El rizado yacía en la cama, estaba sobrestimulado, su Alfa mordía su cuello, y el sumisamente se dejaba hacer, no podía hablar, solo sentir, sus ideas no conectaban, sus ojos cristalizados y los temblores en su cuerpo demostraron que no estaba bien, estaba ido, el más alto se levantó para tomar una ducha, dejó a su Omega ahí, cuando Amapola escuchó la regadera, entró al cuarto y cubrió su boca al ver las sábanas y el piso lleno de sangre, limpió sus lágrimas, mientras lloraba en silencio y cargó a su pequeño, llevándolo al otro baño, lo depositó en la Tina, la cual empezaba a ser llenada por el agua tibia, enseguida regresó al cuarto para tomar ropa apropiada, tomó la ropa de encaje y el vestido que tenía usar, que tapabatodosu cuerpo, el agua se coloreo de un rojo intenso, ella lavaba bien su cabello y su rostro, callando sus sollozos con su mano, llamaba a su pequeño en susurros, después de varios intentos Ari volvió a la realidad, bajo su mirada al agua roja, su entrada le dolía mucho, hizo una mueca al sentir el terrible dolor, Amapola salió para que el tallara su cuerpo, mordió su labio al sentir el ardor cuando lavó su entrada cuidadosamente, inevitablemente soltó varias lágrimas, cuando termino llamó a su madre para que lo ayudara a levantarse, ella limpió sus lágrimas y lo vio con una sonrisa triste.
- uno aguanta lo que sea por amor, prometeme que ya no harás enojar a tu Alfa -el rizado asintió con los ojos cristalizados-
- mamá yo...
Ella cerró los ojos conteniendo el llanto.
- solo prometelo.
- lo prometo, madre -dijo cabizbajo, mientras se secaba y se ponía sus ropas, la ropa interior lo lastimaba aún más, pero simplemente calló, no quería enfadar más a su Alfa-
Enseguida regresó a su habitación, encontrándose con Cuahutémoc, inmediatamente se arrodilló frente a el, el ojimiel lo miró esperando una disculpa.
- lamento mucho haberte ofendido con mis palabras, no soy digno de tu grandeza, reconozco mis errores y aceptó mi castigo, prefiero la muerte, antes que ofenderte otra vez, tu puedes tomarme cuando quieras, soy suyo, mi cuerpo y mi alma te pertenecen, yo te amo, Alfa -expreso cabizbajo, no se sentía digno de apreciar el bello rostro de su prometido-
- acepto tus disculpas, pero no te perdonaré una vez más, si vuelves a ofenderme, buscaré a otro Omega sin dudarlo -el más bajo enseguida hizo una mueca de terror para abrazar sus piernas-
- Alfa, por favor, no lo hagas, yo te amo -el López gruño, colocándose a su altura, mientras tomaba sus muñecas con fuerza-
- y así es como me lo demuestras, acusandome públicamente de algo que no hice?, tomando pastillas anticonceptivas?, hablando con Alfas a mis espaldas?, así me lo demuestras? -vio sus ojos cristalizados y bufo- contestame!
- ya le llame a la maestra disculpándome por mentir, no tengo pastillas anticonceptivas y tiré todas las que hay en el edificio, no hablo con nadie desde el día que discutimos y prometo que te dejaré tocarme cuando quieras, pero por favor, no me abandones, por favor -suplicó, el castaño asintió y lo atrajo a sus brazos, tendría que mostrar su compromiso, una sonrisa se formó en sus labios-
El Alfa había tenido que retirarse, tenía asuntos importantes que resolver, los Omegas habían sido informados de que había llegado un comunicado parte de Francisco, Aristóteles estaba nervioso, sabía que no era del agrado de su suegro, doña Blanca sostenía en sus manos el trozo de papel, dejando a todos con la intriga.
- Francisco, solicito un Descenso -Ari sintió sus piernas flaquear, enseguida Amapola y Marisol, lo tomaron del brazo, para que no cayera-
El Descenso era una competencia, en la que se ponía a prueba la habilidad de los Omegas, estaba basado en el juego infantil del escondite, solo que esto no tenía nada de inocente, el juego se realizaba en un bosque, con grandes bardas y luces de un campo deportivo, los Omegas eran liberados por corto tiempo, en ese tiempo podían lastimar a la competencia para debilitarlos y dejarlos más indefensos, todo esto con las luces encendidas, después sonaba una alarma que indicaba que tenían que esconderse, pero no era tan fácil, tenían que ponerse en una posición que permitiera el acceso a su entrada, después se liberaban a los Alfas, los cuales estaban en celo, los Omegas tenían que evitar que éstos los anudaran, ya que si esto sucedia, estabas fuera del juego, en otras palabras, Aristóteles tenía que defenderse de los demás y reconocer a su Alfa, para permitirle el acceso.
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̶M̶a̶l̶a̶ ̶E̶d̶u̶c̶a̶c̶i̶ó̶n̶⚡[RESUBIDA]
FanfictionCOMPLETA✔ Solo tenía que cumplir con seis reglas; 1- Obeder a su Alfa. 2- Encargarse de todas las labores domésticas. 3- No permitir que nadie más que su Alfa, lo toque. 4- no contradecir, ni cuestionar las decisiones de su Alfa. 5- Permanecer en s...