Un año después de que Ben y compañía salvarán a la tierra de la invasión Highbreed, viven sus vidas de la manera más común que les permite el ser plomeros; pero todo cambiará en el momento que una invasión llegué con intenciones no de supervivencia...
Ben despertó entre un largo y desganado suspiro, estando en su cama solo con una camiseta de los sumos golpeadores; quizás era que no había tomado aún las vitaminas que Azmuth había creado, o el simple hecho de tener que vivir una vida "normal" tras salvar al universo. Un año había pasado ya desde que los Plomeros habían evitado la invasión alienigena, y todo había vuelto a su versión más normal posible. Tareas, deberes y horarios, además de estar por cumplir 18 años a quejaban su mente, pero aún así, sin importar qué esto fuera un fuerte problema para el, no podía seguir así, tenía que ponerse de pie e iniciar su día. Se sentí al borde de la cama y miro hacia su escritorio, logrando ver su verde chaqueta en la silla del mismo, solo para luego regresar su mirada hasta su muñeca, en la cual portaba el omnitrix.
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Giro la perilla del omnitrix como cada inicio de mes, diez intentos era su límite autoimpuesto, si bien los aliens estaban en secuencias de diez, Ben sólo giraba la perilla al azar, buscando un holograma en específico, topandose esta vez con un alien nuevo para el, algo que parecía ser una masa saliendo de una caja aunque poca importancia le dio y giro una décima vez, llegando a un holograma similar al de un fantasma.
—Je... ni aunque estuvieran por matarme— dijo para si mismo Ben, parando en seco al llegar al holograma del Ectonurite, solo para intercambiar su camisa por una camiseta negra y ponerse su chaqueta verde, justo antes de tomar su celular y empezar a mensajear con Kai, como era de costumbre todos los días que no se veían, solo para empezar a guardar sus cosas en la mochila y dejar ver que ahora, además de una fotografía de él y Kai a los 13 años, tenía una fotografía de ambos como se veían ahora; Ben lamia el cachete de Kai y ella solo reía en la fotografía. —Bueno... a darle, supongo...— susurro para si mismo Ben, justo antes de tomar una vitamina y como no, tomarla junto con la media taza de café que no se había terminado la noche anterior
Ben, Gwen y Cooper llegaron con rapidez a clases, después de todo tenían a Kevin quien gustoso los llevaba a la escuela por las mañanas ahora que podía contar con el respaldo de Helen, Pierce y los demás jóvenes amalgama. Gwen tenía clases en un extremo distinto del edificio por lo que dejo solos a Ben y a Cooper, justo a tiempo para que llegarán los subnormales de turno, o más bien, los que la vida le había dado a Ben desde que tenía cinco años y medio; Cash y JT.
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