Capítulo 25

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Valery
 

A través de la ventana, observé como Caleb se alejaba en su auto.

¿Qué haré mientras lo espero? Podrías intentar escapar, es la oportunidad que tanto has estado esperando. Me gritó una vocecita dentro de mi cabeza.
Dudosa, mordí mi labio inferior. Era una idea muy tentadora. Lo que se supone que esperaba con ansias que pasara en estos últimos días.

Según lo que he notado, no hay mas de tres hombres vigilando la casa, sería fácil evitarlos y huir en busca de mi libertad. Dos horas, ¿será tiempo suficiente para lograrlo antes de que él regrese?.

Asomé mi cabeza por la ventana, dos de los tres vigilantes que había visto estaban haciendo guardia en la entrada. Seguí mirando, no lograba ubicar al tercero. ¿Dónde se había metido?

—¿Necesita algo señorita? —inquirió una voz masculina detrás de mí haciendo que me sobresalte y lo mire.

—No…, solo me aseguraba de que estuvieran ahí cuidándome —le dije y él me miró un poco desconfiado pero terminó asintiendo.

—No se preocupe, estamos aquí para cuidar de usted tal como el jefe lo ordenó —murmuró. Yo asentí y me alejé de la ventana.

Él seguía ahí de pie junto a la pared como una estatua. Tal vez a la espera de una orden o quizá esa era su forma de vigilarme; ¿acaso lo iba a tener sobre mí todo el tiempo?. Eso no era oportuno y menos ahora que estaba considerando la posibilidad de irme.

—No es necesario que se quede ahí. Tal vez sus compañeros necesiten ayuda ahí afuera para cubrir mas terreno —le dije esperando que se vaya.

—Tengo órdenes claras de no dejarla sola —confesó.

Maldije interiormente; maldito Caleb.
—Bien. Iré arriba —dije de mala gana.
Empecé a caminar hacia la escalera, de reojo lo observé moverse en mi dirección para seguirme. Me detuve en el primer escalón mirándolo.

—Si no le importa quiero ir sola. No es necesario que venga, voy a bañarme y dudo que a su jefe le haga gracia que mire a su chica desnuda.

«Su chica». ¿Enserio dije eso?

En fin, mientras consiga quitarme a este tipo de encima. Tal como esperaba, su rostro empalideció.

—Si, disculpe mi impertinencia, estaré por aquí si necesita algo.

Dio media vuelta y caminó a pasos rápidos alejándose por uno de los pasillos. Vaya hombre que resultó.
Suspiré, supongo que la idea de escapar podría entorpecerse con este tipo siguiendo mis pasos  como un perro.
Retomé mi camino subiendo las escaleras hasta encontrarme con un pasillo. De narices tropecé con una chica que sostenía un jarrón con flores marchitas, seguramente era alguien del servicio.

—¡Auch! —me quejé.

—Disculpe, ¿ la he lastimado?

Negué restándole importancia.

—Hola busco la habitación principal.

—Si claro, usted es la mujer del patrón ¿verdad? —Abrí los ojos con sorpresa sin saber que responderle a eso—. Esta por allá. La habitación del fondo, a la derecha —Me señaló.

Le di las gracias un poco incómoda por como me había llamado y me dirigí a donde me había dicho.
 

***
 


Me he tomado un par de minutos en la ducha disfrutando de un baño de agua tibia y luego me he puesto a recorrer la propiedad. No puedo evitarlo soy muy curiosa, además de eso no quería quedarme en la habitación; la casa es grande y me da un poco de miedo estar sola, sentía que las paredes me querían aplastar. Eso de estar encerrada simplemente no va conmigo.

Enamorándome de la Bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora