Agujero Negro

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Poché:

Pero desafortunadamente no fue así, y solamente ví como este siguió avanzando hasta levantarse por el aire, lo seguí con la mirada hasta que fue imposible verlo más.

Con mi frente recargada en aquel frío cristal llena de frustración y desesperación comencé a llorar de nuevo, está vez con sentimientos a flor de piel, mi única esperanza acababa de irse.

Me senté en aquel rincón mirando a la gente pasar, en este punto veía mi vida de forma lejana, era como si un agujero negro me comenzará a abosorber de a poquito de una manera lenta y dolorosa, no podía hacer nada para controlarla y mucho menos para salir de ahí.

No me había dado cuenta que a pesar de ser muy feliz, desde que esa motita en mi vida pasó a ser aún mejor ante cualquier circunstancia que dijera que no podía ser así, pero yo estoy para comprobarlo, mi padre, que si antes sonreía, con la presencia de la niña lo hacia aún más, Valentina ella que había vuelto a ser niña junto con ella siendo la mejor tía.

Pero ahora todo eso parece tan lejano, tan irreal...

Inesperadamente el celular comenzó a sonar dentro del bolsillo de mi pantalón, lo tomé para ver el nombre de mi padre en la pantalla, y vamos de nuevo con aquel maldito agujero negro.

...

Ya de noche me encontraba viendo la película de Juego de Gemelas mi padre abrazándome, Valentina con las crispetas y yo con gran bote de helado y una cuchara.

Poché, creo que lo mejor es que hoy te quedes a dormir en la casa.- dijo mi papi regresando me a ver a lo que asentí sin protestar.

Al terminar la película me levanté y me dirigí al cuarto para ir por mi ropa, no quería irme, quería estar aquí...

Me senté en cunclillas a un lado de la cama para seguir llorando, Vale entró al cuarto minutos después y se agachó a mi lado.

No quiero ir Vale, quiero quedarme aquí...- le susurré suavecito.

Bien, me quedaré contigo, iré a decirle a papá, tu mientras ve a ponerte tu pijama que hoy nos desvelaremos viendo películas.

Sonreí ante la idea de mi hermana y me levanté, tomé cualquier pijama del mueble y me la pusé, Valentina había regresado y me había dicho que iba a salir un segundo a acompañar a papá asentí y le dije a mi papi que no se preocupara que estaría bien.

Salí un momento al balcón a despejarme, miré la luna e involuntariamente sonreí admirandola.

Mami, dile que las amo.- le dije sintiendo cuánto las extrañaba.

El frío de aquella noche era tanto que tuve que meterme casi de inmediato, me metí al baño hice mis necesidades incluyéndome el desmaquillarme, que en sí solo era lavarme la cara porque hoy no había usado ni una gota, me deshice de mi jersey que hoy traía puesto atorándonme un poco con el collar, pero de pronto escuché que teléfono sonar, lo miré con trabajo y en cuanto vi mi nombre en el identificador del celular enloquecí.

Era Calle, era mi novia, mi mami me había escuchado.

Salté intentando sacarme pero estaba siendo imposible, debía contestar sí o sí, saqué mi brazo y presione el verde botón contestando la llamada entrante.

¿Poché?.- preguntaron del otro lado de la línea.

Aló, alo, alo, aquí estoy.- salté de nuevo jalando con mi brazo la manga, ahora entendía la situación mi playera se había atorado y por eso se estaba costando tanto.

¿Dónde estás?, no te veo.

¿Qué?.- me asomé y era una videollamada.

Voy amor, espérame tantito.

Salte por tercera y última vez sacándome de aquella prenda, pero al mismo tiempo que me golpeaba en el codo.

Ay juepucha...- me quedé.

Estás bien, ¿te pasó algo?.- preguntó preocupada Calle.

No, no mi vida, solo me estaba quitando un jersey y me atoré.- tomé el celular enfocando ahora sí mi rostro.

Hay Poché.- su risita me regresó a la vida.

Poché... creo que tenemos que hablar...

Lo sé, lo sé y antes de que digas algo, lo siento, en serio lo siento mucho mi amor.- la interrumpí para después quedarme callada, pensando cómo comenzar.

Poché no digas bobadas la que tiene que disculparse soy yo, no debí haberte dejado así como así, no debí haberme venido sin avisarte, haberte dejado así...

Desnuda y desprotegida...- susurré coqueta.

Poché, es en serio.

Lo sé bebé.

Entiendo tu decisión de haberte quedado allá mi amor, pero te estoy extrañando mucho.

Oh mi vida, esa no fue mi desición, por mi hubiera llegado a México desde el momento en el que me enteré que estabas allá, pero cariño... no hay boletos dentro de dos días.

Ohh cierto.- golpeó su frente.

Mierda, no te veré dos días?.

Así es chiqui.

Ay no bebé, yo te quiero aquí conmigo ya.- en su boca se formó su característico puchero.

Lo sé nena, pero no nos queda más que esperar...

Soy una idiota, debí haberte secuestrado mientras dormías y traerte con nosotras.

Ahhh debiste, si que debiste...

Te amo.

Yo te amo.

No yo te amo.

Ah si? pues yo te amo más.

Ambas nos quedamos en silencio mirándonos, diciéndonos lo que las palabras no podían, hasta que la puerta del cuarto se abrió repentinamente, me sobresalte.

Mierda... no hagas eso...- llevé una mano a mi pecho.

Poché!, con quien hablas, vístete porfavor.

Estaba tan emocionada hablando con mi amor que había olvidado pornerme el resto de mi pijama.

¿Con quién estás?.- me preguntó mi celosa novia alzando una ceja tratando de disimular.

Con Vale querida, hoy se quedará conmigo.

Estás hablando con Calle? déjame verla.- la pulga se aventó sobre la cama donde estaba sentada y me quitó el celular.

Hola cuñada, ¿cómo están?, ¿dónde está la niña?.- me levanté para ponerme una sudadera.

La niña... mi niña... había olvidado el motivo principal de todo esto, mi princesa... cómo había sido posible eso?.

Esta dormida Vale, acá ya es tarde...

21 de febrero 2021.

HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora