Larissia

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Larissia empezaba siempre la jornada haciendo un arduo ejercicio tenía un guapo instructor que se dedica a a ella en cuerpo y alma, corría el rumor en todo el país que ellos tenían un romance pero la historia no era del todo cierta. Larissia había empezado a entrenar con Job desde los 15 años cuando muere su primer instructor. Job le endulzaba el. Oído pero nunca se había atrevido a más que eso, un día en los jardines de palacio vio a Dido retosando con el y se dio cuenta de lo terrible que podía ser el corazón de su hermana. Se odio a sí misma por eso, por haber sido ingenua y entregar su corazón. Se alegro que sus sentimientos por el sean secretos y que no era la burla de la corte.

Perfeccionó su técnica, la pelea con varas y su destreza la hizo convertirse en una correinante perfecta. Donde Dido tenía a cargo solo la parte comercial y diplomática. Ella tomaba las decisiones internas, iba a la guerra, lideraba los ejércitos y se mantenía en un estricto control.

Durante sus celos se encerraba en un torreón, donde luego de días era retirada casi inconsciente después de haber soportado el dolor del celo. Cuando Dido le decía que sea normal y que satisfaga sus necesidades como todos, ella decía que si dejaba que alguien la tomara le perderían el respeto que ella no le quiere deber nada a ningún alfa. Toda ella era fuerte de una hermosa piel morena usaba el cabello trenzado y a simple vista era confundida con un ser angelical sin imaginar que podía ser un arma letal.
- Vamos desde el inicio - indicó Job esa mañana que la observaba un poco distraída, ella procedió a realizar la secuencia de golpes sin detenerse. - Que te sucede Larissia, no te concentras.

- Cosas de estado, dale golpea - no, no eran cosas de estado, era un condenado olor que se había metido a su nariz y ahora le molestaba desesperadamente.

- ¿Que tal el entrenamiento? - saludó Dido, caminando envuelta de un vestido de suave seda azul, los ojos de Job se posaron sobre ella y casi desnudó con la mirada. Larissia aprovecho el descuido y con la vara lo tumbo pesadamente al piso.

- ¿Como es posible que tengas estos errores de novato? - dijo la omega y su hermana empezó a reír.

- Acompáñame a tomar desayuno pequeña. - le pidió Dido.
- Dejame darme un baño y vuelvo enseguida.

Y eso hizo, camino rápidamente y llegó a sus habitaciones, donde ya la esperaban sus esclavas.

La ayudaron a darse el baño y a eliminar un poco el estrés contenido con diversas caricias en su cuerpo. Se vistió con una túnica blanca y un bonito collar de safiros.

Caminaba por los pasadizos y su olor se hizo presente.
- Princesa Buenos días - Saludo Aymar
- Hola - dijo rápidamente e intentó alejarse.
- Princesa - le dijo él dándole el alcance - yo quiero ser de utilidad para la corte y se que muchos de esos aspectos se tratan directamente con usted.
- Asi es pero, trato de esas cosas cuando estoy en las oficinas no rumbo al desayuno - respondió ella.
- Justo voy hacia allá permitame.
- No es necesario - le dijo - Aymar, no quiero tener trato con usted.

Ella apresuró el paso y el se quedó viéndola extrañado.
****
Alsir caminaba nervioso por uno de los corredores del palacio, el saber que la reina Enma estaba en el castillo lo tenía con los nervios de punta, se sentía desprotegido y su situación con Nill era lo que más anhelaba proteger... El sabía dentro de sí que Nill era su alfa,  pero era un alfa que no conocía su pasado y que podía repudiar lo de saberlo. Llevaba noches muy largas sin dormir, sus criadas habían notado sus miedos y sus constantes pesadilla.
- El momento de que hablemos ha llegado Alzir - dijo la reina Enma, sentada en uno de los sillones de su alcoba.
- No entiendo por qué desea hablar. Conmigo su majestad.
- Es necesario Alzir, necesito tu ayuda.
- No podré ayudarle
- Claro que podrás, lo que quiero es algo sensillo
- Desde ya le digo que no
- Como lo digo para que no suene grosero? - se quedó ella pensando en sus palabras - Si no. Lo haces te juro que te mataré.
- Morir es algo que me daría paz - Respondió Alsir desafiante y la reina empezó a reír, reía con unas carcajadas que se clavaba como cuchillos en los oídos de Alsir - De qué se ríe, no he dicho nada gracioso, no le ayudaré, prefiero morir antes que ayudarla.
- es que no será fácil, ten por seguro que torturar a tu alfa, le susurraré al. Oído que eras el omega de confort de mi hijo, y luego lo haré picadillo. - Alsir dio un paso atrás lleno de horror - No he estado en el. Poder tantos años por que sea una buena persona Alsir - la reina se le acercó y lo tomó del rostro haciendole sentir sus uñas afiladas. - Me he mantenido como reina madre por que soy una enemiga despiadada y no dudaré ni un segundo en desaparecer a ese alfa estúpido que puso los ojos en ti.

La puerta sonó
- Madre, podemos  pasar? - preguntó William desde afuera.
- Pasen - dijo la reina con una sonrisa. - Hijo mío - abrazó a William con fuerza - Como estas hijito, he vuelto por que te extrañaba demasiado.
. Su alteza - saludo Eren que había salido de sus aposentos a recibir a su ahora suegra.
- Oh mi emperador - Hizo una venia exagerada casi ppstrandose en el piso, Eren la tomó del brazo e intentó ayudarle a ponerse de pie.
- No es necesario mi señora, ahora usted es mi suegra.
- Yo quiero pedirle perdón su magestad - la reina tenía los ojos llorosos - mi orgullo y mi mal juicio me hicieron tomar malas decisiones, pero estando lejos me. Di cuenta que somos una familia. William - se acerca a su hijo- Eres mi único hijito, yo llevo en el alma a tu hermano, pero tu eres mi razón para continuar.
William veía a su madre conmovido, Eren los observaba, pensó en su madre y lo dichoso que era cuando ella estaba viva, ella siempre lo cuidó y junto a su nana fue un niño feiiz.

- Madre yo te amo - le dijo William que la abrazó - pero ya sabes que hay algunas normas que debes respetar...

- Hijo yo he reflexionado, me he dado cuenta que he tratado mal a Eren sin darme el, trabajo de conocernos. - Se acercó a Eren y le tomó la mano - Ahora tu también eres mi hijo, respetaré las normas, haré lo que me pidan pero por favor, no quiero volver a separarme de mi hijo, por favor.
- Tranquila su majestad - dijo Eren con voz neutra - las puertas del castillo de Angkor siempre estarán abiertas para usted.
Y la reina mostró una amplia sonrisa de satisfacción.
- Me da mucho gusto que este repuesto su majestad, la herida que le hicieron fue muy grave.
- Asi es, pero mis fisiologos y William me. Cuidaron muy bien, he sido afortunado.
- y ya recibió noticias de su primo el príncipe Ramsés. - le. Preguntó ella y William palidecio.
- Que pasa con Ramses
- Eren tu no. Puedes alterar te.
- Algo paso CON ramses y no. Me. Dijiste nada.
- Eren no te altere, en tu estado
- Me importa un carajo mi estado.

Abrió la. Puerta y salió como. Alma que lleva el diablo
- Hijo yo pensé que él está a enterado de todo no creí que
- No es tu culpa. Madre. No te preocupes.

Eren caminaba en el palacio con una mirada endemoniada. Los alfas lo observaban de lejos y el. Caminaba furioso por uno de los corredores, su capa volaba con el viento, tenía la mandíbula apretada al igual que los puños y de un empujón abrió la puerta de la cámara del Consejo de la flor de lys.
- Su majestad - le dijeron bajando la cabeza
- Por qué no se me informó de Ramsés
- Señor...
- Por qué! - grito y su voz retumbó en las paredes.
- Por qué así lo decidí yo - dijo William ingresando al lugar detrás de él - Yo fui quien dio orden de que nada debía alterar te hasta que estuvieras repuesto.
- Como has podido atreverte - le reclamó Eren furioso - Nadie absolutamente nadie decide por. Mi.
- Yo tenía que hacerlo estabas grave y...
- Tu no eres nadie para decidir por encima de mi - dijo
Eren y en su voz se notó una chispa de desprecio que caló en lo más profundo de William.
- Si soy - respondió William y su aroma se empezó a sentir terriblemente denso - Soy tu alfa, y como tal, lo que yo diga lo debe cumplir todo mundo incluyéndote a ti.
- A mi no me vas a...
- Callate Eren - dijo William con firmes a - Tu desdén en cada una de tus palabras lo dicen todo, tu eres el. Emperador y por eso crees que vas a humillarme aqui delante de todos, y estas muy equivocado por que solo cumplí. Mi. Deber de protegerte hasta de ti. Mismo.
- William el es mi primo, el único familiar que. Me queda luego de la muerte de antia
- Nada, absolutamente nada le da derecho a humillarme su majestad.
- William yo me desespere.
- Rey William de Lyonesse, trateme así por favor, ya que aquí no soy nadie.

*****
Ramses había decidido salir de sus habitaciones envuelto en uno de los abrigos de piel de oso que Vladimir le había obsequiado, el jardín era impresionante, las flores se habían congelado y lucían brillantes en el. Clima seco de Rusia. Hasta sus suspiros se cristalizaban y el observaba anonadado todo el espectaculo.
No habia visto a Vladimir por varios días, lo habían dejado andar a solas por el palacio y le gustaba en sobremanera todo el. Lujo que desbordaba.
- Príncipe Ramsés - Saludo uno de los guardias que le hizo una venia.
- Ha llegado una Carta para usted.
Ramses palidecio al ver el sello imperial egipcio.
Príncipe Ramsés
Se le informa que su alteza imperial, faraón del alto y bajo Egipto, Seti I, ha muerto. La coronación de su hermana Nefertari, será la próxima semana. Agradecemos su gentileza.

Las manos le temblaban, Vladimir estaba mirando la escena desde uno de los balcones y vio a Ramses volver a paso rápido al castillo.
- Quiero hablar con... - Dijo Ramses al ingresar.
- Conmigo?
- Podrían llevarme a Egipto, es que, no se colo. Ellos sabes que yo estoy aquí.
- Te dije que ellos sabían.
- Pero... Ellos sabían que yo soy...
- Que tu eras el legítimo heredero y aun lo eres.
- Entonces esto...
- Esto es para que salgas de aquí e intenten matarte.

*****

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