Capítulo XVI

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Los dos estaban caminado en el mismo sentido

Y no hablo de la dirección errante de sus pasos

Él la miro y ella contesto con un suspiro

Y el universo conspiro para abrazarlos

Destino o Casualidad, Melendi feat Ha Ash

Las noches en Roma eran algo frías para su gusto, pero no era algo que un buen abrigo no pudiera evitar, pensó abrazándose a su abrigo color caoba que llevaba consigo. Esa noche en particular se había quedado por dos días sola en la gran Roma, su mejor amigo había tenido que viajar hacia Sicilia donde estaba su familia antes de que esta literalmente hubiera ido en su búsqueda y llevárselo a rastras, sonrió para sus adentros al pensar en esa posibilidad.

Con una sonrisa en su rostro salió a las afueras del restaurante, al estar sola no quiso quedarse más tiempo en el hotel, por lo que esa tarde había decidido salir a explorar las calles de la ciudad deteniéndose al anochecer en un restaurante de comida italiana, que debía admitir estuvo exquisita.

Miro hacia el cielo encontrándose la enorme luna blanca iluminando la noche, el viento era fresco y frío pero no importaba, con tal de que llevara su abrigo todo estaría bien. Joseph seguía muy de cerca sus pasos desde que decidió salir hacer el recorrido, muy pocas veces decidía caminar pero en ese momento sabía que Roma valía la pena. Había quedado deslumbrada por la belleza de sus calles la magnificencia de sus edificios, aunque debía admitir que Grecia era igual de hermosa, las personas que por allí transitaban emanaban armonía y paz, incluso algunas hasta disfrutaban de la luz de la luna para demostrar su amor, pensó mirando a un chico arrodillado frente a su pareja con anillo en mano, la chica le salto encima para abrazarlo y literalmente cayeron juntos en el suelo entre risas.

Ver esa escena tan hermosa solo provocó en ella desasosiego, porque una parte de ella, una que cada vez era más difícil hacer a un lado le pedía a gritos que lo buscara, que lo contactara pero su orgullo es tan grande como para ir hacia tras él.

Con la firme convicción de no buscarlo, sacudió su cabeza para alejar esos pensamientos y continuó su camino sin percatarse el auto que venía hacia ella.

-¡Señorita Freya! - Gritó Joseph empujando a un transeúnte para llegar hasta ella y evitar que el auto la golpeara, pero este nunca la golpeo porque se detuvo a tiempo.

Ella impresionada por la situación no pudo hacer más que quedarse mirando hacia el frente del vehículo que estaba a escasos centímetros de sus piernas, de ella. En ese momento cayó en cuenta que casi fue atropellada por ese vehículo, ¿cómo es que no se fijo que este venía hacia ella?, ¿Cómo es que fue tan despistada?

Al darse cuenta de lo que pudo haber pasado fue que comprendió también que Joseph la tenía sostenida por el antebrazo, en ese momento lo miro y él analizó su reacción.

-¿Se encuentra bien? -Ella asintió y él al evidenciar que parecía estar bien, le soltó.

-Vamos a...

-Freya-Al escuchar su nombre no pudo evitar buscar a la persona, encontrándose con él, con sus ojos que con solo verlo provocaron que su corazón se acelerara y su respiración se volviera irregular.

Giorgio estaba frente a ella, él había estado en el vehículo que casi la atropella, pero fue justamente él quien la había salvado.

Ella miro hacia un lado porque no podía seguir soportando su mirada, encontrándose con que muchas personas veían hacia ellos y estaban hablando entre ellas, algo incómoda apretó los labios y decidió que tenía que alejarse de allí. Se giro hacia Joseph y dijo:

Freya MichelakisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora