Millian

Lili

Estaba leyendo su libreta de ayuda, ya que Corine y Blaise la habían ayudado mucho con el lenguaje kanatita. Después de todo, ellos solían hablarlo cuando estaban en su hogar.

—Creo que esto era una o y no una a —murmuró pensativa, remarcando la letra, que no entendía muy que había escrito.

—Lili.

Levantó la cabeza al escuchar que alguien la llamaba y buscó extrañada el dueño de aquella voz.

—At siu (para ti)

Se puso de pie y se giró rápidamente al escuchar que estaba detrás de ella, y miró desconcertada a Millian, haciéndose hacia atrás.

—Shisat (espera)

Ella lo miró y luego se apresuró a tomar su cosas. Él se acercó a ella y la tomó de una de sus muñecas, evitando que se fuera, sintiéndola estremecerse.

—Nami'yaja (hablemos) —le pidió en un tono calmo.

Ella negó con la cabeza y miró hacia abajo.

—Lili, it'shanra'ah (lo siento) —pronunció bajo.

Liliana asintió levemente, sin poder mirarlo.

—Siu iesu to malo'wi (tú no eres una inútil), it... It yaja secu sa'com (yo dije eso porque)... It'ta omet ror ho'ma (soy malo con las mujeres) it shanra'ah (lo siento)

Los labios de la jovencita temblaron, y sintió como las primeras lágrimas mojaban sus mejillas. Él la miró con pesar y la abrazó, sin que ella le correspondiera.

—Siu'to nane ho'ma (eres una buena mujer)

La escuchó llorar después de decirle eso, y más culpable se sintió. ¿Por qué lloraba? Si le estaba pidiendo disculpas, y le estaba diciendo que ella era buena. No lo entendía.

La soltó, y ella se agachó para tomar sus cosas, sin mirarlo.

—Lili.

Negó con la cabeza, y se marchó de allí, sintiendo un nudo en la garganta, sin poder hablar.

Al parecer, ya no saldría a pasear tampoco, porque no quería encontrárselo... Y no le había recibido tampoco las flores que a él le habían quedado en las manos.

***

Era una maldita tortura vivir en el bosque en ese momento del año, y más ahora que los kanatitas tenían sexo sin necesidad que fuera el último día del Kok'ta.

En cualquier hora del día, Millian se podía encontrar con alguna pareja, o parejas, teniendo sexo. Y no es que se los encontrara de frente, sino que podía escucharlos.

Y era imposible para él no pensar en Liliana.

Habían pasado dos semanas, desde que ella había estado con él, y a veces cuando se despertaba, la pensaba, o cuando se iba a dormir. Porque después de todo, se sentía bien tenerla junto a su cuerpo, y que ella durmiera abrazada a él.

Y ni hablar si tenía que pensar en el sexo, cada vez que recordaba los pocos momentos que habían tenido juntos, terminaba duro...

Había visto que a ella le gustaba tomarle fotos a las flores, es por qué cuando podía, y no había ningún oficial cerca, o Blaise, le dejaba un ramito en la ventana de ella.

También así, había escuchado que ella se llamaba Liliana. Si bien la jovencita le había dicho su nombre cuando se habían conocido, como él no le había prestado atención, ni lo recordaba.

Pero ella seguía huyendo de él cuando lo veía... ¿Qué tanto mal le había hecho? ¿Cómo remediar eso?

...