Jazmín y Naranja

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"Que me bese con los besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino. Tus ungüentos tienen olor agradable, tu nombre es como ungüento purificado; por eso te aman las doncellas. Llévame en pos de ti y corramos juntos. El rey me ha conducido a sus cámaras. Nos regocijaremos y nos alegraremos en ti, exaltaremos tu amor más que el vino. Con razón te aman."

Tomado del Cantar de los cantares, Biblia Reina Valera

La fecha de la boda se iba acercando y la corte de Lyonesse estaba cada vez más lista para ir a visitar a su ahora nuevo país el Imperio de Angkor. Eren había ordenado a los guardias fronterizos ser lo más corteses posibles y mantener informado de cualquier evento a su Capitán General. El consejo había dispuesto también algunas celebraciones públicas a fin de familiarizar al pueblo con el emperador consorte y el Abad había dispuesto que la boda y coronación fuera el mismo día en la catedral de Loulan, uno de los señoríos pertenecientes al Imperio. La verdad es que Eren no había querido detenerse a pensar demasiado sobre cómo sería su boda, ni lo que usaría, ni lo que diría. Aún cerraba los ojos y le parecía ver correr a Antía de un lado a otro eligiendo colores, telas, encajes, joyas; había dado orden que la habitación de la princesa se mantenga intacta, tal como ella la dejó, solo una criada podía entrar una vez a la semana a darle mantenimiento.

Desde los torreones del castillo de Angkor ya se podían divisar los carromatos aproximándose, Eren sabía que la corte Lyonesse era grande, a diferencia de la de Angkor, ellos si preferían los bailes y la opulencia, en cambio a Eren le gustaba mont...

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Desde los torreones del castillo de Angkor ya se podían divisar los carromatos aproximándose, Eren sabía que la corte Lyonesse era grande, a diferencia de la de Angkor, ellos si preferían los bailes y la opulencia, en cambio a Eren le gustaba montar a caballo y comer mermelada de sauco, si el emperador tenía costumbres tan sencillas, su corte solía ser muy semejante. En la torre de control uno de los vigías ya había advertido la presencia de los viajeros que llegaban del este a instalarse en el castillo días previos a las nupcias del Emperador y el Monarca.

Esa mañana en particular, Eren no había salido de su habitación, su nana, fue a verlo preocupada y ante lo que encontró, le pidió "a su niño" que no saliera, Eren protestó varias veces, pero si existía una persona cuyas palabras fueran órdenes para el omega eran las de ella, lo había cuidado desde que tenía uso de razón y ahora trataba de orientarlo frente a los cambios que tendría en su organismo siendo un omega otra vez.

William había optado por viajar en uno de los carromatos con su madre, una especie de carruaje gigante que poseía todas las comodidades, todo Lyonesse lo consideraba una exageración, pero la Reina madre argumentó que era necesario debido a un dolor constante en sus rodillas y "un carruaje pequeño la haría viajar incómoda". A la distancia, el castillo lucía imponente, con varios torreones en los cuales se lograban tener una vista panorámica de toda la ciudad, el clima era bueno y l0s valles lucían muy fértiles. La reina madre y sus damas contemplaban desde las ventanas el cielo azul y Williams estaba sentado algo perdido en sus pensamientos.

"Debí aceptar la propuesta de Eren y que sólo fuera un pacto o un tratado ¿qué haré con Alsir?" Se preguntaba, el joven sirio había sido su omega ya varios años y no había podido desposarlo sabiendo del pacto de Angkor, si otro hubiera sido el caso, si su hermano Andrew estuviera, el estaría libre de responsabilidades y al lado de Alsir. Pero ahora existía Eren, el emperador que resultó siendo omega, la perfección de la realeza siendo monarca, de andar espigado, con garbo, educado, valiente, inteligente, estratega el sueño de cualquier padre monarca. Suspiró aburrido.

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