7.- La culpa de Andreas

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—Algún castillo a las afueras de Bellwood.

Una criatura humanoide con aspectos de roedor, más específico un puerco espín, caminaba en dirección a un castillo en medio de campo abierto, apretando el agarre de los bordes de su chaqueta de un oscuro mostaza, o un claro color óxido; caminaba sin zapatos y con nada más que su chaqueta, una camisa y un pantalón corto con un agujero atrás para dejar salir una rosada cola. Sus pupilas se dilataban en aquellas iris amarillentas y su nariz se movía con una creciente curiosidad mientras se acercaba más y más al castillo.

—¡Buenas tardes jóvenes!— grito el roedor humanoide, golpeando con ambos puños cerrados

—¿¡Quien eres y que quieres en territorio anti alienígena, "alienigena"!?— grito un caballero eterno que salio por la puerta con molestia y diciendo de modo despectivo el termino "alienígena"; aquel acto hizo retroceder al roedor

—Buenas tardes, mi nombre es Argit y vengo a ofrecerles una oferta irrechazable ¿Te interesa oírla?

—¿Es información de alienigenas ilegales en cercanía eterna?

—Eh... nou, un seguro.— declaró amable Argit

—¿Un seguro?— pregunto entre una risa burlona —¿Seguro de que?

—Verá, últimamente han caído tres castillos eternos en la cercanía de este mismo castillo, podría asegurar tu castillo o...— Argit llevo sus brazos hacia su espalda y entrelazo sus manos —...aseguraré todos los castillos eternos sí, me dan un puesto en la mesa redonda o como sea que le llam...— pero Argit fue interrumpido por una ruidosa carcajada de parte del caballero

—Largo de aquí antes de que te matemos o te exiliemos de la tierra Ardit— respondió el caballero, solo para que poco después cerrará la puerta entre fuertes carcajadas

—Imbecidiota...— susurro Argit con molestia, mientras metía las manos en sus bolsillos y se alejaba con el castillo a espaldas, castillo que empezó a temblar poco a poco; cada vez se movía más rápido, de manera violenta, crujiendo y poco a poco dejando caer partes del mismo, desde ladrillos hasta torres del mismo. El castillo se derrumbó entre los desesperados gritos de caballeros eternos y el crujir del castillo, como un último grito agonizante de aquella estructura —Ya no parece tan bueno estar en territorio eterno ¿Verdad?

—Sr. Smoothy, centro de Bellwood - Un par de días después.

Ben, Kai, Gwen, Cooper, Lucy y Kevin estaban sentados en las bancas del local de Sr. Smoothy mientras bebían sus smoothies como de costumbre cada fin de semana que tenían libre para ellos como grupo; Ben rodeaba el cuello de Kai con su brazo y bebía del smoothie de Kai, a lo que ella mordía con cariño su brazo para que dejara de hacerlo; Kevin por otro lado rodeaba la cadera de Gwen mientras ella se recargaba en él, y finalmente estaba Cooper, quien más bien estaba recostado levemente sobre Lucy y ella lo abrazaba con un solo brazo, el cual había estirado para rodear un par de veces a Cooper y al mismo tiempo tener su smoothie en la mano.

—Y entonces le dije: ¡Hakuna matata!— exclamó Kevin, a lo que todos empezaron a reír tras el fin de su chiste, solo para seguir con un pequeño silencio que era periódicamente interrumpido por el sorber de sus smoothies

—Así que... ¿Van tres?— pregunto Kai, que miraba atenta a todos

—Sep, no sabemos como son los demás pero al menos tenemos sus nombres...— declaró con un suspiro Ben, mientras cerraba los ojos y miraba hacia el cielo

—Hey, ya salvamos a dos de cinco ¿Vamos muy bien no?— pregunto entonces Cooper, con una sonrisa

—Bueno... Coop tiene un punto...— respondió Gwen con una sonrisa, solo para ser interrumpidos por el sonido de un auto a toda marcha

BEN 10: Supremacía Alienigena La Reimaginación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora