Ave cautiva
Con un canto convertido en lamento
Con alas rotas que ya no vuelan en el firmamento.
Ave cautiva
Con sueños de libertad perdidos
En una jaula de oro con sueños y suspiros.
Anhelante de alzar vuelo sin nada que la detenga.
Ave cautiva
Sorpresa la que tendrás
Cuando te devuelvan la fe y la libertad
Y esto sea algo que no desees más
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Habían pasado más de diez horas, los caballos habían ido todo este tiempo a velocidad máxima, los jinetes habían llevado los pura sangre al límite con tal de que esos carruajes lleguen lo antes posible a su destino. Ramsés estaba enmarrocado y con una capucha negra que le impedía ver a sus captores, solo sentía que iban a toda velocidad, que habían sido varias las veces en que casi sufren un accidente, pero que a pesar de eso sus captores seguido a toda marcha, tenía demasiado miedo, nunca había sentido ese temor que es capaz de helar las entrañas. Aún no se recuperaba de la sustancia con la que habían logrado dormirlo, sus oídos retumbaban, su corazón estaba acelerado, su garganta seca.
Luego de un rato empezó a recobrar la conciencia quiso ver algo pero la oscuridad lo consumía, trataba de hilar sus pensamientos, pensaba en formas de huir pero no tenía ni las fuerzas ni el control suficiente de su cuerpo para hacerlo, nunca de había sentido tan vulnerable en su vida.
Quería rezar pero estaba tan aturdido que no lograba ordenar en su mente las oraciones que sabía de memoria. No supo en qué momento empezó a respirar con algo de dificultad, pero ellos no lo notaron, en eso los oyó hablar.
– Vperedi yeshche dolgiy put'? "Aún falta mucho" – preguntó el alfa con voz claramente impaciente.
– Net, ser "No señor" – respondía un joven omega, Ramsés estaba seguro de que se trataba de un omega como el, por la voz, por el olor.
– My dolzhny dobrat'sya do zamka tol'ko tam, ya budu uveren "Debemos llegar al castillo solo ahí estaré seguro" – insistía el alfa, quien en esos instantes anhelaba poder volar.
– Da ser "Si señor" – respondió el omega. Habló con los jinetes dándoles más indicaciones y Ramsés sintió como él carruaje iba aún más rápido.
Después de unos momentos los reconoció, sabía a quién pertenecía esa voz, gruesa, tosca, casi salvaje. Gimió bajito, en realidad era un llanto ahogado, no estaba preparado para esa situación, aún no entendía como se habían atrevido a hacer algo así, "Debí hacer caso a los guardias, debí quedarme con Dido... ¿Y si habían tomado el castillo aprovechando el caos? ¿Y si habían matado a Eren? ¿Si los estaban llevando prisioneros a todos? Las lágrimas empezaron a rodar por su mejilla y se odio por eso, detestaba sentirse vulnerable y justo en este momento estaba indefenso. "¡Por Dios los rusos!" sintió esa voz en su interior casi dar un grito. Su corazón se aceleró al triple, la impotencia y desesperación querían dominarlo. No entendía que hacía ahí, ni por qué le estaban haciendo eso, "son unas bestias, son unas bestias" pensó.
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Pacto
RandomLuego de la muerte del monarca Friedich I, se debe de cumplir lo pactado con el antiguo rey vecino, después de muchos años de guerra por el control y supremacía de ambos. Eren, ahora es un emperador que se encarga de cuidar su reino y proteger a su...