Eren

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Habían pasado tres meses desde que el segundo sobre lacrado había sido abierto, Eren había regresado a Angkor y sentía unas pequeñas dosis de paz que lo tranquilizaba. Después de que se revelara el contenido del sobre lacrado, lo primero que se dispuso fue volver a su país, había solicitado que le permitan enterrar a su hermana en la cripta familiar y William en señal de buena fe había aceptado, acompañándolo en el viaje de retorno a sus tierras.

Cuando ingresó a la ciudad, lo había hecho con el garbo de siempre, toda la comitiva vestida de negro en absoluto, había concedido que William se traslade a caballo a su lado derecho y en el izquierdo estaba Nill, quien también estaba lleno de tristeza y conmoción ante los nuevos acontecimientos.

El ataud de la princesa era llevado en un carruaje y la gente de la ciudad arrojó pétalos de flores blancas a su paso, Eren había derramado algunas lágrimas silenciosas en el camino a la cripta para realizar el entierro. William se había mantenido en silencio durante todo el trayecto. Luego de revelar el contenido del sobre las cosas habían cambiado de forma radical e irremediable.

Luego de terminada la ceremonia se dirigieron al castillo de Ankor, solo para dejar al emperador a buen recaudo, el monarca de Lyonesse se aproximó a despedirse.

– Trate de descansar emperador, lo necesita. –le aconsejó, luego de darle de estrechar su mano.

– William, no quiero que tu trato cambie. – dijo con las voz un poco rasposa, no quería llorar en frente de él ni de nadie, debía guardar la compostura.

– Ya cambió ya me tratas sin protocolos – Eren bajo la mirada ante la observación – yo suponía que no podías ser tan perfecto y hasta me da paz saber que no lo eres.

– William por favor no estoy listo para esta conversación –le pidió.

– Yo creo que nunca estaremos listos ninguno de los dos – respondió– pero tenemos que cumplir el mandato de nuestros padres.

– Muchas gracias por todo. – Dijo Eren dando por terminada la charla. Se dirigió a sus aposentos, dio orden de no ser molestado y se encerró ahí de forma indefinida, se tumbó a la cama, y su memoria empezó a repasar los sucesos. Se vio a sí mismo frente a la corte de Lyonesse y a uno de los miembros del consejo que había abierto el sobre lacrado en cera azul redactado por su padre, el anciano aclaró la voz y empezó a leer el texto, Eren sentía latir su corazón desbordado.

"Hijos míos, se que si este sobre ha sido abierto, uno de mis hijos ya no se encuentra en este mundo terrenal, Antía, mi princesa y mi vida ya no está con nosotros y me corresponde revelar cuales son los pasos a seguir.

La unión de las dos naciones debe llevarse a cabo y para que esto suceda, mi hijo mayor, Eren debe contraer nupcias con el príncipe heredero de Lyonesse"

Eren sintió que la presión se le bajaba y tuvo que sostenerse de la silla que estaba a su lado para no perder el equilibrio, toda la sala se llenó de murmullos. William frunció el ceño.

– Silencio – ordenó William – ¿Cómo puede ser esto posible? – le preguntó a Eren que no había levantado la mirada del piso – Continúe – le dijo al anciano miembro de la Cámara de la Flor de Lyz.

"Para tal fin, hago pública la condición de omega de mi hijo mayor, cuestión mantenida en absoluto secreto en fin de salvaguardar la honra, respeto y lealtad de Angkor. Si en caso mi voluntad no se cumpliera, es mi deseo que mi reino y mis tesoros pasen a manos de la monarquía de Lyonesse en fin de salvaguardar la paz y mantener relaciones duraderas.

Así lo he escrito, así será"

Su dama Dina se acercó para ayudarle al emperador a recomponerse, los murmullos se hicieron presentes nuevamente.

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