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Ambos estaban listos, Aristóteles tenía su nuevo uniforme, un uniforme diseñado para los Omegas que ya pertenecían a un Alfa, más específicamente, a los que estaban próximos a la unión, el conjunto consistía en un vestido victoriano de color negro, tapado hasta lo tobillos, estaba diseñado para facilitar las relaciones sexuales, al igual que la ropa interior, solo se levantaba, y ya, sonaba degradante, y aunque ninguna Omega lo admitía, lo era.

Era simplemente para que pudieras abrir las piernas más rápido, y no hicieras esperar a tu Alfa, o también para que tu Alfa te sujetará las manos, mientras bajaba rápidamente su cierre, para levantar tu vestido y penetrarte, mientras lo único que podrías hacer, sería llorar y pedir clemencia. Ésa era la cruda realidad, éste cruel invento estaba diseñado para las relaciones sexuales, fueran consentidas o no.

A nadie le importaba, si un Alfa violaba a su esposa, para ellos mientras portaras este vestido, prácticamente lo estabas rogando, las leyes estaban escritas por y para Alfas, si eras Omega, solo tenías que abrir las piernas, aguantando el asco a un señor de 50 años, que te marcó cuándo eras niña.

Esto era lo que miles de Omegas aguantaban cada día, y otros cuántos como Aristóteles, lo hacían con la única diferencia, de que amaban a su agresor.

Pero su abuso era el mismo.

Prácticamente el tenía el síndrome de Estocolmo, había sido secuestrado por los engaños y la seducción de Cuahutémoc, había caído demasiado rápido por el.

Ese había sido su único error, enamorarse de la persona incorrecta.

Además, ¿qué tanto se podía defender un niño de 5 años, de una marca?

La marca...

Ese era el problema!

Cuando un Omega era mordido, olvidaba todo, sus sueños, su familia, sus planes, todo..

Y todo eso era remplazado por algo único: su Alfa.

Aquel hombre que lo llenaría de mimos, con el que tendría hijos y lo amaría por siempre.

Eso según las historias que su abuela le contaba, sin embargo, nunca le advirtió que algunas veces, no eran los príncipes, sino los villanos.

×××

El rizado caminaba por la escuela escuchando como todos se callaban al verlo, el uniforme de Cuahutémoc era negro, solo que obviamente está no era una prenda degradante, Ari miraba el suelo, sin decir nada, los demás ni siquiera los miraban, tenían prohibido relacionarse con personas de un nivel más alto que ellos.

Al entrar al salón, se sentaron en el lugar de siempre, una maestra nueva ingresó, la materia que ella daría sería:
Sexualidad responsable.

Cuahutémoc se encontraba aburrido, se sabía todos los métodos anticonceptivos, sólo encontraba esto como una pérdida de tiempo, frunció el ceño al ver cómo Aristóteles se encontraba tan concentrado, ahora lo recordaba, los Omegas no contaban con educación sexual, ya que para estas pláticas, solo dejaban a los Alfas.

- bien chicos, ahora que ya sabemos cómo cuidarnos vamos con un tema igual de importante, el consentimiento, alguien sabe que es? -nadie contestó la pregunta, por lo que la maestra, comenzó a escribir la definición- es cuando una persona acepta o consiente, las relaciones sexuales, esto es muy importante, también hay que saber cuándo no se puede tener relaciones con una persona, porque esta no está capacitada para consentir, a alguien se le ocurre un ejemplo?.

̶M̶a̶l̶a̶ ̶E̶d̶u̶c̶a̶c̶i̶ó̶n̶⚡[RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora