Déjame ir

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Eren descargó toda su rabia con el consejo, no existía cosa que le moleste más que su opinión no sea respetada, el era un emperador, el más grande de todos los tiempos, en su mente no terminaba de procesar que su poder ahora lo compartía con alguien más y que le debía respeto, Eren no entendía de relaciones menos de matrimonios, se supone que nada de esto debía estarle sucediendo. Se dirigió a su oficina cruzando el gran salón y los miembros de la corte le sonreían dándole la bienvenida y augurando que su salud mejore, Eren intentó ser cordial, lo único que quería era comunicarse con Vladimir, le parecía una completa falta de respeto a su hospitalidad el hecho que secuestrara a un omega. Tenía pensado mandar cartas pidiendo las respectivas explicaciones y sobre todo que garanticen el bienestar de Ramsés; Eren sabía de las costumbres rusas y que los secuestros de omegas era cosa común, temía por la integridad de Ramsés aunque lo sabía un omega fuerte, pero se sentía responsable ya que por su matrimonio, era que su primo había viajado y que ahora estaba en peligro. Conocía bien a Vladimir, lo sabía un alfa fuerte y enérgico, era cierto que no tenía un omega destinado, pero su reputación de libertino lo precedía.

Mientras escribía las cartas no podía dejar de pensar en William, sabía que se había dejado llevar por la rabia, pero no estaba acostumbrado a ceder el control, él era el emperador y como tal, tenía que mantener su conducta, si los demás lo veían desautorizado por su alfa se iba a cumplir los temores del consejo de la Flor de Lys y él no podía permitirse algo así. Recordó cuando despertaba cada mañana a su lado y el olor del alfa invadiendo toda la habitación, se había acostumbrado a su piel constantemente caliente, recordó las veces que había despertado y había sentido su respiración a su lado, sacudió la cabeza como si de esa manera pudiera sacar de su mente al alfa, el sonido de la puerta lo sacó del trance.

-¿Puedo pasar? – preguntó Nill girando el pomo de la puerta.

- Si pasa... estoy escribiendo una carta a Vladimir – le dijo Eren sin levantar la vista de su escritorio - ¿tu sabías lo de Ramsés?

- Así es, todo el castillo lo sabía – respondió Nill tomando asiento. Traía puesto un jubón verde, hacía un tiempo que no usaba el uniforme militar, su cabello estaba alborotado y su barba pequeña.

- ¿Y por qué carajos...? – empezó Eren listo para empezar una nueva discusión.

- Eren no soy William para aguantar gritos que no me corresponden – dijo con calma, pero viéndolo a los ojos fijamente – todos necesitábamos a un emperador repuesto, sano, capaz de tomar decisiones claras, no comportándose, así como lo estás haciendo.

- ¿Tú como sabes que yo reaccioné mal? – respondió Eren contrariado, sirviéndose una copa de vino con miel.

- Creo que tus gritos se escucharon hasta Rusia – dijo exagerando – creo que el mismo Vladimir escuchó.

- Nill es que yo no puedo ceder el poder ¿no entiendes que el consejo y todos están pendientes de mis conductas como omega? – Eren intentaba justificarse, y tenía algo de razón, todos temían que la fragilidad de su condición se haga presente y sea William quien tome el poder.

- Yo sé que no es fácil la situación que se te presenta, te conozco y todo esto te frustra. – Le dijo su amigo tomándole la mano - Pero bien podías ir a sus aposentos gritar todo lo que necesites y luego tomar decisiones, pero no Eren va y grita primero y luego está aquí fingiendo que no ocurrió lo que hizo.

- No finjo nada, está bien que William entienda que solo es un consorte, que el del control soy yo – respondió el emperador.

- Y tu entiende que el día que te casaste dejaron de ser dos para convertirse en uno, ¿qué? ¿vas a replicar que no te ha marcado? – lo cuestionó - Que no lo haya hecho dice mucho de él, el medico insistió que te marcara estando dormido porque así había más posibilidades de que te recuperes, pero él prefirió el camino difícil- Eren estaba sorprendido, en realidad otro alfa hubiera aprovechado la situación - Él sabía que lo odiarías si te marcaba sin tu consentimiento. -el omega no salía de su asombro, sabía que William había cuidado de él pero no de esa forma -Mientras tu dormías sedado, él no salía de esa habitación y se dedicó a ti, pero para ti eso no vale nada es un consorte

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