̶M̶a̶l̶a̶ ̶E̶d̶u̶c̶a̶c̶i̶ó̶n̶⚡[RESUBIDA]

17⚡×¹⁸×*

Cuando el Alfa llegó a su casa, enseguida se bajó del auto y cerró la puerta con fuerza, se sentía frustrado, "Aristóteles es estéril" era lo único que se repetía en su cabeza, el Omega jamás podría darle un cachorro, el podía concebir la idea, después de todo eso significaba más tiempo con el Córcega, y aunque su lobo estaba furioso porque el quería llenar a su novio de cachorros, el se encontraba tranquilo, tenía que estar de ése modo, de lo contrario actuaría sin pensar, justamente llegó en la hora de la cena, así que se sentó en la mesa, Susana enseguida le sirvió y le dio una sonrisa, una que por primera vez no pudo corresponder, empezó a comer en silencio, no tenía ganas de entablar una conversación, sin embargo su padre tenía otros planes.

- Audifaz me llamó diciendo que Aristóteles había regresado al edificio, totalmente ido, eso es cierto? -preguntó con curiosidad, Cuahutémoc siguió comiendo-

- lo que pasé entre Aristóteles y yo, no le incumbe a nadie, así que dile que si tiene curiosidad, puede metersela por donde no le da la luz -Axel se atraganto, los pequeños enseguida fueron llevados por la Omega a su cuarto- lo único que me falta es que un Alfa estupido y mantenido, me pida explicaciones -dijo con severidad, sin dejar de ver su plato, mientras se concentraba en la comida, Francisco se enfadó el le había inculcado buenos modales-

- pues si tiene curiosidad, probablemente, es porque a Ari se le cayó una análisis clínico en donde dice que es estéril, así que tu te alejas de ése Omega, el compromiso entre ustedes está roto, y mañana mismo comienza a buscar a una Omega que pueda darte descendencia -dijo como si nada el adulto, a lo que el Lopez enseguida interfirió-

- no voy a hacer eso -dijo con simpleza, ahí fue cuando Susana y Axel supieron que algo malo pasaría en la mesa-

- tu vas a hacer lo que yo te diga, vas a buscar a alguien y la vas a preñar, para seguir con el apellido, después se van a casar y te irás a vivir al extranjero, muy lejos de Aristóteles, nunca más volverás a verlo, es más corriente que cualquier Omega ordinario, ni siquiera sirve para tener hijos, es un inútil -los ojos del Alfa se encendieron en dorado, soltando un grave gruñido, poniéndose de pie enseguida y dando un fuerte puñetazo a la mesa, haciendo brincar a todos y haciendo que las bebidas se vaciaran-

- puede que Aristóteles sea estéril, pero es mío, me pertenece desde los cinco años, y no por nada logré su obediencia perfecta, planeó quedarme con el hasta la muerte, no dejaré que ningún idiota venga y me lo quite, el es mío, así que métete en la cabeza que no voy a dejarlo ir, nunca! -dijo esto con su voz, antes de irse tomó el mantel y lo jalo con todas sus fuerzas, tirando todo al piso, para subir a su habitación y azotar la puerta, Francisco maldijo, su lobo estaba obsesionado con ése Omega, el lo había escogido para toda la vida-

Dia siguiente...

La mañana transcurrió lentamente, el Omega despertó con ambas muñecas vendadas y su cuerpo adolorido, se baño, se cambió y desayuno obligado por su madre, su padre lo veía con desprecio, ni siquiera servía para ser una máquina de bebés, cuando termino, tomo sus casas y caminó hacia la escuela, todos lo observaron realmente se veía mal, estaba pálido, y los moretones eran muy notorios, su mejilla estaba morada por la cachetada de su padre, sin embargo las cadenas ya no estaban en su cuello, por lo cual todos concluían que el Omega estaba sólo, eso y que no veían al Alfa cerca por ningún lado, entonces los chiflidos comenzaron, enseguida unos Alfas lo arrinconaron contra los lockers, sus manos fueron al delicado cuerpo del rizado, quien los empujaba y les decía que lo dejaran en paz.

- ahora ya no le perteneces a nadie, podemos hacer contigo lo que queramos y no podrías negarte, créeme que te estamos haciendo un favor -dijo uno de ellos para empezar a desabrochar su cinturón, inconscientemente Ari soltó un chillido, era un llamado para Cuahutémoc, ellos sólo rieron al saber que nadie llegaría al oír su llamado- nadie vendrá, a nadie le importas -dijo con una sonrisa fiera-