Mí casa no es tu casa

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—¡¿Sa'Com siu koko secu (por qué hiciste eso)?! —le preguntó molesta—. ¡Tú no me quieres!

Se soltó de su agarre, y antes de poder intentar ir tras el otro muchacho, él la sujetó de la muñeca, serio.

—¡Suéltame!

—Iesu (no) —gruñó.

—¡Qué me sueltes! —exclamó haciendo fuerza hacia atrás.

Millian la miró con el ceño fruncido, y cuando la soltó, ella cayó de espaldas al suelo. Sus ojos se cubrieron de lágrimas, adolorida. Se había golpeado con varias rocas que habían en el suelo.

—¿Siu'ro nan? (Estás bien) —le inquirió preocupado, poniéndose de cuclillas frente a ella.

La jovencita giró su rostro, para no verlo, y se acurrucó dándole la espalda... Olvidando que sólo estaba con su camiseta y una fina tanga.

Millian gruñó bajo, y luego la tomó en brazos, acunándola contra su cuerpo. Ella gimoteó bajito, y se abrazó a él, ocultando su rostro en el pecho de alto azabache.

Era imposible no sentir su aroma en el cuerpo de ella.

***

La quería devolver con los humanos, pero bien que no podía resisrirse a ella, como minuto antes, cuando de camino al pueblo de humanos, la había terminado follando contra un árbol.

Y ese era el principal problema de los machos kanatitas, eran gruñones, tercos, y posesivos. Primero las negaban, pero después no podían dejarlas ir.

Liliana se había dormido en sus brazos, abrazada a él, mientras Millian seguía caminando por el bosque, ya a muy pocos metros de llegar.

Tal vez, aquel último encuentro, había sido una especie de despedida.

Y no se sorprendió para nada de encontrar en el asentamiento de humanos, el aroma de Blaise, después de todo, lo había estado siguiendo.

Ignoró a los oficiales, y se fue directo hasta la casa del rubio, que estaba junto al centro de salud.

Blaise al abrir la puerta, miró sorprendido al azabache, sin comprender que estaba haciendo allí con Liliana.

—Te traje a la humana —pronunció en su idioma.

—¿Por qué? ¿Qué pasó? —le dijo serio.

Ya te lo dije, yo no quiero una hembra.

—¿Es una broma? Si ella huele a ti.

Millian gruñó, luciendo molesto.

Tómala, antes de que otro macho venga por ella.

Blaise frunció el ceño, y cuando estaba por tomar a Liliana, la jovencita se abrazó a Millian, quejándose.

Sólo aléjala de mí —le dijo quitándole los brazos de su cuello.

Fue entonces que Liliana abrió los ojos, viendo que se encontraba en el asentamiento, que Blaise estaba allí... Y qué Millian la quería dejar en la casa de su prima.

Lo miró afligida, apoyando una de sus manos en el pecho de él.

—¿Sa'com nami'to co (porque estamos aquí)?

—Secu te kuhio (está es tu casa) —le dijo Millian.

—Tate... I-It'ta siu'ho'ma (pero... Yo soy tu mujer) —le dijo con lágrimas en los ojos—. Si kuhio, te vet kuhio (tu casa, es mi casa)

—Iesu (no) —le dijo extendiendo sus brazos hacia Blaise, para que la tomara.

—Siu it'koko si ho'ma (me hiciste tu mujer) —sollozó—. ¿Sa'com siu iesu it'coma'at (por qué no me quieres)?

—Sa'com... Siu'to humana malo'wi (porque... eres una humana inútil) —pronunció sin mirarla.

Blaise gruñó molesto al escuchar aquello, y se la quitó de los brazos.

—Tima, si malo'wi (sí, tu inútil)

—Lili ¿Sabes lo qué significa malo'wi? —le preguntó en un tono bajo Blaise.

—N-No ¿No es algo l-lindo como Tisy? —sollozó.

El rubio apretó los dientes y miró furioso a Millian.

—Jaha'lá (largo) —gruñó.

Millian la miró por última vez, como ella estaba llorando, sin poder evitar sentir su aroma a tristeza, y luego se giró para irse. Él no quería una hembra, las hembras hacían débiles a los machos.

Y él era feliz estando solo, viviendo sólo por él, sin nadie que lo quisiera o lo esperara.

...

😢😔

MillianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora