Capítulo IV

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No es bueno subestimar, porque el destino podría sorprenderte

Mejor, vive las experiencias y aprende de ellas

El ascensor tardó unos pocos minutos en llegar al vestíbulo del hotel. Cuando las puertas se abrieron lo primero que vio fue al moreno esperándola junto a la recepción, él estaba mirando su reloj en ese momento, vestido con un traje color negro que le quedaba a la perfección.

Con una sonrisa ella salió del ascensor acercando se hasta él. Sus tacones producían un hermoso golpe seco sobre el piso de madera bien pulido de aquel hotel. Cuando llego hasta su lado, él levantó la vista encontrándose con sus ojos color bosque, brillantes y seductores.

-Pensé que no vendría - Dijo él sin dejar de mirarla.

Ella enarcó una ceja sin dejar de sonreír.

-Creo que solo me he retrasado 10 minutos.

-Soy algo impaciente.

-Tenemos que trabajar en esa paciencia señor Lombardi - Dijo ella mirando por unos segundos sus labios carnosos, luego lo miró a los ojos -. No es bueno ser impaciente cuando se pretende salir con una mujer como yo.

-¿Usted que tipo de mujer es? - Preguntó acercándose un poco a ella.

Freya vio por el reojo como Joseph se puso alerta, listo para atacar.

Ella le puso una mano en el pecho y se acercó más, casi rozando sus labios. Con una sonrisa rozó sus labios.

-Soy el tipo de mujer que tiene una empresa que cuidar y por ende estoy muy ocupada.

-¿Entonces que me aceptes la cena es mucho pedir?

-No necesariamente, solo que debemos ver cómo sale esta noche y si es capaz de trabajar esa paciencia señor Lombardi - Concluyó ella alejándose y dejando un profundo frío en el moreno.

Freya miró a Joseph y como este se mantenía en guardia, luego se percató de los otros dos hombres que se mantenían al margen pero que parecían estar con el moreno.

-Veo que tienes protección - Comentó cuando Giorgio se acercó a ella ofreciéndole su mano para guiarla hacia la salida.

-Usted también - Señaló con la mirada a Joseph. Ella le sonrió.

-Pero no más que tú, lo que me hace pensar ¿a qué se dedica señor Lombardi? -Preguntó al salir por las puertas de cristal, afuera los esperaba un hermoso mercedes descapotable color bronce, reluciente ante la oscuridad de la noche.

Giorgio abrió la puerta del copiloto hacia ella y mientras la ayudaba a subirse, repasó con la mirada ese cuerpo blanquecino cubierto por un vestido de mangas largas ceñido a su cuerpo, de color negro que le llegaba hasta las rodillas y con un diminuto escote en forma de rombo, mostrando esos pequeños pero firmes pechos.

Ella tenía pocas joyas sobre sí, había optado por un enfoque minimalista y elegante, era la reina de una casa de modas sí. Pero en muchas ocasiones prefería no ser tan exagerada con algunos atuendos, por eso había preferido un sencillo vestido color negro que acentuaba su figura y la cubría hasta las rodillas acompañado de sus sandalias de tacón color plata, como accesorios decidió un collar de diamantes discreto y zarcillos a juego, sin tanta extravagancia sentía que estaba perfecta para aquella velada.

Realmente había accedido a esa cena porque ansiaba descubrir las intenciones de Giorgio con ella y tal vez, si no resultaba ser un imbécil como el de la noche anterior podría permitirle ser el cómplice de su orgasmo esa noche, con ese pensamiento en mente subió al vehículo de asientos de cuero negro, no sin antes percatarse del recorrido de los ojos del moreno sobre sus piernas descubiertas.

Freya MichelakisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora