todos tomamos asiento.

-Es un honor tenerle aquí Lord Sesshomaru- dijo la anciana sonriente. Era extraño pero aún sin haberla tratado antes podía asegurar que era uno de los pocos seres humanos que son sinceros y desinteresados

-El honor es mío anciana Kaede, además deseo agradecerle todo lo que ha hecho por Kagome- así es Kagome me ha contado lo mucho que la anciana le ha ayudado en su estancia aquí

-No es necesario, verá Kagome es como una hija para mí, Sesshomaru-sama, y hago todo lo que puedo por ella- dijo sonriendo de nuevo

-Me alegra saberlo, mi mujer está rodeada de buenas personas- dije mirándolos a todos

Kagome Pov:

Estoy tan feliz, todos se han tomado muy bien lo de mi relación con Sesshomaru, no es que si hubiera sido distinto mi decisión hubiese cambiado, pero me agrada más que lo hayan aceptado.

-Kagome hay algo de lo que debo hablarte- me dijo la anciana Kaede. Entonces Sesshomaru me dio un corto beso y dijo:

-Les dejo para que hablen más cómodamente- así cuando él salió, todos le siguieron

-¿Qué pasa anciana Kaede?- dije preocupada, temía que algo malo hubiese sucedido

-Mi niña no te alarmes no es nada grave. Lo que sucede es que ahora que estás con Lord Sesshomaru, todo ha cambiado para bien, incluso tus poderes han cambiado…

-No entiendo-dije con curiosidad-¿Cómo que…mis poderes cambiaron?

-Verás, tú posees poderes de sacerdotisa, unos magníficos poderes que no se habían visto desde Midoriko, lo único que necesitas es entrenar para saber canalizar mejor tu poder, pero…verás, cuando alguien se empareja por la ley de los youkais, ya sean dos youkais o un youkai y un humano, al marcarse es más que un lazo de matrimonio, también se transmiten algunos poderes de uno a otro…

-Eso quiere decir que…- dije intentando hacerme una idea de lo que la anciana Kaede quería decirme

-Que al marcarte, además de hacerte su mujer, Sesshomaru te transmitió parte de su aura demoníaca, con lo que unido con tu poder espiritual, desarrollarás nuevas habilidades. Así como en el momento en que tú lo marcaste a él le diste parte de tu energía purificadora, ahora ambos comparten sus energías

-Oh…ya veo…

Salimos de la cabaña pero no encontramos ni a Sesshomaru ni los muchachos en la entrada. Fuimos a buscarlos y cual sería nuestra sorpresa cuando vimos a Sango avivando las llamas de una fogata de la que…Sesshomaru acababa de sacar el boomerang de Sango para luego tomar un mazo y comenzar a arreglarlo

-Hola muchachos-dijo la anciana Kaede, mientras yo quería reír por lo increíble de la escena que presenciaba

-Hola anciana Kaede, Kagome- respondieron Sango y Sesshomaru al mismo tiempo sin dejar lo que cada uno hacía

-¿y eso? ¿No sabía que podías forjar o arreglar armas?- le dije a Sesshomaru cuando me recuperé de mi sorpresa, y es que tenía curiosidad porque jamás pensé que él haría algo como eso

-Verás, cuando recién estaba iniciando mi entrenamiento iba muy seguido con el herrero que se encargaba de forjar y arreglar las armas de los soldados de mi padre, el me explicaba todo, desde el material que usaba hasta que habilidades poseía cada una de sus creaciones, y le pedí que me enseñara como hacerlo, así fue como aprendí- dijo con un aire de melancolía como cada vez que hablaba de su familia- Y como Sango debía arreglar su arma, me ofrecí a ayudarle, además es bueno poner en práctica los conocimientos adquiridos- dijo mientras seguía con su labor

Mientras tanto Inuyasha, Shipo y el monje Miroku regresaban de traer agua cuando vieron la escena de Sesshomaru con las mangas de su haori enrolladas hasta los codos, su cabello sujeto en una coleta baja y un mazo en la mano derecha, con el cual se encargaba de arreglar el boomerang de Sango, mientras que esta se encargaba de que el fuego no se apagara, mientras la anciana Kaede y Kagome observaban la escena con un gesto de sorpresa y diversión. El primero en reaccionar fue Inuyasha:

-¿Qué rayos…? ¡Es imposible!- decía con una mueca de incredulidad. El monje Miroku puso una mano en su hombro y le dijo con voz calmada:

-El amor nos puede cambiar, Inuyasha- luego, emprendieron lo que restaba de camino para llegar al grupo.

mi ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora