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El rizado despertó al sentir un peso en su espalda, y el movimiento brusco, al abrir los ojos logró ver las mantas, también escuchó la respiración agitada de su novio y un gruñido, quería moverse, pero no podía, sus ojos volvieron a cerrarse y el volvió a quedarse inconsciente.

Después de un tiempo, logró despertar nuevamente, vio a su novio abrochando sus pantalones y con el cabello mojado, asumía que acababa de salir de la ducha, el ojimiel habló al verlo despierto.

- quería esperar a que te despertarás pero ya no podía aguantar más, tenía muchas ganas -dijo el castaño sin importancia, el rizado entendió, su Alfa lo había tomado mientras estaba dormido-

Realmente no veía nada malo en eso, Cuahutémoc era su novio, el podía tocarlo cuando quisiera. Así el tuviera ganas o no, sabía que tenía que cumplirle a su hombre.

- sabes que no hay problema con eso Alfa, soy tuyo -el López sonrió satisfecho con esa respuesta, poco a poco Aristóteles se convertía en el esposo perfecto, ya no tenía voluntad propia, además de que había olvidado esos estupidos sueños que solía tener en la niñez- puedes tomarme cuando quieras.

Y así sin saberlo, le estaba entregando su alma al diablo.

La última oportunidad de escapar, se había ido de sus manos hace mucho.

Pero como había llegado a esto?

Muy fácil, su familia.

Ya que aunque se puede pensar que el único villano es Cuahutémoc, las personas que "aman" a Aristóteles, fueron las primeras en influir en su comportamiento, volviéndolo un ser sumiso, dependiente y con una admiración enfermiza por el Alfa.

El Alfa nunca hubiera podido doblegarlo y usarlo a su antojo, si los Córcega no le hubieran dado las herramientas.

Y así, con un mínimo de esfuerzo y con un lapso de tiempo muy corto, había logrado seducir al Omega, hasta corromperlo por completo.

Volviéndolo irreconocible hasta para si mismo.

Tristemente el Omega, vivía de las migajas de amor de Temo.

Nadie lograba amarlo por completo, porque ni siquiera el lo hacía.

El más alto lo cargó en brazos y lo ayudó a darse una ducha, mientras el se quedaba en la cama, su amado iba a clases y continuaba su vida con normalidad, el Omega quería ir con el, pero no podía las adultas simplemente lo engordaban con mucha comida, duro una semana más sin levantarse, una semana en la que permanecía como si estuviera en estado vegetal, sin moverse, siendo duchado y alimentado por su familia, aguantando los constantes gritos de Audifaz, quien no hacía más que llamarlo flojo y amenazarlo con lo que le haría sino quedaba en cinta, su madre acariciaba su vientre y rezaba todos los días para que ocurriera, pero..¿alguien le había preguntado a el lo que quería?

No, el tenía sueños e ilusiones, dos cosas que perdió desde los cinco años, solo era un niño, ni siquiera tenía la edad suficiente para entender lo que le sucedía!

Y lo más triste de todo, es que el estaba feliz, estaba feliz porque su Alfa lo estaba, estaba feliz de renunciar a las cosas que alguna vez soñó.

La vida de Aristóteles es muy triste, por eso es privada para todos, espero que ustedes puedan guardar su secreto.

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̶M̶a̶l̶a̶ ̶E̶d̶u̶c̶a̶c̶i̶ó̶n̶⚡[RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora