Capítulo VI

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Si enfureces al diablo

Prepárate para arder entre sus manos

Días después.

Con soltura camino hacia la pista de baile, su hermano la había dejado por ir tras una chica y no lo culpaba, ella solía hacer lo mismo. Cuando llegó al centro de la pista comenzó a mover sus caderas de un lado al otro, se sentía en las nubes disfrutando de la música y del alcohol que recorría sus venas, se había prometido que sería una noche de relajación después de tanto estrés que lo estaba disfrutando al máximo.

De pronto unas manos grandes se ciñeron sobre su cintura, al levantar la vista se trataba de un rubio que, aunque no conocía, se sentía tan bien tenerlo cerca de ella y la verdad, un poco de sexo no le hacía nada mal.

Con una sonrisa juguetona llevo sus manos detrás de su nuca, acercándolo más y sintiendo su calor, pero de pronto algo los separó. Jackson estaba en medio de ellos dos, empujando aquel hombre lejos de ella y gritándole que se alejará, confundida y molesta porque arruinará su noche tomó sus cosas y salió de allí, a lo lejos escuchó los gritos de Jackson pero sin mediar subió a su mercedes y emprendió el camino de regreso al hotel.

Al llegar a su habitación se quitó la ropa, deseando solo recostarse a dormir y descansar de tantos cambios que había tenido su vida últimamente. Con ese pensamiento fue al armario en búsqueda de su camisón de seda azul para dormir, cuando sintió que su puerta era abierta.

-Te recomiendo que salgas inmediatamente de mi habitación - Dijo sin siquiera mirarlo, colocándose el camisón rápidamente.

-Tanto que te he visto, ¿ahora te ocultas? - Pregunto acercándose, anhelando tenerla como tiempo atrás.

Ella se giro y lo miro, inexpresiva haciendo que se detuviera para analizarla.

-Sal de mi habitación Jackson, ya bastante hemos hablado respecto a esto - Lo miro molesta.

-Freya...

-Señorita Michelakis, siempre he sido señorita Michelakis - Le recordó -. Ahora vete de mi habitación y sin hacer ruido, que Rebekah debe estar descansando.

-Yo solo...

-Ve y follate a la mucama, no creas que no sé cómo la observas - Lo acusó recordando cuando casi se la folla hace dos días en el vestíbulo de la habitación -. Que por cierto, si algún día llegas hacerlo, que no sea en mi presencia. Ahora vete - Ordenó, haciéndolo salir de la habitación.

Horas después.

Al salir de la habitación ve todo un grupo reunido y su hermano en el medio, con el ceño fruncido se acerca hacia ellos.

-No quiero que la molestes, déjenla descansar - Ordenó -. Ella despertará cuando sea necesario, así que de momento, los quiero haciendo la menor cantidad de ruido y lejos de mi habitación, ¿quedó claro? - Todos asintieron.

El personal se dispersó y ella miró a su hermano con el ceño fruncido.

-¿La chica de anoche?

Dean la observó y asintió.

-¿Pueden conseguirle algo de ropa? No puede andar con eso que tenía anoche.

-¿Tentación para tus ojos? - Preguntó juguetona pinchándole con un dedo el pecho, él río.

-Algo similar - Ella asintió y prometiéndole cuidarla se despidió, tenía una reunión importante esa mañana.

Freya MichelakisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora