Flores

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Sólo faltaban unos días para que comenzara el Kok'ta Kanat'ma, principal motivo por el que Liliana había viajado a la isla, para celebrarlo junto a Corine y su familia.

Pero después de lo que había pasado con Millian, la jovencita no estaba de ánimos para nada.

Y vaya que ya se notaba los efectos de la primavera en la naturaleza de Kanat'ma. Todo árbol, arbusto y planta, por más pequeña que fuera, estaban llenos de pimpollos y flores.

Las aves cantaban todo el día, los animales más pequeños que vivían con ellos ya estaban formando parejas, y hasta el ánimo de los kanatitas había cambiado.

La mayoría lucían más sonrientes, amables, tranquilos, "el amor" podía sentirse en el aire, menos para ella.

—¿El Kok'ta Kanat'ma es una especie de san Valentín? —le preguntó curiosa a Corine, mientras ambas compraban en un almacén.

La doctora sonrió y negó con la cabeza.

—Nop, San Valentín dura solo un día, el Kok'ta dura dos semanas, desde que empieza la primera, hasta que florece el gran árbol de Kanat'ma. Creo que podríamos considerar una especie de San Valentín el último día de la festividad.

—Oh, entiendo —le dijo pensativa.

Luego de comprar los vívires para la semana, ambas regresaron hacia el hogar de Corine, ya que Blaise no había podido acompañarlas, por estar en su horario laboral.

—Lili, iré a llevarle el almuerzo a Blaise ¿Quieres venir con nosotros? —sonrió abrochándole el cinturón del coche a Summy.

—No, ve tranquila, me quedaré un rato en la casa, hasta que regresen.

—De acuerdo, si necesitas algo llámame.

—Está bien —sonrió.

Esperó a que Corine se fuera, tomó su mochila, una botella de agua, y celular, para salir a caminar un rato. No se alejaría mucho, pero iría al río que había conocido hacía unos días atrás.

***

Estaba sacándole fotos a unas aves de plumas de colores brillantes, cuando alguien más que llegaba al río a pescar, la miró sorprendido.

¿Qué estaba haciendo ella ahí? ¿Otra vez lo estaba buscando?

La miró con el ceño fruncido, y se dio cuenta que ella ni sabía que él estaba ahí, sólo estaba sacando fotos.

Luego de un rato, Liliana se sentó bajo uno de los árboles, y sacó unos sándwiches que se había preparado, comiendo mientras miraba las fotos y eliminaba aquellas que no le habían gustado.

Con pasos lentos, y sigiloso como un gran felino, el azabache se acercó a ella, sin que la jovencita pudiera notarlo.

—Oh ¿Tú quieres un poquito de pan? —sonrió cortando un trocito de su sandwich, para darle a una ardilla que se acercó a ella—. Ten, espero no te haga mal.

La siguió con la mirada, sonriendo al ver como trepaba por el tronco, y su sonrisa se borró al encontrarse con la mirada de Millian, que estaba parado junto al árbol.

Ella lo miró aturdida, y luego se apresuró a tomar sus cosas y ponerse de pie, para marcharse de allí.

Él se quedó en el mismo lugar, observando como la morena se iba rápidamente, sin poder borrar la expresión del rostro de ella de su mente.

Y por primera vez en su vida, Millian sintió que había sido una mala persona... Un muy mal hombre.

***

Ya era muy tarde, y Liliana se estaba por ir a dormir, por lo que se acercó a la ventana para cerrarla. Fue entonces, que vio una ramita de flores de colores muy llamativos, nunca antes había visto algo así.

Miró hacia afuera, y no había nadie.

Extrañada, tomó las flores y cerró la ventana, dirigiéndose a la cama, dejando las flores sobre su mesa de noche. Tal vez alguno de los pacientes de Corine se las había dejado.

Era un regalo muy común que los pequeños solían hacerle a la doctora.

...

MillianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora