¿Amor, Cuál Amor?

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Quiéreme así, en voz baja y a media luz

entre susurros y bruma espesa,

sin testigos que juzguen, sin miradas que nos sigan.

Que la música que caliente mi espíritu sea tu corazón

que mi arrullo al dormir sea solo tu voz.


Eren despertó y abrió los ojos lentamente, el día anterior había sido muy intenso, estaba muy cansado. Se levantó miró a todos lados, como reconociendo el lugar donde estaba y volvió a acurrucarse al lado de William sin tener consciencia de que él se encontraba a su lado. El alfa lo miraba arrecostado en la cama, con una sonrisa, no de quien se ha salido con la suya, si no de ver que el omega estaba tan tranquilo sin notar su presencia. William había liberado sus feromonas para brindarle protección y serenidad, estaba satisfecho consigo mismo por haberlo conseguido. Eren dormido era un lindo espectáculo, se le veía respirar de forma pausada y tranquila, no habían expresiones duras en su rostro ni ganas de dar batalla, se veía marcada la línea de su mandíbula aunque estuviera relajada, sus pestañas eran marco perfecto para sus hermosos ojos verdes que estaban ocultos en estos momentos en sus párpados. Ese instante observándolo era muy valioso para él.  Eren para él era una misterio y de aquellos misterios que difícilmente se lograban comprender del todo. Tenía mucha curiosidad, quería saber si él siempre estuvo consciente de que era un omega, si en verdad había renunciado al hecho de tener un alfa para poder gobernar bien su país, quería saber también cómo había sido su vida al lado de Nill. No estaba seguro de preguntar sobre eso, él le entendió a Eren que su relación con Nill era semejante a la de él con Alsir ¿Qué podía opinar el sobre eso? ¿Cómo podría reclamarle por tener algo con un alfa, si ni siquiera se imagina que tendría que casarse con alguien?

Hundió su cabeza en Eren y solo sintió su olor de alfa y el olor de jazmín y naranja del mismo omega y se sintió complacido, hace mucho que no sentía tanta paz, era como estar dentro de una burbuja o sobre una nube.

Después de haberlo esperado una hora en la abadia, media hora solo y media hora con el abad apurándolo, lo vio en la puerta del lugar, su reflejo se proyectaba hacia adentro en una sombra, el momento fue tan espectacular, tan Eren, fue anunciado con las trompetas que siempre marcan su ingreso en eventos importantes, no vestía con la clásica túnica que usan los omegas masculinos, es Eren, jamás será un omega común y eso le agradaba a William, la verdad es que antes de que Eren tomara la decisión contempló la túnica muchas veces, le gustaba la delicadeza de los bordados y lo bonito que brillaba con el reflejo de la luz del sol. El gustaba la túnica pero sentía que no lo representaba, que no era él reflejado en ella, si no sólo la representación de una costumbre más no su persona. La regresó al maniquí y abrió su armario, ahí estaba su uniforme nuevo, blanco con pequeños detalles azules, estaba seguro que era la mejor opción. No se miró mucho al espejo estaba seguro que su uniforme impecable, su capa azul de emperador lo hacía lucir más como él.

Entró a la abadía solo y  William notó de reojo, como todas las personas a las que había acudido la tarde anterior respiraban relajadas, Aroom palmeó su espalda y vio a Eren caminar con paso decidido al altar donde lo esperaba.

Al llegar al altar mayor, Eren se acercó a saludarlo y susurró unas palabras al oído a William "El deber esta antes de lo que el corazón desea", el alfa sólo afirmó con la cabeza.

- Su majestad Imperial Eren de Ankor, su majestad William de Lyonesse, queridos asistentes - empezó el anciano abad - el día de hoy nos reunimos celebrar la unión de dos dinastías legendarias, que marcarán un hito en la historia. - el oficiante aclaró la voz - largos años de guerra han terminado gracias al amor de estos jóvenes.

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