17🌩

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Manila, Philippines.                      

Nos hospedaríamos en un hotel muy lindo, está vez había perdido la oportunidad de dormir con Nayeon, mientras me instalaba en la habitación pensaba en todo el tema de los susurros, la apnea, todo.

Nayeon había hablado con mi mamá sobre el tema, estuve presente pero tenía mi cabeza con tantas cosas que no logré escuchar ni un poco de lo que hablaron.

Una punzada en mi cabeza me hizo quejarme, dolía, miré a mi alrededor pero no había absolutamente nada, fui hasta mi celular, pronto tocaban las próximas píldoras.

Mientras seguía acomodando mis vestuarios la punzada se volvía más constante, me levante del suelo cuándo escuché mi celular sonar, al estar de pie mi vista fallo, me mareé cayendo al suelo.

Tanteé lo que me rodeaba hasta dar con mi celular, llame el número de emergencia, no duro mucho cuándo sentí a mi lado a Kwan.

—Dime qué pasa -pidió.

—Veo y escucho muy mal, siento punzadas en mi cabeza, Kwan duele mucho -me quejé.

Intentaba ver bien, esforzaba mis ojos pero todo era esfuerzo nulo. Sentí cómo cargaron mi cuerpo sacándome de la habitación, divisé el elevador. Tomaba mi cabeza con ambas manos quejándome audiblemente, no interesaba si molestaba a los demás inquilinos del hotel, quería sacar el dolor que sentía.

—Iremos abajo, te llevaré al hospital -dijo Kwan.

Dejé de escuchar y ver por un momento, sentí las puertas del ascensor abrir, una melena castaña fue lo último que divisé antes de comenzar a sentir mi cuerpo convulsionar, perdí la razón.

[...]

Me sentía inmóvil, un peso estaba sobre mí, un pitido constante, sabía dónde estaba sin necesidad de abrir los ojos, me encontraba en el lugar que más odio; el hospital

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Me sentía inmóvil, un peso estaba sobre mí, un pitido constante, sabía dónde estaba sin necesidad de abrir los ojos, me encontraba en el lugar que más odio; el hospital.

—Ella despierta -escuché a Kwan.

Mi mirada se acopló a la habitación, divisé el cuerpo de Kwan junto al de Tzuyu, la taiwanesa tomó mi mano.

—¿Cómo te sientes? -la voz de Tzuyu se escuchaba lejana.

Tomé aire y me incorporé en aquella incomoda cama, recorrí la mirada por la habitación, tenía esperanzas de ver ahí a Nayeon. Mi novia no estaba en la habitación.

Suspiré, pensé la pregunta y seguí.

—Sigo sin escuchar muy bien, ¿creen que podamos irnos ya? -pregunté.

Kwan carcajeó para después negar, masajeo mi cabeza con sumo cuidado para después llamar a vaya saber quién y salir de la habitación, suele ser extraño.

—No dejaron pasar a Nayeon Unnie -dijo la taiwanesa cuando mi mirada se posó en ella.

—¿Cómo tú si pudiste pasar? -pregunté confundida.

—Somos hermanas, ¿no? -bromeó.

Se levantó del sofá y se sentó en el borde de mi cama, busco mi mano apretándola con poca fuerza, Tzuyu es muy poca de palabras así que claro entiendo que es su forma de apoyo.

—Gracias por estar aquí -dije abrazándome a su cintura.

—Siempre estaré para ti.

Al terminar de hablar Tzuyu con las mejillas rosadas se inclinó a mí dejando un beso sobre mi frente.

—Te amo mucho Tzu.

—Yo te amo aún más.

Tzuyu se estaba inclinando de nuevo para dejar un besito en mi, pero antes de lograrlo ocurrió lo peor.
La puerta se abrió de golpe por una coreana que bien conozco, nos miró fijamente y sin decir nada cerró la puerta.

—¡Lo siento! -chilló Tzuyu alejándose de mí.

Bufé molesta, Nayeon había mal pensado todo, su imaginación seguro le estaba dando ideas erróneas de la situación, debía salir del hospital pronto.

—No es tú culpa -hablé- ¿podrías buscar a Kwan?

Todo estaba yendo mal, mi manager hizo lo mejor que pudo para llevarme rápido a mi habitación en el hotel, Tzuyu me acompañaba en todo momento.

Al llegar a mi habitación me di un baño, dentro de unas horas tendría una enfermera cuidando de mí, tenía a Jihyo junto al Satzu cómo compañía.

—¿Creen qué pueda hablar con Nayeon ahora?

—No es momento, se encuentra mal -respondió la líder mirándome con pena.

—Quisiera explicarle lo que ocurrió -murmure cabizbaja.

Sana masajeo mis hombros y me señaló que me recostara en la cama junto a ella, lo hice, Tzuyu me miraba avergonzada.

—Le explicaras todo mañana, hoy debes descansar, el colchón es grande así que dormiremos contigo está noche, ¿te parece? -habló Sana.

—Está bien Sana -respondí.

La puerta se abrió y la pequeña Chae entró por ella, corrió hasta mi abrazándose a mi cuerpo.

—¡Estoy tan feliz de que estes bien! Me preocupe mucho.

—No debías de preocuparte Chaeng, estoy bien -correspondí su abrazo.

Mi cabeza comenzó a doler nuevamente, punzadas constantes en una sola zona, me lo guarde para mí, si Kwan se enteraba de mi estado lo más seguro es que volviera a Seúl y tendría un descanso médico, estaba disfrutando mucho el tour como para volver.

Bebí dos pastillas para el dolor de cabeza, cenamos algo ligero y jugué con el Satzu, alrededor de las 08:30 nos recostamos y abrazada a Jihyo intenté conciliar el sueño, claramente no lográndolo.

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The Tour » im nayeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora