—¿Qué te parece, hija?
—Es lindo —sonrió la niña, entrando junto a su mamá al departamento donde ahora vivirían.
Gracias a Millian, Liliana había conseguido un trabajo en una de las oficinas de oficiales, como telefonista, recibiendo las llamadas e informándolas luego.
—Y además, tendrás tu propia habitación, cariño —sonrió la morena, guiando a la niña hasta la cuál sería su recámara.
—¡Me encanta! —chilló corriendo hasta la cama, para tirarse sobre ella y abrazar un enorme oso de felpa de color rosa crema.
Liliana observó a su hija y sonrió. Millian tenía razón, a Kanat iba a gustarle a su sorpresa.
—Ese fue un regalo de tu papá.
—¿Cuándo iremos a visitarlo? —sonrió abrazando al oso—. ¿Vive muy lejos de aquí?
—No, está a dos calles de aquí su departamento, podemos ir a visitarlo por la tarde, cuando termine su turno.
—¿Y podemos prepararle algo rico? —preguntó entusiasmada—. ¡Yo también quiero regalarle algo!
—Claro que sí, Kana —sonrió.
***
Era de noche ya, entrando en la madrugada, y Liliana no podía dormir. Quizás era por estar en su nuevo hogar, nueva cama, habitación, y no dormir con su hija, no lo sabía con exactitud, sólo que estaba con insomnio.
Se encontraba en el balcón, tomando una taza de té, mirando por la ventana hacia la ciudad. Le gustaba Kanat'ma, era un lugar muy bonito, pero de cierto modo... Tenía algo nostálgico para ella la isla.
Sí había aceptado visitarla todo aquel tiempo, durante esos ocho años, desde que había nacido Kanat, era simplemente para que la niña no se alejara de sus raíces y costumbres, no porque ella realmente se sintiera cómoda.
Le era imposible no estar en la isla, y pensar lo que había vivido con Millian, y como había terminado su relación. Millian en su vida había sido muy importante, a tal punto, de casarse.
Y ella había creído que también había sido importante, especial para él. Pero que tonta e ingenua había resultado ser.
Miró el tatuaje en su antebrazo, y leyó aquella palabra, que tanto la había marcado luego de su matrimonio, "Malo'wi". Sí, había sido una inútil para tantas cosas.
Se terminó su taza de té, y volvió a la sala. No se sentía completamente feliz, pero haría lo posible para estarlo, por Kanat.
***
—Hola.
Levantó la cabeza y observó a Millian, sonriendo levemente.
—Hola.
—Me dijeron que en media hora termina tu turno. Quería pasar por ti y Kana, para ir los tres a almorzar ¿Te parece?
Liliana observó la hora en el ordenador, y luego asintió con la cabeza.
—Am, sí, creo que estaría bien, que a Kana le gustaría también.
—¿Cómo te estás adaptando?
—Bien, supongo. Hay muchos nombres de lugares que conozco, o incluso de kanatitas, que me resultan un poco extraños, pero creo que lo estoy haciendo bien.
—Estoy seguro que estás haciendo un gran trabajo —sonrió.
Liliana esbozó una leve sonrisa y volvió su mirada al ordenador, tecleando unas cosas.
—Lili, yo... Creo que sería bueno que nosotros nos llevemos mejor, por nuestra hija. Entiendo que sea muy difícil para ti, después de lo que pasó, pero esta situación, este ambiente tan tenso e incómodo, no es bueno —pronunció bajo.
—Preferiría no tener contacto contigo si no estoy con la niña entonces, Millian —le dijo mirándolo a los ojos—. Nosotros sólo somos los papás de Kanat, nada más. No es necesario que seamos amigos, con que ella vea que nos llevamos bien, es suficiente. Por más que quiera, no puedo fingir que lo que pasó no me afecta, que me siento cómoda, y mucho menos, segura a tu lado ¿Lo entiendes?
La miró afligido, y asintió con la cabeza.
—Lo siento, pasaré por tu casa en un hora en ese caso ¿Te parece bien?
—Perfecto.
—Gracias... —murmuró antes de irse.
No, ella no fingiría que todo estaba bien.
...
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Millian
Historia Corta¡Edición especial de San Valentín! libro corto de la serie Bestias ❤️ Inicio:14 Febrero 2020